Descripción de la Exposición
Alfredo Monge y el encuentro con su otro yo.
JOSÉ LUIS SERZO. Madrid-La Manchuela, diciembre 2014.- Alfredo Monge me ha demostrado una vez más que las fronteras de lo que la mayoría concibe como “posible”, pueden ser franqueadas si una voluntad poderosa es impulsada con la suficiente pasión y perseverancia.
Podríamos afirmar que Alfredo Monge pertenece a esa familia de artistas “tardíos”, que empiezan a configurar un trabajo artístico a una edad madura. Pero, desde luego, este tipo de artistas parecen recuperar un “tiempo-no- perdido” irrumpiendo con fuerza en la creación de sus primeras obras, dejando salir lo que parece tenían retenido (escondido) en algún recóndito lugar de su experimentada vida.
Alfredo Monge Lancho es un volcán que ha permanecido silencioso durante siglos y por fin nos brinda un sublime despertar.
Lo que ahora observamos en su primera exposición se muestra como un inequívoco y rotundo germen de lo que promete ser una carrera de alguien que se dispone a bucear por los profundos océanos de si mismo.
Y es que Alfredo Monge ha localizado el motor de su inspiración y creatividad en la búsqueda e intervención de objetos encontrados en la naturaleza. Nuestro artista elige sugerentes rocas, huesos, piedras, ramas, como si tratara de localizar un (su) esqueleto y origen existencial. Objetos que la naturaleza le brinda y sabe aprovechar, para configurar una urdimbre de conexión entre lo encontrado-natural y lo manipulado-artificial.
Es en este proceso de intervención de objetos donde parece que nuestro autor se desenvuelve con total soltura y coopera de forma sorprendente con la madre naturaleza, funcionando ambos como autores de una obra misteriosa y sumamente evocadora. Pero el trabajo de Alfredo no solamente explora esta disciplina, sino que parece cerrar una suerte de círculo creativo, expresando esta conexión entre su yo más profundo y un terreno perteneciente a lo ancestral, en el campo del dibujo, demostrando también aquí, en este íntimo campo, la misma soltura, eficacia y economía de medios que en el objetual.
Alfredo Monge es un explorador que rastrea de manera simultanea un entorno exterior y un espacio interior. El entorno exterior es rastreado a través de paseos por la naturaleza* (atreviéndome a afirmar que funcionan para nuestro autor como evasiones purificadoras, ya que sirven quizá para equilibrar un trabajo y vida eminentemente urbana); y una exploración del espacio interior que desvelamos a través de lo que parecen ser continuos viajes por un subconsciente personal y colectivo.
Es así como en las esculturas y dibujos de Alfredo Monge, las formas parecen desdibujarse, diluirse, al tiempo que se reconfiguran o se solidifican. Sus obras rompen los límites de lo abstracto y lo figurativo, lo místico y terrenal, lo arcaico y lo contemporáneo. Es en ese sorprendente equilibrio y juego de tensiones donde, en mi opinión, nuestro autor acierta de lleno, pues sabe colocar su trabajo en un punto que exige la mayor clarividencia, medida e intuición, como cualquier obra que puede aspirar, con suerte, a la trascendencia, incluso a la misma obra maestra.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España