“La pintura está situada en algún lugar entre la semejanza y la diferencia”, reza un proverbio chino.
Difícil equilibrio. El arte a partir del arte, en continua reinvención, se aproxima con el tiempo, gracias a esa continua re-creación, a cuantas personas componen la sociedad. Esto nos lleva a nuevas lecturas a pesar de que los valores, los defectos, los problemas del ser humano permanecen constantes o cambian muy poco.
El contenido, la forma.
La forma deviene el elemento principal, se halla en un estrato superior. De ella se nutre el artista, aunque no deje de lado la espiritualidad.
En esta serie de cuadros la artista crea un universo atemporal en el que la naturaleza toma una especial relevancia y el sujeto, la mujer, es solo un elemento más, sometido a las vicisitudes del entorno. Con ello pretende romper la idea del paisaje como un espacio neutro o pasivo sobre el que actúa...la humanidad.
Crea en cada cuadro un espacio sereno, en el que el elemento humano forma parte del todo a pesar de exponerlo a una naturaleza predominante, que lo mantiene en una íntima soledad y lo lleva al filo de un posible abismo. El espectador inclinado a la contemplación puede sumergirse así en paisajes que, aparentemente reconocibles, resultan emocionalmente extraños. No solo se puede ver lo que físicamente está en el lienzo, es necesario mirar el cuadro como si de leer un poema se tratase.
EL ARTE MÁS ALLÁ DEL ARTE, dicen los orientales.
Concha Galea
Entrada actualizada el el 22 abr de 2022
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