Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El Museo Cerralbo inaugura el ciclo MIRADAS con la exposición Páginas de la Historia. Una obra inédita, que se celebrará del 24 de abril al 24 de mayo en la Sala de Exposiciones Temporales, para conmemorar el centenario de la concesión del Premio Martorell de Arqueología Española a don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, por su obra Páginas de la Historia Patria por mis excavaciones arqueológicas, que obtuvo este prestigioso reconocimiento el 23 de abril de 1912. Conforme al nuevo planteamiento que el Museo quiere ofrecer con MIRADAS, la exposición Páginas de la Historia. Una obra inédita busca, mediante el montaje museográfico sobre una mesa de escritorio, ofrecer la impresión de un momento de trabajo de Cerralbo con su obra, concretamente la etapa de las correcciones finales realizadas sobre el manuscrito original. A través de esta foto fija se pueden apreciar los diferentes aspectos de esta obra y el magno trabajo que se realizó. El Museo está trabajando en la publicación de Páginas en este momento, ya que las bases del concurso así lo disponían. Y es que después de 100 años, los originales del Museo Cerralbo y las copias que poseen otros Museos, como el Museo Arqueológico Nacional y el Museo Numantino de Soria, son continuamente consultados por los investigadores. Francesc Martorell i Peña y su legado El comerciante Francesc Martorell i Peña (Barcelona 1822-1878), cultivó su afición por la arqueología, la numismática y la historia natural, compaginando sus estudios sobre vestigios arqueológicos del área catalana con la creación de una importante colección. Para evitar su dispersión, ésta es legada a la ciudad de Barcelona, junto con su biblioteca y una dotación económica de 125.000 pesetas, inaugurándose así el primer museo de titularidad pública de Cataluña: el Museo Martorell de Arqueología y Ciencias Naturales. Además, con las rentas del capital legado se crearía un premio quinquenal dotado de 20.000 pesetas a la mejor obra de arqueología española, de autoría nacional o extranjera, que debían ser publicada en el plazo de dos años, pudiendo hacerlo, en caso contrario, el Ayuntamiento de Barcelona. El fallo se hacía público el día de la festividad de Sant Jordi (23 de abril), patrón de Cataluña, por petición de su promotor. El Premio Martorell inicia su andadura en 1887 y, tras el impasse de la Guerra Civil, continúa hasta finales de los años 70 del siglo XX. Este premio ha recaído en diferentes precursores de la Arqueología en España, como los hermanos Siret, George Bonsor, Adolf Schulten, Pierre París, Joan Serra Vilaró, Lluís Pericot, Père de Palol, Antonio Beltrán o Miquel Tarradell. El marqués de Cerralbo gana el VI Premio Martorell En 1912 el jurado del VI Concurso, constituido por Hermenegildo Giner de los Ríos, Émile Cartailhac, Guillermo de Osma, Pablo Font y Joaquín Miret, resuelve conceder el premio a Enrique de Aguilera y Gamboa, marqués de Cerralbo (1845-1922) por su obra Páginas de la Historia Patria por mis excavaciones arqueológicas, que comparte con Ferrán de Sagarra i Siscar y su estudio sobre sigilografía catalana. La obra de Cerralbo, compuesta por cinco tomos mecanografiados y encuadernados, corregidos a pluma y lápiz e ilustrados con más de quinientas fotografías, dibujos, mapas, planos y secciones para las que se contó con la colaboraron de Juan Cabré, Pedro Palacios y Eugenio Muro, permanecerá inédita durante cien años. No obstante, la difusión de su contenido se realizará con la participación del Marqués en el XIV Congreso Internacional de Antropología y Arqueología prehistóricas (Ginebra, 1912), y con diversas publicaciones de 1915 y 1916. Cerralbo, en su testamento de de 30 de junio de 1922, hace referencia expresa a su publicación, y dispone todo lo necesario para llevarla a efecto en un plazo máximo de cinco años a contar desde su fallecimiento, que tendrá lugar el 27 de agosto de ese mismo año. Estando todavía pendiente de recibir del Ayuntamiento de Barcelona la cuantía económica del premio, dispone una partida económica para asumir los gastos que conlleve la publicación, incluido el encargo a Juan Cabré de completar su edición con el aporte de nuevas fotografías y dibujos realizados en campañas posteriores a la redacción de la obra. Hasta la fecha, sólo el último tomo dedicado a Arcobriga ha sido publicado íntegramente en 1987, en edición comentada dirigida por Miguel Beltrán Lloris. No obstante, en el Museo Arqueológico Nacional y Museo Numantino de Soria existen copias de la obra a disposición de los investigadores. Una nueva luz en la investigación arqueológica Torralba: la estación humana más antigua conocida La estación paleontológica de Torralba (Soria), excavada entre 1907 y 1913 y perteneciente al Pleistoceno Medio, fue descubierta gracias a los trabajos de suministros de la vía férrea. Los resultados obtenidos por E. de Aguilera y Gamboa convirtieron este sitio en el yacimiento más antiguo conocido hasta el momento, en el que habrían convivido homínidos y animales ya extintos hace 350.000 años, alcanzando estos resultados gran interés internacional. Las excavaciones recuperaron restos óseos de especies como el ciervo común (Cervus elaphus), rinoceronte (Stephanorhinus), uro (Bos primigenius), caballo (Equus caballus torralbae) y elefante (Palaeoloxodon antiquus). Consciente del peligro durante su extracción, dotó a los restos de estructuras de protección, permaneciendo así consolidados en su residencia de Santa María de Huerta (Soria) y en el Museo de la Escuela de Ingenieros y Minas hasta su donación al Museo Nacional de Ciencias Naturales. El yacimiento de Torralba no ofreció ningún resto humano, pero la industria lítica hallada (bifaces, raederas y hendedores), descrita por Cerralbo según los conocimientos de la época, es característica del periodo Achelense del Paleolítico Inferior y se correspondería con el Homo heidelbergensis, del que sólo se conocen restos fósiles en España en la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos). Por estratigrafía geológica, un método de excavación e interpretación muy avanzado para la época, Cerralbo interpretó este yacimiento como un posible cazadero en terreno lacustre, pero aún hoy la caza en grupo en homínidos tan primitivos no esta suficientemente probada. Según estudios tafonómicos realizados en los restos óseos encontrados en el cercano yacimiento de Ambrona (Soria), también excavado por Cerralbo (1914-1916), es más probable que el sitio fuera un 'cementerio de animales': una de las últimas charcas en un periodo de grandes sequías, en la que morirían gran cantidad de animales que atraerían a humanos y otros carroñeros. Las necrópolis también se organizan en calles El tiempo ha probado la veracidad de los escritos del marqués de Cerralbo cuando relata, refiriéndose a las tumbas celtibéricas (siglos IV-I a.C.) de Luzaga, Aguilar de Anguita (Guadalajara) y Arcobriga (Zaragoza): 'cavando en el terreno a varias profundidades, se iban encontrando piedras, (...) formando calles las estelas, y al lado de cada piedra una urna cineraria, cubierta, invariablemente, de un trozo de lancha tosca sin pulimento. Las estelas son de piedras areniscas' (tomo III: Aguilar de Anguita, p. 18). Durante varias décadas se interpretó esta descripción como una invención. En contra de Cerralbo estaba parte de la documentación fotográfica de los tomos III y IV de Páginas de la Historia, que reflejaba un montaje realizado por el Marqués con la intención de facilitar la comprensión de los yacimientos. Así, todas las estelas, con sus correspondientes tumbas compuestas por urna cineraria y ajuar, se disponían sobre la superficie del terreno reproduciendo las mismas calles en las que fueron encontradas a escasos metros de profundidad. La imagen tomada muestra, así, una recreación de la realidad: largas calles con orientación norte-sur, distantes de 1 a 4 metros entre sí, con hasta 57 tumbas por calle. Tras la muerte de Cerralbo, J. Cabré Aguiló (1882-1947) siempre defendió la existencia de estas calles, no sólo como fotógrafo de las excavaciones, sino como director de la necrópolis de Alpanseque (Soria), donde también apareció esta ordenación del espacio funerario. No será hasta finales de los años 60, gracias a las excavaciones de Riba de Saelices (Guadalajara) y La Requijada de Gormaz (Soria), donde se documenta el mismo fenómeno, cuando se devuelve la razón a los trabajos del marqués de Cerralbo. El descubrimiento de Arcobriga Siguiendo los vestigios del tramo final de la vía romana Iter ab Emerita Caesaraugustam que desde Mérida se dirige a Zaragoza a través de Astorga (León), el marqués de Cerralbo emprendió las excavaciones en Cerro Villar (Monreal de Ariza, Zaragoza) por estar convencido de que aquí hallaría Arcobriga, ciudad que tradicionalmente se creía en el municipio de Arcos de Jalón (Soria). De ahí el símbolo de interrogación que acompaña al título del último tomo que compone Páginas de la Historia Patria. La excavación de esta ciudad romana, llevada a cabo entre los años 1911 y 1920, supone una de las primeras realizadas a gran escala, abarcando ya en 1911 una superficie de más de 7 ha. Esta extensión responde al afán de localizar estructuras significativas, y así, Cerralbo documenta sus murallas y accesos, las termas, el pretorio o cuartel de los ejércitos romanos (actualmente interpretado como una domus o vivienda unifamiliar), viviendas y calles empedradas, y la basílica del Foro (donde se impartía justicia), uno de los pocos ejemplos conservados en la arqueología hispánica. A pesar de este trabajo tan ambicioso, desgraciadamente Cerralbo no dedicó a Arcobriga el mismo esfuerzo de difusión que a sus excavaciones paleontológicas y arqueológicas del ámbito celtibérico. La única descripción de sus trabajos iniciales en la ciudad aparece inédita en Páginas de la Historia Patria. LA EXPOSICIÓN En una única vitrina, montada sobre una mesa de escritorio de fines del siglo XIX, se muestran los imponentes cinco tomos mecanografiados y encuadernados de la obra Páginas de la Historia Patria, tal y como se presentaron ante el jurado del Premio Martorell. Gracias a la apertura de tres de los mismos podemos apreciar diversos detalles de su interior: del Tomo IV, texto mecanografiado con correcciones a pluma, correspondiente al comienzo del capítulo sobre las excavaciones de la necrópolis celtibérica de Luzaga (Guadalajara); del Tomo I, una lámina con fotografía de mandíbula de Elephas, bifaz de cuarcita y hendedor de caliza; y del tomo V, una lámina con dos fotografías de los almacenes provisionales de la residencia veraniega de Santa María de Huerta (Soria), con piezas procedentes de Arcobriga; y un gran plano de planta de este yacimiento desplegado. Junto a la obra, además de unas fotografías de las muchas que se usaron a modo de ilustraciones junto con dibujos, mapas, y planos, podemos admirar tres objetos de escritorio que pertenecieron al marqués de Cerralbo y proporcionan el ambiente y la sensación de trabajo de la época: un tintero de vidrio con montura metálica y reposaplumas incorporado, una goma de borrar con mango de marfil y una pluma con su portaplumas y secante incorporado.
Bajo el título de MIRADAS, el Museo Cerralbo presenta un nuevo ciclo de microexposiciones, con el objeto de ofrecer al público nuevas lecturas y planteamientos sobre el fundador y sus colecciones, o sobre un determinado tema propuesto. Un espacio versátil que dirige los ojos del siglo XXI hacia objetos del XIX, que se abrirá también a nuevos soportes y tecnologías, pero ligado, a su vez, al pasado, porque sólo desde él se entiende el presente y se emprende el futuro.
Premio. 09 sep de 2024 - 13 oct de 2024 / Madrid, España
Exposición. 08 oct de 2024 - 12 ene de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España
Formación. 15 oct de 2024 - 30 jun de 2024 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España