Descripción de la Exposición
José Vera Matos propone en esta muestra una relectura de los grandes legados de la conquista española—el idioma, el sistema económico, la religión católica—y sus implícitos lastres: la dominación, la desigualdad y la represión. Vera recoge dichos legados en sus formas actuales, transformados ya no por el encuentro de dos mundos, sino por su
absorción por el mundo globalizado: la música popular, el comercio informal, la cultura de masas, etc.
La video-instalación Nuevo Absoluto confronta dos proyecciones.
Por un lado un hombre tarareando la melodía de Solamente una vez, en una versión ralentizada. El gesto del personaje interpreta la carga emocional del bolero, mientras que su voz conlleva el dolor de la narración (acaso
en una suerte de diálogo con el “quejío flamenco”).
Esta larga toma es interrumpida ocasional y muy brevemente por la pantalla vacía (como si de un error tecnológico se tratase) y por otras tomas que rompen con la monotonía de la imagen. Iconos flotantes—un crucifijo, un vaso de whiskey, un reloj—también aparecen en escena, asociando el sufrimiento a las fórmulas convencionales para sobrellevar las desdichas: la fe, el alcohol y el paso del tiempo. Pero también nos remiten a formas de opresión: la culpa, la dependencia, el apremio. Eminentemente ambiguos, estos elementos se revelan simultáneamente como instrumentos de dominación social y como señuelos de aspiración social.
La otra proyección muestra las manos del cantante. Sus brazos se extienden con las manos hacia abajo. De sus muñecas cuelgan cadenas doradas con crucifijos, recordando las imágenes de la esclavitud (también asociada a la explotación en las minas). Otra toma muestra sus manos tendidas, como en una plegaria: sobre ellas, las bagatelas siendo ofrecidas en una escena de fe y de comercio: religiosidad y economía informal moviéndose al compás de una oda al amor perdido. Pero esta imagen también sugiere el intercambio de oro por baratijas: expolio y engaño.
El tarareo del cantante se ve invadido progresivamente por la retroalimentación acústica, cuyo zumbido se va incrementando paulatinamente al punto de llegar a rivalizar con la tonada misma. La voz humana entona su pena al ritmo del bolero y se entreteje con el contrastante sonido del acople, cual lamento electrónico, insistente y monofónico.
Una instalación formada por mesas azules bajas combina tres elementos disímiles: cerámicos rotos y restaurados, largos palos de cera y vasos de cristal tallado con whiskey en las rocas. El pasado precolombino se revela irremediablemente fracturado, la religiosidad y el castigo se confunden (¿cirios o varas de golpear?) y el consumo de licor da cuenta de la asimilación de estilos de vida propios de una colonización contemporánea. Otras penas, otras pérdidas y otras herencias de nuevas conquistas se despliegan parcamente sobre esta mesa: solamente una vez, otra vez.
En Nuevas Almas Salvajes José Vera Matos traza un nexo entre la voz, la palabra, el sonido y el silencio en el que resuena el eco de un pasado brutal. Un pasado que se actualiza en los suvenires, las reliquias y los emblemas que encarnan nuestras tradiciones, estereotipos y aspiraciones—musicales, religiosas, sociales, afectivas—.
Max Hernández Calvo
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España