No puedo creer lo que mis ojos ven presenta un cuerpo de trabajo dedicado a cuestionar nuestra comprensión de los desafíos y las perspectivas únicas que las personas con discapacidades enfrentan a diario, al recordarnos la importancia de reconocer y valorar la diversidad de las experiencias humanas. Liliana García, para quien el arte es una búsqueda personal que permite ver el mundo a través de los ojos de su madre y su deterioro físico, nos confronta con la realidad de los objetos cuyo uso práctico es tan ilógico e imposible como si hubiesen sido construidos para otros cuerpos. Un proceso personal y plástico que requiere mirar una y otra vez, pues lo que nos es familiar pierde su funcionalidad, y se convierte en un portal a un mundo que ve con otros ojos.