Aunque pertenecen a distintas generaciones, Concha Romeu (Madrid, 1954) y Gil Gijón (Puertollano, 1989) comparten una manera paralela de enfrentar su práctica artística. El tema de la memoria ha sido recurrente en el arte contemporáneo, pero la mirada de estos dos artistas se sitúa en un territorio más relacionado con la ‘gestión del olvido’ que la ‘recuperación de la memoria’. Gil Gijón utiliza exclusivamente el polvo como material de creación, a menudo recogido en los lugares a los que hacen referencia sus imágenes. Con una técnica casi quirúrgica que requiere muchas horas de trabajo, dibuja sobre superficies transparentes ocultando y desvelando a la vez.
Concha Romeu genera su obra a través del tejido, recurriendo a todas las técnicas que le son propias: rasgar, coser y descoser, bordar, zurcir, entretelar. Telas que vienen de restos conocidos y que alternativamente teje y desteje como una Penélope o un Frankenstein. En la mayoría de...los casos las imágenes de punto de partida son de origen fotográfico, en un ejercicio de lo que podríamos describir como ‘Fotografía expandida’: esas imágenes huérfanas que se resisten a abandonarnos aunque aquellos que les dieran sentido ya no están entre nosotros. Pero la fotografía es ya otro material, otro pigmento, otro soporte más.
Ambos se empeñan, y eso es lo más interesante, en partir de las huellas, los sedimentos, los rastros, cuando ya no hay remedio. ¿Qué construir cuando todo está definitivamente perdido? ¿Cómo comenzar cuando sólo restan cenizas? El verbo inglés Obliterate significa destruir, borrar, exterminar, eliminar, tachar, excluir, ocultar, no dejar huellas claras, desaparecer de la vista, y evoluciona de la locución latina 0blittera (borrar lo escrito). Lo que Romeu y Gijón hacen precisamente es escribir con lo borrado, no para resucitar sino para renacer.
Entrada actualizada el el 21 oct de 2020
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
