Siempre quedarán vírgenes que adorar y santos que vestir.
A este consuelo para mozas y palomos de pueblo debe mucho la obra de Juan Madrigueras, siempre a vueltas con los sujetos objeto de adoración. La trayectoria artística del creador zaragozano, independientemente del medio y los medios empleados, gira en torno a unas máximas: honestidad, irreverencia e imaginación. Thinking outside the box, que dicen ahora.
En Orografías esto estalla: la obra se expande en formato y en el tiempo. La idea de hermanar los grandes paneles en chapado de madera con el origen de todo, los cuadernos que durante una década han acompañado al artista en viajes, mudanzas, cafés y tertulias de todo tipo parece cerrar un círculo. El viaje de lo íntimo a lo épico. De lo sacro a lo callejero.
Los ídolos han vuelto a cambiar, y no es una apreciación caprichosa. Algunas de las piezas expuestas recuerdan inevitablemente a #Idols, la...anterior muestra en formato stencil que Juan Madrigueras inauguró en 2014, ya sea por el germen en los cuadernos de ciertos diseños o por la constante búsqueda de figuras que adorar, que van de la añorada Chus Lampreave a un improbable Papa (im)Pío a una creación, “El genio de lo viral”, que no desentonaría entre los Dioses Americanos de Neil Gaiman.
También ocupan un lugar central la arquitectura y la forma de entender el urbanismo por parte del autor. Aquí es donde prevalece el compromiso ético de Juan Madrigueras desde la disciplina técnica.
La propuesta de Orografías logra disfrazar de absurdo una mirada crítica y escéptica del mundo. Una obra viva, en constante movimiento, capaz de aunar el lenguaje de nuestro tiempo, el kitsch, la arquitectura, la historia del arte, lo inmediato o lo cachondo.
Un paso firme que tiende puentes en el conjunto de una obra en perpetua evolución.
Jose Alberto Arias
Entrada actualizada el el 18 dic de 2020
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