La muestra Orden Natural de Juan Cortés y David Vélez que tiene lugar en la galería Valenzuela y Klenner se destaca por su profundidad, por los riesgos que asume y por la potencia contenida y dosificada pero notoria que atraviesa los tres pisos de la galería. Quizás el aspecto aglutinante que está en la génesis del proyecto es la colaboración creativa entre Cortés y Vélez; a través de la muestra es posible seguir el hilo conductor del diálogo entre un artista visual y un artista sonoro que se encuentran en el espacio tridimensional.
La atención prestada a las manifestaciones extremas del orden natural, al natural desorden y orden del caos parece encajar de manera sobrecogedora con la realidad de una ciudad que en lapsos de tiempo muy cortos pasa de estar invadida de cenizas producto de incendios forestales a estar llena de piezas de granizo e inundada. En medio de todo...esto se ubica la fragilidad y fuerza de la vida: en la ciudad sus habitantes humanos y animales, y en la muestra las polillas en un pequeño ecosistema encapsulado en cristal que opera como prólogo a la exposición, declarando la fragilidad de los dos mundos, del mundo de quien visita y del mundo de los insectos observados y escuchados.
Desde un principio lo que más me llamó la atención de la muestra fue la ausencia de color, de efectos cromáticos, por lo tanto la exploración del blanco y negro, de la penumbra. La muestra escudriña en la experiencia visual basada más en los bastones que en los conos de la retina, lo cuál produce de inmediato una ganancia en la atención al entorno sonoro y a los ciclos temporales, los cuales son en buena parte los temas de la exposición.
El trabajo de estos dos jóvenes artistas escapa a la tendencia generalizada en sus generaciones de proponer obras de consumo expedito listas para llevar bajo el brazo, en cambio proponen obras pesadas, de gran formato, de compleja instalación, de ciclos largos, de paneles metálicos que pesan cientos de kilos cubiertos con material de negro orgánico y que operan como parlantes sonoros.
Texto: Andrés Burbano
Entrada actualizada el el 16 mar de 2016
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