La propuesta de la presente exposición, de título “No es obvio”, ahonda en una realidad que ha detectado el artista en el contexto del arte contemporáneo: la tendencia que existe de identificar la obra con una disciplina concreta, y de definirla en consecuencia. En opinión de Unai Gabilondo, esta situación se ha dado para detrimento de la pluralidad y la riqueza del arte, y para perjuicio de su accesibilidad al público. Su inquietud al respecto es comprensible cuando se tiene en cuenta su perfil profesional, ya que domina con idéntica maestría los ámbitos de la escultura, del diseño y de la artesanía. Por experiencia propia sabe que cuando crea conjuga todos los lenguajes aprendidos, sin jerarquías preestablecidas, abordando la creación desde la más pura transversalidad. El suyo es un planteamiento artístico abierto, que no se rige por los códigos estéticos herméticos que en el arte contemporáneo establecen el carácter de...una obra. En este aspecto, también se trata de un planteamiento artístico democrático, asequible a todos los públicos, sin que se requiera de un profundo conocimiento del arte para su correcta interpretación.
La manera revolucionaria que tiene Unai Gabilondo de ir en contra de los discursos herméticos que hacen del arte contemporáneo algo de la competencia de muy pocos, es mediante creaciones interdisciplinares que beben de la escultura, del diseño y de la artesanía por igual. Con este planteamiento en el que se aplican y combinan prácticas correspondientes a disciplinas percibidas como diferentes, el artista nos convence de las compatibilidades que en realidad existen entre ellas y del diálogo abierto que mantienen. Sus obras se conjugan así en un carácter novedoso que no se acoge a ninguna categoría establecida y que desafía cualquier intento de encasillamiento. Al espectador le resultará imposible concluir la naturaleza definitiva de esculturas que se prestan a brindar soporte a las cosas, de sillas que trascienden su función y despuntan libres en todas las direcciones, abriéndose al espacio e interactuando con él, o de instalaciones que comprenden materiales y tratamientos propiamente artesanales. Solo al trascender el concepto para mirar a la obra sin estar contaminado por ningún discurso, podrá apreciarse la prolífica riqueza de la obra, que renueva sus múltiples significados posibles ante los ojos que la miran.
Esta filosofía inscribe asimismo el proceso creativo del artista, que lejos de doblegar la materia a un marco prediseñado, como tampoco supedita sus obras a un concepto excluyente, aborda la obra desde la complicidad con la materia prima, a la que ha observado e investigado con el suficiente detenimiento para entender que siempre tiende a rebelarse. Su intervención artística debe entenderse como un baile, en el que el artista propone y la materia acepta, y en ese consenso se desarrolla una estructura a tres voces, en la que conviven las tensiones propias de la materia, la memoria colectiva en forma de tradición, y las inquietudes del artista.
La forma que tiene Unai Gabilondo de entender el acto de crear comprende asimismo la sujeción de la obra a una o varias funciones, ya sea ésta divulgadora, social, estética, económica o la de alimentar el ego del artista. Esta visión desafía la convicción tradicional por la que el atributo distintivo del arte es la falta de una función. Esta noción, en opinión del artista, errónea, sólo sirve para entorpecer la accesibilidad del público a la obra. Por consiguiente, una de las tareas pendientes en el mundo del arte son los planteamientos más honestos que favorezcan al entendimiento del arte.
Imágenes de la Exposición
Unai Gabilondo. No es obvio
Entrada actualizada el el 13 sep de 2018
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