Descripción de la Exposición
LLANO presenta “El sudor de las plantas”, un nuevo cuerpo de trabajo del artista mexicano Noe Martínez que hace visible una historia casi desconocida dentro del relato oficial: la esclavitud de miles de personas de la zona huasteca en México en los primeros años de la colonización. Cada obra, es una curación simbólica a la memoria de sus ancestros y los lugares de donde fueron extraídos para ser intercambiados por animales.
En la cultura Huasteca, los lugares también pueden enfermarse, es por eso que en la serie “El sudor vegetal” recorremos, a través de fotografías análogas “La Antigua” uno de los primeros pueblos fundados por el colonizador Hernán Cortez en la costa del Golfo de México. Cada tela fue teñida con impresión botánica utilizando tabaco, muicle y ruda, plantas utilizadas en los rituales de curación y protección de los Huastecos de México. Colocando impresiones de plantas rituales con estas imágenes es, en cierto modo, una forma de curar el paisaje. La metáfora de la curación es una manera de confrontar las heridas coloniales del artista y encontrar así, una forma de salir a la continuidad colonial.
Los dibujos en acuarela “Notlacayo” son una serie de registros en los que el cuerpo de actores profesionales y el artista es interrogado por medio de ejercicios de entrenamiento actoral del método biomecánico y marcha de danza Butoh, la intención es conectar con los ancestros comunes y con el antiguo mundo Mesoamericano tomando el cuerpo como archivo.
Por último, “Notlacayo Tlalpantok”, es un collar con reproducciones en porcelana de fragmentos de esculturas realizadas por los ancestros huastecos de Noe Martínez. Cada fragmento representa partes del cuerpo humano en una metáfora del cuerpo colectivo que el artista explora como memoria de una herida colonial compartida en América.
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Vi a personas en las bajando de un barco a mediodía,
cientos casi desnudos,
huesudos y temerosos con los ojos llenos de estrellas apagadas,
bocas secas pieles como cascaras crujientes.
Sudando por el esfuerzo de sobrevivir
en la panza del monstruo marino.
Escuché el bullicio de un mercado,
lenguas indescifrables,
los pasos tímidos crujiendo los muelles de maderas,
el sonido del miedo perdido entre el paisaje de ruidos
que llegan cuando se encuentran
las esquinas del mundo.
Vi la luz de un sol violento entre telas brillantes,
azules, amarillas y verdes.
Vi una mujer sin voluntad de avanzar,
cegada de este nuevo sol
que era diferente a todo los que había visto.
Vi cuando un hombre sano y feroz golpeó su vientre
y la humanidad que contenía su vientre
con el desprecio con el que se golpea las imágenes
cuando ya no hacen milagros.
Escuché la muerte en el crujido de ese golpe.
Nunca he dejado de escucharlo.
Pero sé que el trueno esta furioso por eso.
Vi mi cabeza volverse una olla
y quebrarse al mismo tiempo de escuchar ese golpe.
Vi en mis brazos la sal del sudor de todos los cuerpos de esa fila.
Vi mi boca en ellos, vi mi ojos en sus ojos.
Volví a la fila y mi voluntad se quebró.
Mis abuelas miraron mi cuerpo
avanzar por el mercado.
El metal pegado a mi piel
tomó todo el peso de un mundo olvidado.
Vi cuerpos tirados al mar,
los sigo viendo ahora.
Perdidos en carreteras
con los músculos muertos.
Perdí equilibrio y caminé
por el mundo occidental.
Vi a los que cayeron
atrapados por el imperio.
No se detienen nunca,
el imperio tiene ojos.
Esos ojos ven recursos
no reconocen esencias.
Descubrí una palabra
hundida en mi cabeza
esperándome por siglos
ahora me hace gritar.
Saqué al imperio de mí
estaba en mis huesos
y se fue a mis arterias,
se escondió en mis nervios.
La historia al presente,
me nombraste; indígena
me pusiste un tiempo;
pasado prehispánico.
Me quedé en la orilla
porque no estoy
en la civilización
extractivista tuya.
Perdidos caminando
construyendo ciudades
hemos visto todas
las caras del colonizador:
Fraile, encomendero,
virrey, esclavista,
religioso, militar,
sicario, presidente.
Las noticias llegan.
De muchos lugares,
perdidos, acarreados,
sólo nos volvieron cosas.
Las noticias llegaron hoy
vimos cuerpos quebrados,
cargando los cuerpos gordos.
Grasa, azúcar, polvo de piel.
Las noticias se olvidaron
ya no podemos hablar
el otro esta muerto
yo lo maté, lo olvidé.
Los esclavistas del caribe
recomendaron clasificar.
Hombre, mujeres, viejos, fuertes,
jóvenes, débiles, herrados.
Premiar a unos y
castigar a otros
aceptar y despreciar
y todos lo deben ver.
Les dijeron a los compradores de esclavos:
la envidia es más fuerte que la empatía
el rencor es siempre mas fuerte que la ayuda
hagan esto para dormir cuatrocientos años.
¿No estamos viendo lo mismo hoy?
Nos separan y nos clasifican
Nos aceptan o nos excluyen
Crearon a los otros en nosotros.
¿Nos van a dominar más años?
A veces yo soy el otro
A veces tú eres el otro
Y perdidos siempre.
En nosotros la ausencia
Pero caminando somos presencia
Presencia del Huracán,
Te maté y te olvidé.
Cuando veo que me rompí
cada pedazo se rompe otra vez
Fragmentos de lenguas
Fragmentos de cosmos
Caminar en el tiempo es desolador,
Hay respuestas, pero se abren heridas,
Coloniales, profundas, recién descubiertas
Las voy pisando cuando camino en la ciudad.
– Noe Martínez
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España