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La fotografía de Pilar García Merino reside en ese paisaje íntimo e intemporal que es la memoria. Dotada de un sello personal y únicamente transferible a los ojos que registran un instante que, en todas las variantes de su obra, valen más que mil imágenes. Los mundos que inventa esta joven fotógrafa bien podrían ... ilustrar cualquier novela del colombiano García Márquez, pues en ellos habitan dos componentes tan antagónicos como la realidad y la fantasía, y en ellos acaban por fundirse y andar de la mano como en la prosa de Gabo. Así pues ese realismo mágico presente en todas y cada una de sus fotografías es lo que acaba por seducir lo mismo a los ojos experimentados en el campo que a profanos en la materia que, también en este caso, se complementan para dibujar una mirada de agradecimiento hacia lo que se está contemplando. Nos encontramos entonces ante toda una realidad ¿mágica?, claro que sí, con un futuro repleto de luces y una fotografía en la que los objetos adquieren una dimensión de vida propia.