Descripción de la Exposición El suicidio de Domínguez es, en cierto modo, una prueba de su vitalidad, de su capacidad de cuestionarse, de buscarse, de querer renovarse, paradójicamente, de querer estar vivo. En estos últimos diez años Domínguez desarrolla una actividad frenética: expone de manera colectiva o individual en Copenhague, Estocolmo, Bruselas, Londres, Zurich, Milán, Praga, Bratislava, en París numerosas veces, ... Trabaja intensamente en su obra que evoluciona desde la etapa expresionista picassiana de las primeras exposiciones checas, al lírico, delicado y sereno Triple-trazo para acabar reinterpretando una de sus aportaciones fundamentales al Surrealismo en general y a Max Ernst en particular: la Decalcomanía. Produce litografías, aguafuertes y linóleos, ilustra libros de sus amigos poetas como «Poesie et Verité» de Paul Eluard, -del que presentamos el ejemplar personal del artista con un poema inédito de Eluard dedicado «à Óscar et Maud» y enriquecido con treinta dibujos originales a tinta del propio Domínguez-, escribe, publica su delicioso poema en prosa «Les deux qui se croisent» (Los dos que se cruzan), etc. Años de mujeres importantes: Maud Bonneaud, Nadine Effront, Marie Laure de Noailles. Años también de sombras y de excesos; desajustes, alcoholes, dudas, replanteos, crisis,... Años en los que avanza la hipertrofia de la cabeza producida por la enfermedad de la acromegalia. El 31 de diciembre de 1957, a las doce de la Nochevieja, Óscar Domínguez decide poner fin a su vida. En casa de Ninette Lyon le esperaban entre otros amigos Man Ray, Max Ernst y Patrick Waldberg para festejar las doce campanadas que anuncian el nuevo año. Esa misma tarde, había enviado a un amigo coleccionista un dibujo con una curiosa y paradójica dedicatoria: «Pour mon très cher Hersaint avec le souvenir de l'avenir» (con el recuerdo del futuro). La obra de estos diez años es de una riqueza y de una variedad sorprendentes. Esta obra última está llena de imágenes memorables, como si la fantasía y la capacidad de inventar de Domínguez fueran inagotables. Imágenes como ese Rinoceronte enjaulado, cual autorretrato del artista, prisionero de su propio cuestionamiento, de su destino. Afina más que nunca su sentido del humor, tan presente en su vida y en su obra, ahora en una clave menos telúrica y dramática que en los 30's. Juega con las imágenes, a veces para ironizar sobre lo que le rodea, o sobre sí mismo. Repasa con su fino ojo la figura humana, el paisaje urbano, los mitos clásicos (Leda y el Cisne), animales diversos, su fiel compañero el toro,... Vuelve a aparecer el revólver, le intrigan las máquinas: de escribir, de coser, de volar, industriales, los teléfonos... Revisa las convenciones, trastocando el sentido de cosas tan evidentes como los bodegones, para convertirlos en ávidos fruteros come-frutas que acaban devorándose a sí mismos. No será también una obra autobiográfica: el artista, incapaz de controlar su fantástica y trastornada cabeza, acaba destruyéndose a sí mismo.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Formación. 16 nov de 2024 - 17 nov de 2024 / Bizkaia Aretoa / Bilbao, Vizcaya, España
La mirada feminista. Perspectivas feministas en las producciones artísticas y las teorías del arte