Descripción de la Exposición
Olga Bettas transita desde hace muchos años por el camino innovador del arte textil y el de las fibras que tiene particular protagonismo en el mundo contemporáneo. El arte textil y de las fibras genera un nuevo paradigma estético.
Bettas elige materiales no tradicionales para crear piezas tridimensionales, realiza operaciones diversas con numerosas telas y fibras, desde las naturales hasta las artificiales incluyendo desde materiales nobles hasta los más humildes y descartables. Supera, en diversas creaciones y sobre todo en esta instalación en el MNAV la bidimensional tradicional del tapiz. Le interesa ampliar los lenguajes, desafiar las fronteras entre las expresiones artísticas y crea esculturas blandas y objetos sin detenerse ante fronteras perimidas. Experimenta con materiales, con formas y con diversas técnicas.
Utiliza la puntada, subraya el valor del acto de coser, recurre al collage y al assemblage de telas, elabora patchworks, adopta apliques, e interviene las piezas con bordados. Se puede hablar, en su caso, de "femmage" un término inventado por Miriam Schapiro y por Melissa Meyer, para destacar el papel de obras realizadas con materiales afines a la vida de la mujer como la puntada, la costura, los pedazos de tela, el bordado. El "femmage" explora y honra la creatividad y los recursos expresivos de las mujeres. Otro diálogo posible es el de la escultura blanda creada en 1962, por Claes Oldenburg quien trabaja con materiales orgánicos.
Bettas rescata la manualidad femenina como parte de su discurso y la sustrae del contexto peyorativo "trabajo manual del hogar". La labor manual adquiere una gran importancia.
Ahora crea una instalación en la que el protagonismo lo tienen dos enormes figuras imaginarias vinculadas a un bestiario propio y que Bettas asocia, de alguna manera, a la inspiración que le suscita la poesía de Marosa di Giorgio. Es la primera vez que trabaja con un bestiario. Y postula seres quiméricos propios de una zoología fantástica. Son extrañas criaturas y la hibridación está presente. También lo misterioso y lo enigmático se destacan en esta instalación que tiene varias connotaciones y despierta varias lecturas.
Los de Bettas son seres que emergen de su imaginación y no encajan en ninguno de los bestiarios conocidos como Physiologus, el de San Isidoro de Sevilla (libro XII de las Etimologías) y San Ambrosio, el Bestiario de Aberdeen, el de Leonardo da Vinci, el Bestiario de Juan de Austria escrito por Martín Villaverde y los de Jorge Luis Borges, (Manual de zoología fantástica. Fondo de Cultura Económica: México, 1957) y (El libro de los seres imaginarios. Editorial Destino: Barcelona, 2007 (reedición).
Los dos animales fantásticos, casi acéfalos, con cabezas hipotrofiadas y con miembros muy pequeños, parecen capaces de reptar. Vísceras, que la artista llama "triperío", emergen de sus cuerpos, mientras se instala en la sala un clima inquietante, ominoso y onírico.
Alicia Haber, curadora de la muestra