Descripción de la Exposición
La galería Siboney presenta una nueva exposición de la santanderina de adopción -aunque nacida en San Sebastián (1962)- Susana Reberdito. Residente en Alemania desde hace ya tres décadas, y que muestra su obra en el espacio de la calle Santa Lucía de Santander por tercera vez, y nuevamente nos hablará de los sonidos, los olores, la suavidad o la aspereza, el calor, incluso los sabores de sus cuadros.
Susana Reberdito formada artísticamente tanto en los talleres de Xesús Vázquez y Esteban de la Foz en Santander, en un principio, y más tarde en Madrid y Estados Unidos. En sus años de trabajo en Santander su pintura pasa por un expresionismo figurativo, de aliento monumental, que continúa en las series desarrolladas en EEUU, de iconografía religiosa, con piedades y crucifixiones inspiradas en la escultura románica norteuropea. A ello sucederá su serie de desnudos femeninos. Son los años en que pinta sus figuras danzantes de la Sala Griega del Palacio de Festivales de Santander, de una poderosa monumentalidad. Susana cultiva en la actualidad una pintura orgánica y colorista, de fuerte y valiente pincelada y en el límite mismo con la abstracción.
En su regreso nos presenta NOCHES DE LUNA, enunciado bajo el que se agrupan muchas de las nuevas pinturas de Susana Reberdito, de las que hemos seleccionado seis trabajos que compartirán espacio con obras de otras series reciente, como “Tempest”, “Oregon” o “Seestück” (Cae la Noche), en una selección que busca no sólo evidenciar la solidez de su trayectoria; son todas ellas obras que transmiten por medio de la exaltación del color, una celebración sensual de la vida.
La artista enfatiza los temas reflejados por medio de formas elementales, que ofrecen esa extraña relación primitiva del color y la forma, del detalle exaltado en el delicado margen de actuación que queda entre lo vacío y lo complejo. Como diría Gabriel Rodríguez el su texto para la exposición “Meeresrauschen” (Susurros del mar), realizada en la Biblioteca Central de Santander, en enero de 2019: “Cada cuadro es un decantado de sentimientos que precisa un tiempo lento de actividad contemplativa. Es una pintura ambigua en su literalidad, porque es pintura y océano, realidad e ilusión, suceso pictórico ocurrido en una escala, en una dimensión invariable, y magia sentimental del color al margen de lo simbólico, porque nos invita a un lugar de encuentro entre lo específico pictórico y lo íntimo emocional”.
Y es que su pintura nos deja intuir la serenidad convertida en amenaza, la paz que permite la llegada ulterior de la tormenta, nos propone caminos entre concentración y diversidad, entre figura y abstracción, espontaneidad y reflexión, orden y caos, serenidad y tormento. Se trata de pintura abstracta que como premisa básica tiene una importancia fundamental la plasmación vigorosa del gesto que realiza a gran escala y sus potentes contrastes. Un gesto impetuoso y enérgico que parece realizado a espaldas de la consciencia, creando una realidad pictórica de plasticidad apabullante y contundente composición. Trazos con transparencia de hebras líquidas, de salpicaduras. Y en definitiva, -citando de nuevo a Gabriel Rodríguez-, “Susana Reberdito transmite un amor a la materia, un goce sensual, enérgico y radiante que arde en cada pincelada, en los gestos que acarician o hieren las capas de pintura, para desvelar la profundidad, la veracidad de las emociones que se enredan entre las superficies líquidas del mar o de la pintura”.
Para el catálogo de su ya lejana exposición Oceános (Palacete del Embarcadero, 2014), Guillermo Solana, actual director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, escribió un interesante texto, en el que aludía a cuestiones que también se plantean en esta exposición, y que de alguna manera dan título a la misma:
“El dibujo -escribió Robert Motherwell- es un yate de carreras que corta el océano. La pintura es el océano mismo.” (Drawing is a racing yacht, cutting through the ocean. Painting is the ocean itself.) Motherwell ignoraba tal vez que esa idea había sido planteada tres siglos antes en Francia, en la época de famosa querella del dibujo y el color, por Charles Le Brun, líder de la facción clasicista y gran preboste de la Academia. En sus discursos, Lebrun recomendaba a los artistas que se guiaran siempre por el dibujo (“que le dessin soit toujours le pole et la boussole qui nous regie”) para no terminar sumergidos en el océano del color, donde tanta gente se ahoga (“afin de ne pas nous laisser submerger dans l’ocean de la couleur, ou beaucoup de gens se noient en voulant s’y sauver.”).[...] Pero la sensación final que la obra de Reberdito comunica no es de disolución, sino de plenitud. [...] el agua (hablaba de sus Océanos, expuestos en el Palacete del Embarcadero) y la pintura identificados en una pura exaltación vital, en una celebración de la vida, con una intensa emoción sensual y casi religiosa al mismo tiempo.”
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España