Descripción de la Exposición
La Galería de Arte Cristóbal Bejarano inaugura, el viernes 14 de diciembre de 2018, la primera exposición individual en esta galería de la artista Carmen Chofre (Sevilla 1979). Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y Máster en Artes Gráficas y Diseño Gráfico Editorial en la Universidad Politécnica de Valencia. Completa su formación artística con diferentes cursos de paisaje impartidos, entre otros, por el pintor Antonio López o en la residencia artística en la Scuola Internazionale di Grafica di Venezia en Venecia, Italia y en la residencia artística JSS Inma Civita en Civita Castellana, Italia. Actualmente trabaja como profesora de dibujo en la Escuela de Arte de Jerez de la Frontera, Cádiz.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en ciudades como Madrid, Sevilla, Valencia, Córdoba, Granada, Ávila, Jerez de la Frontera, nacionales en Madrid, Sevilla, Málaga, Barcelona, Lérida, Gerona, Valencia, Córdoba, Granada, Cádiz, Huelva, Jaén, Ciudad Real, Segovia, Orense, Toledo, Valladolid, etc. Tiene en su haber diferentes premios artísticos de dibujo y pintura y su obra se encuentra representada en diferentes colecciones públicas y privadas.
En esta exposición, bajo el título de “Paisajes”, nos presenta un conjunto de obras de carácter paisajístico realizadas con óleo sobre diferentes soportes como lienzo, tabla y papel. Paisajes de diferentes lugares que la artista ha visitado y en los que podemos apreciar la extraordinaria sensibilidad y maestría de Carmen Chofre.
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Atravesando la ventana albertiana Los paisajes de Carmen Chofre Por mi tendencia a teorizar, el paisaje siempre me fue indisoluble al concepto de la ventana de Leon Battista Alberti. Éste determinó que el cuadro sería una proyección de lo exterior representado en una ventana. Así la representación fue convertida en un constructo intelectual -abstracto-matemático- que devenía en leyes como la de la perspectiva. Por ello no es de extrañar que todo paisaje en el renacimiento, su época, tienda a una cierta idealización.
Toda esta teoría que siempre me acompañó sufrió una sacudida cuando vi por primera vez los paisajes de Carmen Chofre.
Su sensibilidad a la hora de enfocar el paisaje se me antojó como si aquella ventana albertiana se hubiese abierto de par en par y los olores del campo inundaran la habitación. Sus paisajes no eran un constructo. Eran lo que se ve, se oye, se huele, se siente.
Observar en sus cuadros esas lontananzas de amplios horizontes trasmite el aire fresco que se siente en el alto de una atalaya.
La forma de tratar el color se convierte en temperatura, hace anhelar la sombra del árbol.
Mirar el cuadro, bajar la mirada al suelo y extrañarnos de no proyectar la misma sombra del árbol es algo que solo se puede lograr atravesando esa ventana.
No estamos viendo un paisaje, estamos en el paisaje.
Esta capacidad de recrear la atmósfera del paisaje entronca la pintura de Carmen Chofre con la forma de sentir de un Corot pintando la campiña romana -no en vano nuestra pintora pinta los paisajes de civitta castellana- y con la forma de mirar del Fortuny de Portici.
Su pincelada fresca pero certera, su soltura, su maestría en el uso del color nos brinda la extraordinaria oportunidad de disfrutar de la pintura imbuida en el paisaje.
Guillermo Bermudo