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El proyecto Mundos portátiles surge al plantear la posibilidad del hombre de construir un lugar -su lugar- dentro del mundo global. Frente a la globalización, que ha expandido el espacio difuminando límites y fronteras, aparece con más fuerza que nunca la necesidad del individuo de construir una identidad propia a la que poderse aferrar. La casa –tradicionalmente el lugar de la identidad más íntima y terreno ... de las seguridades- se ha transformado en una suerte de casa a cuestas, más bien en una tienda de campaña desde la que ya no podemos afirmar nada -ni afirmarnos- con seguridad. Los mundos se han hecho portátiles y si bien ya no existe “el Mundo” tal y como lo concebíamos, “los mundos” aparecen como una nueva posibilidad. El hombre debe trasladarse ahora con su propio hábitat a cuestas, situándolo una y otra vez en escenarios diferentes. Mundos habitables, nuevas posibilidades de existencia surgen así en medio de otros horizontes comunes ya instaurados y preconcebidos. Nueva posibilidad de habitar, y más allá, de ser.

De este modo en la serie aquí mostrada (que se presentó en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid el pasado año) mediante el montaje y la dislocación de espacios, la ciudad de Munich se introducirá en ciertos pasajes de Ámsterdam o Perugia, como lo hará Estrasburgo, mientras que a su vez la Estambul continental se resituará en su parte más oriental o incluso en Venecia, demostrando la viabilidad de otros mundos posibles.