Descripción de la Exposición
Jorge Oteiza, Narkis Balenciaga y Nicolás Lekuona se confabularon, a principios de los años treinta del siglo XX, con el objetivo de participar activamente en la renovación de los lenguajes plásticos e implicarse en la generación del renacimiento de las artes. El inicio de su trayectoria artística supuso la materialización de su proyecto, si bien éste quedó pronto parcialmente truncado: Balenciaga murió en México en 1936 y una bomba acabó con la vida de Lekuona un año más tarde, en el frente de Frúniz, durante la Guerra Civil. Oteiza perdió así a sus compañeros, pero la voluntad de renovación constituyó uno de los motores de su proyecto artístico, permanentemente impregnado de la memoria y la ausencia de los dos artistas, de cuya pérdida dejó testimonio doliente años después en sus poesías: "Nicolás no quisiste viajar conmigo / y tú Narkis que me abandonaste en Chile / miro ahora yo mi ventana lucho contra la muerte solo."
El proyecto "Oteiza, Lekuona, Balenciaga. El renacimiento incompleto, 1930-1936", analiza y revisa la obra de Jorge Oteiza (1908-2003), Narkis Balenciaga (1905-1935) y Nicolás Lekuona (1913-1937), en un periodo en que los tres autores lucharon intensamente por la renovación de los valores plásticos en el País Vasco durante la Segunda República, momento marcado por la intensa pasión por crear una nueva mentalidad en un mundo renovado. Los tres autores se agruparon con la idea de estudiar las culturas primitivas, comenzando por las precolombinas, para elaborar una teoría de los renacimientos artísticos aplicable al arte vasco. Con esos objetivos, Oteiza y Balenciaga proyectaron un viaje a Latinoamérica, que iniciaron el 5 de enero de 1935. Aunque en este viaje iniciático no participaron los tres artistas (Nicolás Lekuona no viajó finalmente), sí realizaron previamente una exposición conjunta en septiembre de 1934, en los bajos del Kursaal de San Sebastián, que constituyó la presentación de la obra de estos tres jóvenes autores, ávidos de experimentación y conocimiento.
Este proyecto expositivo (que se muestra en el Museo Oteiza entre el 17 de marzo y el 8 de mayo de 2016), está comisariado por Gregorio Díaz Ereño, director del Museo Oteiza, y muestra la voluntad de integración de las enseñanzas de las vanguardias artísticas internacionales de principios de siglo en la obra de estos artistas, a través de de la presencia de sesenta pinturas, esculturas y dibujos, junto con numerosa documentación original procedente del archivo del Museo Oteiza. La muestra se complementa con la edición de una publicación monográfica.
La obra de Nicolás de Lekuona constituye una proyección de los lenguajes más experimentales de su tiempo y se acerca al surrealismo, combinándolo de modo muy singular con un tratamiento espacial propio del cubismo y el futurismo, si bien también se pueden establecer elementos de conexión con la pintura metafísica. El constructivismo ruso capta enseguida su atención y constituye una referencia clara en sus trabajos fotográficos y en sus fotomontajes.
Por su parte, Oteiza practicó, durante estos años, una figuración de carácter expresionista, bastante ecléctica, muy influida por Alberto Sánchez, con su formas verticales, pero también deudora de Brancusi, Epstein, Tsaplin y Derain, en sus tanteos primitivistas. Más teórico que sus compañeros, para él, el arte nunca fue un fin, sino más bien, una práctica "destinada a servir de instrumento para la realización de un proyecto personal y colectivo". Su personalidad le permitió construir un pensamiento clave en la teoría artística del siglo XX, algo que, en el caso de Lekuona y Balenciaga, truncó su temprana muerte.
Por último, el eclecticismo de Balenciaga revela un amplio abanico de intereses e influencias que determinaron sus pasos en el ámbito de la pintura. Oteiza, en el artículo escrito sobre la exposición de su obra en Buenos Aires, en abril de 1936, señaló que "su búsqueda de la luz puede ser impresionista. Su captura, que es en volumen, de las más variadas expresiones tonales; fiesta de color en la intimidad de nuestro paisaje y encuentro personal -y signo- en la unidad y pureza de nuestro renacimiento". Balenciaga defendió de la idea del arte nuevo propugnado por las vanguardias, que concibió la práctica artística como condición ineludible en la construcción de nuevas sociedades: "nuestro puesto está en vanguardia, hoy tenemos que luchar sin descanso, caernos como héroes o triunfar. El materialismo nos arrolla pero lucharemos contra ella mientras tengamos aliento. Espíritu es inmortal, materia es putrefacta."
Este proyecto es una producción del Museo Oteiza y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Egüés y de Carpintería Aritzmendi, y ha sido posible gracias a la presencia de obras de la propia colección del Museo Oteiza y a la cesión de piezas procedentes de la colección Kutxa, las galerías Michel Mejuto y Guillermo de Osma, así como de los herederos de Nicolás Lekuona y de diversas colecciones privadas.
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