Descripción de la Exposición En cualquier obra de Salvador Torres hay, por lo que parece percibirse, un sentido de intencionalidad, que, unas veces, no asoma palpablemente, y otras no se advertiría, si el autor no hubiese buscado su aparición. Es lo primero que uno quiere resaltar en este comentario, y no porque le interesen menos otras cuestiones de su pintura. Ignorando el interés que este aspecto pueda haber provocado en presumibles críticas, se quiere destacar el hecho de que esta búsqueda de intencionalidad no suele ser situación que persigan muchos artistas. Por lo general, el pintor solo inquieto ante argumentos materialistas prefiere producir una obra que calme el interés del espectador anónimo y las esperanzas de los fieles y conocidos seguidores. Es metodología muy útil para eliminar riesgos y para continuar inmerso en una trayectoria agradable, atractiva y poco más. Saber utilizar los colores, y aplicarlos hasta la saciedad, con el afán incluso de superar cromáticamente el encanto que puede proporcionar un paisaje. Insinúa la amabilidad en un retrato, cuando el personaje retratado siempre muestra en su rostro la aspereza de la seriedad. Adultera la realidad, para que el cuadro refleje las exigencias ajenas, nunca la autenticidad del propio pensamiento... Son comportamientos muy provechosos, aunque carentes de puridad artística. Por esto, es más que plausible -palabra que se presta al doble sentido- intentar eliminar las miserias, para buscar esa esencia de mensaje que siempre ha brillado en el legítimo arte. La búsqueda de mensaje y de esa ya apuntada intencionalidad supone para muchos pintores acaso una labor más costosa que todo el proceso que se expande en la realización de una obra. Además, puede convertirse en un conflicto mental, en una lucha a muerte, si lo que la mente proporciona como obra futura entraña el presumible rechazo -¿por qué no?- del propio artista. Innegable es que, a veces, resulta cómodo captar un pensamiento, que, sin embargo, en el paso subsiguiente, se convierte en retorcida imposibilidad de concreción. Superado el tránsito, que uno ha creído encontrar en esa intencionalidad, producto del proceso creativo del que emerge la pintura de Salvador Torres, es preciso penetrar por las otras facetas, que surten como elementos básicos en las obras de este pintor. Hay que referirse, obligadamente, a la desnuda naturalidad que aparece en óleos o acuarelas. Es prueba de que la pintura de Salvador Torres -basta con una visión imparcial y serena para comprobarlo- se manifiesta de modo equilibrado. Además, a la hora de utilizar los recursos pictóricos, prefiere por sistema la claridad cromática -que no la penuria de los colores- y la luminosidad en las propias entrañas de la obra, aunque la temática que la impulsa pudiera encerrar signos de sentimientos dramáticos. Y algo que no es usual en la mayor parte de nuestros artistas: la capacidad para adentrarse por los mundos más dispares -desde ordinarios oficios, a fastuosas composiciones -, proporcionándoles los enfoques precisos que describen la evidencia del momento. Para cualquier artista no debe de ser cómodo conducir los propios deseos entre panoramas tan extensos; pero Salvador Torres se atreve, se arriesga, se formaliza en su pintura y resurge en ella con síntomas de nueva seguridad creativa. Pedir como testimonio decisivo la revisión de toda su trayectoria sería inoportuna pretensión; pero es la prueba más evidente de cuanto aquí se afirma.
Premio. 09 sep de 2024 - 13 oct de 2024 / Madrid, España
Exposición. 05 oct de 2024 - 09 mar de 2025 / Centro Botín / Santander, Cantabria, España
Formación. 15 oct de 2024 - 30 jun de 2024 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España