La mujer ha aprendido a vivir en un entorno hostil hacia su condición desde tiempos antiguos. Su exclusión ha sido una práctica habitual en la mayoría de pueblos a lo largo de la historia, y todavía hoy persiste en múltiples sociedades contemporáneas. La visión androcéntrica fuertemente arraigada aún en el seno de muchas comunidades sigue aceptando con normalidad la idea de la mujer como sinónimo de debilidad, tentación o desequilibrio. Lamentablemente, el triunfo de esta mirada excluyente ha llegado a impregnar ámbitos de la ciudadanía como la política, la educación, la cultura o el deporte, sin posibilitar muchas veces un cambio de perspectiva en la percepción de la figura femenina dentro de la sociedad.

El trabajo que la fotógrafa Judith Vizcarra lleva realizando desde hace años aborda frontalmente el tema de la identidad y del género. Huyendo de cualquier victimismo ... e indagando en los clichés socio-culturales instaurados, busca destapar a la auténtica mujer que ha sido relegada -y en muchos aspectos aniquilada- por las culturas y las religiones desde hace siglos. Tomando su propio cuerpo como material experimental, la fotógrafa ensaya un lenguaje directo, claro y abiertamente consciente en relación a su propia identidad. Tal y como ella misma ha expresado: 'la mujer ha de dejar de ser, en primer término, la representación de su cuerpo'. De este modo, la obra de Vizcarra pretende desactivar los roles socialmente establecidos y aceptados en los que la mujer es vista como un ser vulnerable o, por el contrario, como un ser cuya verdadera fuerza radica en su capacidad para erotizar al hombre, buscando de igual forma desprenderse de los tipismos asignados tradicionalmente a las mujeres, como podría ser el de la maternidad entendida como objetivo vital de toda fémina. Las fotografías de Judith Vizcarra reivindican, en definitiva, el abandono de las atribuciones socialmente impuestas por razones de género, y aboga por la transformación completa de la mujer, una renovación que, como la sangre de la menstruación, deberá originarse y fluir desde su propio interior.

Judith Vizcarra (Mollet del Vallès, 1959) se formó en la Escola Massana y posteriormente en el C.E.I (Centre d'Ensenyament de la Imatge) de Barcelona. Especializada profesionalmente en el retrato, desde el año 2000 ha impartido numerosos cursos, talleres y seminarios para aficionados y profesionales en esta especialidad. Su trabajo ha aparecido en prestigiosas publicaciones como el boletín mundial de la firma Fuji, las revistas Foto Profesional, Foto Ventas, Diorama y Arte Fotográfico, así como en la sección dedicada al retrato de la Enciclopedia de la fotografía (Salvat Editores). En la última década, su trabajo artístico ha sido expuesto en Buenos Aires, Nueva York, Barcelona (Espai de Fotografia Francesc Català Roca, Galería Antoni de Barnola, Casa Elizalde) y otras poblaciones de Catalunya. Ha sido galardonada con el premio Lux de Fotografía profesional (1997) y recibió también el primer premio de fotografía otorgado por la Fundació Vila-Casas.