Juan Muñoz mantuvo en vida una relación estrecha con Julião Sarmento. Hubo entre ambos, en primera aproximación, una afinidad de conceptos extrapolables a un sentido reivindicativo de recuperar la figura humana en contextos relacionados. La sensación de ausencia es una de las constantes de evocación frecuente en los espacios donde transcurren sus argumentos. Lo imprevisible inmediato, el vacío como referente habitual, el aislamiento de unos personajes anónimos sin más definición que ciertos rasgos inacabados, apenas insinuados. Son ejercicios donde siempre están presentes la tentación formal contenida, la ilusión barroca, por exceso o defecto, de las perspectivas y juegos de escalas en dos y tres dimensiones. Incomunicados, aislados en medios escenográficos de fugas imprevisibles, de tensiones silenciosas, los personajes practican un ritual elocuente de ironías, de sustracción de identidades, de proximidades controladas por mecanismos de autoprotección. Esperamos de esta confrontación accidental entre ambos autores que la convivencia potencie las actitudes de ... ambos y pueda llegar a generar algo más que monólogos con argumentos controlados individualmente.