Descripción de la Exposición
El signo y la ruptura se manifiestan en la obra última de Miguel Ángel Domínguez como un bien necesario para situar la materia en un espacio dinámico que determina el movimiento y la forma, y donde el instante cromático toma cuerpo, se constituye sobre la experiencia onírica y la imaginación activa, conservando el despertar de los ocres, el hechizo de la arena en el lienzo y el sentido del negro en su fecundidad primaria.
Esta muestra pictórica tan efectiva, tan seductora, trabaja para la misma condición de la imagen, y nos descubre que estos Paisajes de Luna Nueva, son paisajes de un estado del alma que derraman la luz de un sueño para crear un pensamiento que refleja una afirmación espiritual, una razón luminosa que lleva consigo una infinitud.
Aquí, el color se integra en el lienzo como una piel que sostiene la fuerza y la tensión, un desplazamiento emocional que otorga a la imagen misma su afirmación de ser, y la metáfora produce lo real por lo imaginario, así, los colores más fríos nos acercan hasta el lugar donde la huella simboliza el espacio neutral y el fragmento orgánico. También la secuencia de la textura, la apertura del blanco o ese gusto por una óptica reflexiva, son algunos de los factores de agitación que parten del propio proceso de la pintura, sin embargo, el acontecimiento de los matices se entrega a la plasticidad de un territorio que descubre en las zonas extremas un mestizaje compositivo, una intersección espacial reveladora, con múltiples centros de atención como las cruces, la arena, etc.
Fragmento del texto de José Antonio Conde
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España