Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- LA ESCULTURA GERMINAL DE SANTIAGO GONZÁLEZ / Carlos E. Pinto Santiago González (1967) pertenece al grupo de artistas, formados en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, que irrumpe en el panorama plástico insular a mediados de los noventa, con personalidades tan significativas como José Arturo Martín, Javier Sicilia, Ángel Padrón, Santiago Palenzuela o Julio Blancas, por citar sólo algunos de los que fueron incluidos por Ernesto Valcárcel en Figuraciones Indígenas (1997), una de las tres exposiciones que organizó para el Gobierno de Canarias y en las que presentaba el estado de la creatividad plástica en las islas al concluir el siglo XX. Santiago González no participó en aquellas muestras, que como el propio Valcárcel advertía eran señales de un rumor más amplio, que en los años siguientes nos iría descubriendo sorprendentes individualidades. Su primera exposición tuvo lugar en la galería Magda Lázaro en 1991, y durante esa década Santiago González desarrolló su formación universitaria, participando así mismo en algunos proyectos y convocatorias colectivas. Desde un principio mostrará interés por la escultura, que acaba por orientar su formación hacia este campo de la plástica. Problemas fue un proyecto académico que exhibió en 1995 en la ermita San Miguel de La Laguna. Se trataba de cinco piezas en bronce que formaban, en palabras de su autor, 'un conjunto que intenta evocar la idea de ciclo vital. Utilizo la curva 'explicaba' casi exclusivamente para construir volúmenes y líneas, buscando formas sensuales y elementos simbólicos de carácter sexual como generadores de energía, predominando la espiral como generadora de movimientos evolutivos (...), cada una de las piezas quiere representar una fase de la evolución: semilla, crecimiento, cenit, involución y muerte.' El Año 2001 Santiago González mostró en diferentes espacios expositivos sus primeras esculturas de pared, que el escritor Agustín Díaz Pacheco abordaría en su artículo La madera habitada (2c, La Opinión, 6.XII.2001), en lo que fue la primera llamada de atención crítica sobre nuestro artista. Díaz Pacheco apuntaba algunas de las peculiaridades de la indagación estética de González, postulando una suerte de demiúrgica escultórica, un proceso de creación 'enraizado en la madera' y sujeto a 'su esencialidad sexual o maternal.' Nos encontramos con algunos de los elementos estructurales de la obra de Santiago González, sin duda ya manifiestos en el planteamiento de aquellos primeros ?problemas? escultóricos centrados en lo generativo, en lo originador y matricial. La madera habitada empezará a llenarse de aparecidos rostros, a veces sólo un rasgo o un vestigio de estos, cuyos ojos permanecerán cerrados. En Ensoñadores ensoñados, la serie de obras que con el patrocinio de Cajacanarias exhibió en varias salas de Tenerife durante 2004, el artista parecía indagar no tanto en los sueños como en el estado en que los sueños nacen: un estado de sobrevisión. Si al habitar la madera se había encontrado materialmente con el mito (sátiros y unicornios), bajo el dominio de la ensoñación esos habitantes empezaban a ser parte de su lígnea sustancia, sus nudos, vetas, sámagos o astillas, poseídos de rictus impasibles. A algunos de esos rostros les llegarán a crecer patas tentaculares que los volverán fantasmales trípedos, insólitas figuras que han abandonado el hieratismo de las ensoñaciones para desplazarse en sonámbulas errancias. Universos multiversos fue el título bajo el que Santiago González reunió en Estudio Artizar su última producción hace tres años. Obra de impecable factura y recursos pictóricos, Universos multiversos supuso la confirmación del itinerario iniciado hacía casi una década, que se adentraba en nuevos espacios de fascinación. Los elementos que el artista ponía en juego aportaban atractivas novedades, pues al descubrimiento de unos paisajes de resonancias oníricas, con sus fábricas y poblamientos inverosímiles, González añadía la presencia del agua, fluyendo de forma casi imperceptible por los intersticios de vertiginosas laderas y cerros. Incluso ciertas piezas adquirirán resonancia funeraria al formarse en algún lugar de ellas una laguna de impenetrable azul, presencia de las aguas inferiores de la protomateria, el primitivo caos de la hyle que el nous fecunda. Ahora Santiago González muestra los trabajos que ha venido realizando desde 2007 bajo el título Originario. Aunque alguna de las obras echa sus raíces en Universos multiversos, evocando ciudadelas hacinadas en arriscadas orografías, dichas raíces se desarraigan e independizan en el resto, dando lugar a formas reticulares capaces de constituirse en metáforas del mundo y de la vida, generando ese espacio germinal, placentario diríase, que nos descubre su indagación más reciente. Originario es un explícito canto a la pujanza de la naturaleza y a su pervivencia, que puede borrar de la faz de la tierra la más compleja de las civilizaciones y convertirla en enigma a la vuelta de unos cientos de años. Esta podría ser una de las conjeturas a que invita el actual trabajo de Santiago González. Sin embargo, el artista nos habla de unos seres fantásticos que ha decidido catalogar en Originario, seres que son lugares o que transportan el lugar a donde van, extrañas formaciones cuya naturaleza se presta a considerarlas una suerte de biosferas bonsái, surgidas a partir de fragmentos rocosos en los que aún pueden quedar huellas de alguna civilización olvidada. Este grupo de piezas nos ofrece, a modo de bestiario, un registro fabuloso de criaturas territoriales y lugares vivientes que llegan para regenerar su muy personal proyecto escultórico. A partir de Originario el trabajo de Santiago González se abre a nuevas consideraciones, pues el universo simbólico que había venido construyendo con sorprendente meticulosidad y paciencia, con la misma eficacia empieza a producir objetos puramente formales, cada vez con menos referentes. Formas en sí, creadas a partir de unas estructuras reticulares que el artista asocia al orden vegetal y que convierten a la naturaleza en la verdadera protagonista material y conceptual de su obra más reciente. Durante esta primera década del siglo Santiago González ha perfilado un universo imaginario sobre el que ha erigido su obra. De las raíces, ramificaciones o desdoblamientos de ese universo ha surgido una especie de 'materia creadora' de poderosa fertilidad que ha invadido y fragmentado su espacio. Esa materia es la fuente germinal de Originario.
Así como Bestiario hace referencia a un compendio o colección de seres mitológicos o imaginarios, normalmente con un sentido de lenguaje simbólico, Originario pretende ser una colección de objetos que conectan con la idea de lo primigenio: origen, raíz, fuente, alma, semilla... Algunas de las piezas tienen carácter de seres autónomos que transportan el propio originario en el que se enraízan, sobre el que se desarrollan y que a la vez protegen. Otras se acercan más a la idea de lugar, espacio o paisaje, abordando conceptos como centro o naciente, que deviene en despliegue, desarrollo y crecimiento. Estas son algunas de las claves que Santiago González nos ofrece para presentar su obra más reciente, que bajo el título Originario muestra en Estudio Artizar. Una poderosa naturaleza germinal es ahora la protagonista de su fascinante trabajo.
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España