De fragmentos, de emociones entrelazadas las unas con las otras -sin orden ni lógica- tal y como se nos presentan a lo largo de la vida. El dolor y el placer se suceden el uno al otro hasta superponerse para crear confusas sensaciones que son ambas cosas al mismo tiempo.

¿Distorsionar la realidad para hacerla más comprensible? ¿Descomponerla y recomponerla con el fin de hallar nuevas perspectivas? Son estas algunas de las preguntas que buscan respuestas en esta colección de pinturas.

El ser humano frente a su más cercana realidad material: la carne. El ser humano condicionado por su propia existencia, por sus limitaciones, por sus expectativas vitales, por sus excesos, por sus temores, por su falsedad...

Romanticismo orgánico, deforme y sangrante. El ser humano frente a su propia existencia. El ser humano desorientado y aterrorizado. El ser ... humano abandonado en un fragmento de la eternidad a merced de la voluntad de su propia materia: la carne.