Descripción de la Exposición
La Sala d’Art Pictograma de Castellón (plaza de la Muralla Liberal, 1) vuelve a contar con el artista cubano Jorge Ortiz en un proyecto completamente nuevo que lleva por lema ‘Musicomorfícas des-compuestas’, un juego dialéctico donde el pintor incorpora elementos de su anterior colección de músicos a sus últimos trabajos de descomposición. Como el mismo artista apunta, la muestra es su versión onírica y descompuesta de las formas de las que se declara admirador. Sus vivos colores y su sugestiva forma de aunar cubismo y surrealismo hacen de él un artista único en el panorama castellonense. La exposición se inaugura este viernes 24 de noviembre, a partir de las 19.00 horas.
‘Musicomorfícas des-compuestas’ parte de la necesidad de romper con el inmovilismo conceptual de la doble dimensión del lienzo. “Quería salir del lienzo y jugar con los volúmenes. La música es el único arte que hace coincidir el tiempo y el espacio y con ese deseo de tridimensionalidad busco conjugar tiempo y espacio”, explica el artista. La exposición se divide en dos bloques. Por un lado los trabajos pictóricos de vibrante colorido y por el otro las esculturas y cuadros de volúmenes. En la obra plástica Ortiz juega con los mismos motivos que aparecen en sus obras pictóricas creando una correlación que justifica este anhelo.
El título de la exposición responde a su inspiración constante en su familia, en la música y en su deseo de captar lo imposible, el cuadro que sale del cuadro. Al incorporar elementos de su anterior serie de músicos dedicada a su añorado cuñado, -el desaparecido guitarrista Manuel Babiloni-, como pueden ser teclas, cuerdas, mástiles de instrumentos… está estableciendo un diálogo onírico con los volúmenes. Siguiendo su perfil cubista, Jorge Ortiz juega con las formas geométricas, alternando líneas curvas y rectas y añadiendo transparencias. “Me gusta mucho la figura humana, femenina sobre todo. Parto de ella para después truncarla y dar vida a nuevas figuras mediante las transparencias”, señala. Con ello logra que sus obras formen vivos trampantojos requiriendo una mirada atenta y profunda por parte del espectador frente a la comodidad de no pensar, de dejarse manipular.