Unas veces mis cuadros comienzan y terminan con una abstracción. Unas manchas espontáneas con las establezco un diálogo y a con las que -después de mucho trabajo- llego a un acuerdo. El resultado son campos de color, grafismos,... lenguaje informalista que huye de la estructuración preconcebida y racional. Otras veces aparecen sin pensarlo paisajes desconocidos y entonces intervengo (con grafismos, fotos, figuras) hasta configurarlos como esbozos -sin terminar- llevando el abstracto hacia lo figurativo. Siempre hay un espacio para el espectador, para que sea él, quien al mirar la obra complete, descubra, interprete... Es decir, que se comunique de alguna forma con ella. O al menos eso es lo que me gustaría.