La presencia de la Galería Fúcares –con una antología de sus fondos labrados en estos cuarenta y nueve años de impecable ejercicio– en Medinaceli –en la sede de la Fundación de Arte– en la muestra denominada ‘De Almagro a Medinaceli. En vísperas del cincuentenario’ da cuenta de una espacialidad, de una temporalidad y de una anomalía.
La espacialidad es el tránsito viajero de esa colección o muestra personal, de La Mancha a Soria, trasunto de un camino inverso al relatado recientemente por Miguel Cortés Arrese, con su imprescindible texto, Paisajes del románico en tierras de Castilla (Ediciones Nausicaa, 2023), que da cuenta entre otros pliegues del relato del destierro de Rodrigo Díaz de Vivar, Mío Cid, desde su Burgos natal a la Valencia final, con paso en Soria y Guadalajara. Ahora Norberto Dotor, ejemplifica el tránsito inverso de otro destierro figurado, pero significativo: de Almagro a Medinaceli. Para poder dar lugar...al reconocimiento que su trayecto se merece, con esta muestra de su colección personal. Que no deja de ser una suerte de diario de navegación por los mares del arte –fija tanto sus exposiciones propias y destacadas, como la temperatura de las manifestaciones de los ochenta, noventa y primera década del siglo XXI– y por el recorrido de su propia mirada. En la medida en que lo recolectado expresa también un punto de vista personal e intransferible, lleno de guiños y dejá-vu, para aquellos que le conocemos y le hemos frecuentado. Desde Gerardo Aparicio, Alfredo Alcaín, Vincenzo Castella y Sofía Jack a Oriol Vilapuig, Begoña Goyenetxea, Thomas Grünfeld y Abraham Lacalle –faltan otros muchos que podrían ser considerados en otra hipotética selección– dan cuenta de todo lo citado antes.
Entrada actualizada el el 15 may de 2023
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