Tarkovski salió de Rusia de forma permanente. Los pocos años restantes de su vida estuvieron plagados de una lucha constante con las autoridades soviéticas para permitir a su familia, en especial a su hijo, a unirse a él. Su carrera cinematográfica comenzó de nuevo en Italia, donde siguió el documental de televisión Tempo di viaggio (1983) con su película más lograda desde el espejo, Nostalgia, escrito en colaboración con el prestigioso guionista Tonino Guerra. Una pieza del humor con gracia sostenido, nostalgia es tan concentrado como el Espejo fue expansiva. Un poeta ruso interpretado por Oleg Yankovski llega a un balneario italiano acompañado por su intérprete (Domiziana Giordano).

Él está en Italia para la investigación de un libro, pero a pesar de ... la belleza visual extraordinaria del balneario, que está afectado por la nostalgia. Se hace amigo de un excéntrico local interpretado por Erland Josephson que encerró a su familia durante años para esperar el fin del mundo. La simplicidad casi sin trama de la narración permite al espectador el pleno acceso a la riqueza atmosférica Tarkovsky y su nuevo cámara, Giuseppe Lanci, crear. La más rica textura, el cine casi táctil de un director sin igual para llevar objetos y superficies a la vida, no es exagerado decir que la humedad siempre presente del balneario, a veces parece filtrarse a través de la pantalla.

La conclusión de la película, una muy larga toma de un moribundo Yankovski tratando de cruzar una piscina con una vela encendida en respuesta a una petición de Josephson, podría ser la escena en movimiento que más dolorosamenteTarkovsky nunca filmó.

Aquí asistimos a dos actos de sacrificio o fe (protagonizados por el loco y el poeta),y es que si Dreyer filmó en «Ordet» el milagro más hermoso de la historia del cine, Tarkovski nos muestra una acción de fe infinita, atravesar una piscina con una vela encendida para salvar al mundo.