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Once upon a time

Exposición / Universidad de Jaén - Sala de Exposiciones Centro / Federico Mendizábal, 2 - 2ª planta / Jaén, España
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Cuándo:
17 sep de 2009 - 21 oct de 2009

Comisariada por:
María Isabel Moreno Montoro

Organizada por:
Universidad de Jaén

Artistas participantes:
Fernando Bayona González
Etiquetas
Fotografía  Fotografía en Jaén 

       


Descripción de la Exposición

La muestra constituye la primera individual en su provincia natal y coincidirá a su vez con la presentación de un catálogo, creado especialmente para la ocasión, que recoge el resultado fotográfico de esta serie, además de abundante material adicional de su labor creativa del último año de producción durante su residencia en Milán. El catálogo cuenta con el apadrinamiento de Rafael Doctor Roncero, Iván de la Torre Amerighi y Omar Pascual Castillo, que han querido sumar su colaboración aportando varios textos para apoyar a este prometedor artista. La serie fotográfica expuesta surge como resultado de la obtención de varias becas otorgadas por instituciones como la Diputación de Granada (Manuel Rivera), la Universidad italiana NABA (Nuova Accademia di Belle Arti di Milano) y la financiación de la empresa suiza Eberhard, en su filial italiana, como mecenas del trabajo resultante.

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La exposición nos propone un recorrido visual por una veintena de imágenes fotográficas de gran formato -de una factura y técnica impecables-, independientes por sí mismas pero que reclaman de la visión en conjunto para obtener su máximo rendimiento, pudiéndose considerar casi como una instalación, que nos sumergirá en una especie de sueño orquestado para adueñarse de nuestros sentidos. Nos propone un escenográfico cuento barroco, una historia onírica desprovista de toda referencia geográfica y temporal, en la que se despliega una suerte de personajes y escenas sin aparente sentido lógico, que reclama del espectador una participación activa para organizarlas, dejando a sus propias posibilidades la opción de crear una historia a su voluntad.

Bayona se plantea como epicentro argumentativo de esta serie la capacidad narrativa de la alteración del tiempo y el cuerpo como núcleos generadores del proyecto, indagando en la reinterpretación que de éstos podemos hacer, y en las posibilidades plásticas que pueden provocar en el subconsciente colectivo. En un ambiente entre la ensoñación y la magia, el proyecto se carga de gran potencial irónico, planteando a personajes extraídos de su imaginario personal como los verdaderos protagonistas de la historia, forzándonos a modificar nuestra percepción de la realidad.

 

* A continuación se adjunta un resumen de los textos y opiniones vertidas por los críticos y comisarios anteriormente mencionados:

 

 

Según Rafael Doctor

 

            [ ] Con este personal imaginario Fernando Bayona plantea lo que puede ser el juego de la fotografía desde sus posibilidades narrativas. Aquí la huella es burlada pues el Había una vez... se traslada a su origen de ficción y con él se trampea, sin necesidad de ocultar la parafernalia de la trampa, el sentido de la narración. Todo es un escenario y todo es un album de fotos, una narración lineal con un principio y con un fin en torno a una ficción de otra ficción. Todo son sombras construidas con otras sombras y sin embargo todo se muestra nítido, preciso, palpable, posible. La mentira del cuento de princesas, la mentira del circo, la mentira del espectáculo... ¿La verdad de la huella?

 

 

En opinión de Omar Pascual

 

            Este joven artista nacido en Linares en el 80, y formado entre Granada, Milán y Londres, primeramente en el dominio del espacio y el objeto escultórico, y que, en los últimos años, ha enfocado y desarrollado su producción artística hacia los mecanismos enunciáticos y eternamente misteriosos del Lenguaje Fotográfico.

Una evolución la cual, desde nuestro punto de vista, es producto de una desidia provocada por el solipsismo de su intrínseca relación con el objeto (léase: la escultura); la cual, desembocó en un apego de distracción hacia la capacidad relatadora del sujeto como ente narrativo (capacidad donde 'lo fotográfico', toma su rol más explicito).

En esta dirección, es su anhelo por plasmar su relación idólatra con el cuerpo -en concreto, el cuerpo masculino-, lo que lo lleva a empeñarse en buscar desde la narrativa significante de lo fotográfico, sus manierismos representacionales, o quizás debería decir que hurga en y desde sus teatralizaciones más extremas, para atrapar y hacer lenguaje de la mirada, sus utopías más sensuales; para abandonar la solemnidad estática del objeto que antes la escultura le proporcionaba.

La Fotografía así, le permite a Bayona, desplegar un relato que abandona la estática ritualidad espacial del objeto y su primacía esencialmente simbólica como 'experiencia de la contención', para centrarse en las infinitas potencialidades simbólicas del sujeto, como ente que frente a la cámara finge un deslizamiento que no está contenido, sino que está en constantes mecánicas de resignificación de sus evocaciones.

De esta manera, lo que ahora conocemos como su 'obra fotográfica'[1] bien podríamos decir que se comporta como una indagación en los desplazamientos que el sujeto fotografiado y el deseo de su creador, evocan como metáfora de la existencia cotidiana; o mejor, como fábula de la existencia cotidiana, donde el deseo se manifiesta de múltiples modos, expectantes.

En esta dirección Bayona ahonda en las prácticas de revestimiento estético de lo real para desde ese estado imaginario estampar su imaginario fotográfico, donde los pliegues de las referencias descriptivas de lo real, se solapan con la abundancia imaginaria de lo irreal; o sea, tuerce el relato y se densifica en cosificaciones dotadas de significancia simbólica o en derroches estéticos que bien podrían emular al más singular de los vericuetos amanerados del Barroco Histórico Europeo; con lo cual, regresa al Barroco para agredir el presente con un imaginario que lo doblega y subvierte.

La obra fotográfica de Fernando Bayona no apuesta por 'testificar una realidad' constatable; sino que 'la reinventa', participando de esa teatralidad exagerada que los historiadores más clásicos han dado en llamar: 'Fotografía Construida', para referirse la Fotografía Artística de los últimos veinte años.[2]

Una 'pragmática constructora de imaginarios' que se aprovecha de la sobredosis de 'aparente realismo' que la Fotografía -en sí- le posibilita como 'dato factual', aquella que designa un: 'esto ocurrió, ...aquí'; para desde esta coyuntura argüir un nuevo micro-universo mucho más personal y desmembrado de las reglas encorsetadas de 'lo real'; mientras nos habla de problemáticas mucho más cercanas a su persona y a su generación.

Problemáticas afines a una perspectiva mucho más democrática de la realidad social de su presente, que asimismo están en consonancia con cierta vertiente crítica del nuestro tiempo; las cuales, se enfrentan a las taras de la sociedad occidental contemporánea, desde la desfachatez de la evidencia.

Una generación que participa de las 'lógicas reciclantes' e 'hiperbólicas' de lo que Omar Calebrese designó como la 'Era Neo-Barroca' y que ilustran las anotaciones de Severo Sarduy sobre la premonición de una subjetividad futura que promete un porvenir inestable y desafiante, inquieto e inasible.

Un porvenir plagado de erotismo, drogas, bi-polaridad esquizoide, violencia, sensualidad, engaño, seducción, mutilación, prótesis... amores, embrujos, desamores, soledad, dolor. Sólo que ese dolor Fernando lo sanea con belleza, virtuoso perfeccionismo y derroche deleitante de placer visual; un placer que dicho sea de paso, por su efectista destello seductor, una vez más nos recuerda de forma obligatoria la tiranía del deseo. El deseo de una realidad atemporal, circense y esperpéntica; acaso soñada.

 

En palabras de Iván de la Torre Amerighi

            El cambio que ha afectado a los modos de encarar la ejecución y la producción de la idea artística y de su inevitable consecuencia, tras su paso por Milán, ha sido sorprendente. Cierto es que en toda su trayectoria el artista ha sido identificado en el gusto por el resultado pulcro de sus actuaciones, por el interés en manejar el absurdo bajo el timón de una gran carga irónica y por la distorsión poética de la realidad, como bien señaló Michel Hubert Lepicouché[3]. En estos instantes, sin embargo, los perfiles de construcción de una realidad -física y emocional- dramatizada, se han hecho más evidentes y se han sobredimensionado.

            Bayona apela a una narración en apariencia lineal y parcelada que, como la del cuento tradicional, basa su fuerza en la inclusión de lo mágico en la realidad cotidiana, las más de las veces enmascarada a modo de digresión transversal o, en términos cinematográficos, de flash back determinante. En lo puramente creativo y genérico, Bayona se ha revelado en este proyecto y en 'Circus Christi' como integrante de pleno derecho de la fotografía que podríamos denominar escenográfica, cinematográfica, de la misma estirpe que Jeff Wall, Gregory Crewdson, Lorca di Corcia, Ryan Schude, Julie Blackmon, Anthony Goicolea, Daniele Edburg, Erwin Olaf, Ellen Kooi... -y que en España ha dejado una indudable legión de aptos, interesante y jovencísimos seguidores- frente a lo que podríamos llamar fotografía del 'instante preciso' o 'instante decisivo' parafraseando a Cartier-Bresson. Es la dualidad entre el fotógrafo cazador -aquel que persigue a su presa y pone los medios necesarios para alcanzarla y aprehenderla- y el fotógrafo pescador -divino impaciente del acontecimiento extraordinario- como ya otros teóricos se han encargado de señalar.

            En otro sentido, esta construcción escenográfica puede ser precisamente eso, una construcción que sigue los mismos parámetros del antiguo fotógrafo de estudio, sólo que el campo de acción es tan amplio como se quiera y el mundo que ordena es el mundo en general, no un sucedáneo de cartón piedra y fondo de telón pintado. La verosimilitud se alcanza en la escena que se construye con anterioridad al disparo de la cámara. Aunque realidad e imaginación, como ocurre con Bayona en 'Once upon a Time,' sean espacios tangentes.

 


[1] En esta anotación sólo nos referimos a las series o proyectos fotográficos donde el protagonista es el ?personaje? (o sujeto) que frente a cámara ejecuta su histrionismo. Hablo de: Milkabouts (2007-2008), Once Up A Time o Circus Christi, ambas del 2008-2009.

[2] Una secuela fotográfica que convoca a nombres de la talla de Cindy Sherman, Andres Serrano, David Lachapelle, o Edwin Olaf; estos dos últimos de una marcada proximidad a los intereses estéticos-narrativos de Bayona.

[3] LEPICOUCHÉ, M. H.: Fernando Bayona. DE LA TORRE AMERIGHI (coord.): Arte desde Andalucía para el siglo XXI. Sevilla, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, 2008. (p.34)


Imágenes de la Exposición
Fernando Bayona, Portada Libro

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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