Descripción de la Exposición
Durante la década de los años setenta del siglo XX, las prácticas artísticas en Mallorca experimentaron diferentes cambios en todos sus órdenes. Las artes plásticas fueron protagonistas de numerosas aportaciones de corrientes artísticas a través de sus acciones y obras. Los colectivos artísticos, las alianzas ocasionales y proyecciones individuales manifestaron un deseo de cambio radical en los comportamientos tradicionales de la sociedad predemocrática.
Artistas de las Islas Baleares participaron en luchas por la protección del territorio y acciones de protesta en diversos ámbitos de la cultura oficial. Estos utilizaron los lenguajes propios de las vanguardias que iban llegando a Mallorca: las performances, los happenings, las acciones poéticas, la poesía experimental, los manifiestos, las publicaciones, las ediciones de autor, el teatro, la música o el Mail Art tuvieron un papel destacado durante la Transición. Los años setenta fueron un grito creativo a favor del arte y la vida de una generación de artistas dispuestos a cambiar la percepción y las maneras de ver el arte.
Los artistas Pep Canyelles, Jaume Pinya y Horacio Sapere recuperaron la documentación que guardaban dentro de los cajones y rincones de sus talleres, a partir de un corpus documental que muestra diez años de trabajos y relaciones y que ahora está depositado en Es Baluard Museu. El archivo, titulado «Risc i Ruptura 1973-1983», contiene más de un millar de documentos pertenecientes a 196 autores de geografías diversas. Autores de Alemania del Este, Alemania Federal, Inglaterra, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Hungría, Italia, la antigua Yugoslavia, Nueva Caledonia, Polonia, Uruguay, Venezuela y Chile, conforman un fondo archivístico excepcional. Es el llamado archivo de artista en el que descubrimos las relaciones de los artistas locales, su unión con colectivos y artistas de todo el mundo a través del Mail Art y la poesía experimental.
Felipe Boso, Guillermo Deisler, Joan Brossa, Isidoro Valcárcel Medina, José Luis Mata, Leonhard Frank Duch, Clemente Padín, Ruth Wolf Rehfeldt, Bartomeu Ferrando, Graciela Gutiérrez Marx, J. M. Calleja, Edgardo A. Vigo, por citar algunos, forman parte de la extensa nómina de autores que acompañan una generación de artistas locales que tuvieron la capacidad de transformar la escena artística de Mallorca.
ARCHIVO DE ARTISTAS
–RISC I RUPTURA–
1973 – 1983
Jaume Pinya
El primer trabajo en profundidad sobre este período fue el del escritor Lluís Maicas, en 1980, titulado Dossier de la nova plàstica a Mallorca [Dossier de la nueva plástica en Mallorca], un inventario que recoge las actividades, textos, publicaciones y exposiciones realizadas en Mallorca entre 1968 y mayo de 1977, con un texto introductorio de Damià Pons i Pons que señala las aportaciones que la «Nueva plástica» mallorquina ha hecho a nuestra historia del arte. Alude a «la actitud de ruptura, explícita y frontal, con la pintura dominante en la isla» y menciona especialmente las acciones de los colectivos para con los certámenes de pintura en una generación de autores que provocó «la introducción en la isla de los lenguajes artísticos que marcaron el avance de la plástica internacional durante las últimas décadas».
También el historiador Jaume Reus Morro publica en 1999 Art i conjuntura: la Jove Plàstica a Mallorca 1970-1978 [Arte y coyuntura: la Joven Plástica en Mallorca 1970-1978], el estudio más completo y exhaustivo sobre las experiencias de los colectivos artísticos de la década, y lo califica como «[...] uno de los momentos más complejos y todavía hoy dificultosos para cualquier investigador, pero también, y por encima de todo, más interesantes y que realizó una de las aportaciones artísticas más vigorosas que se han dado en Mallorca en este siglo que llega a su fin». Se trata de dos obras de referencia en la historia del arte en Mallorca, publicadas con casi veinte años de diferencia, que se adentran, cuando menos, en los caminos de un grupo de artistas que fueron capaces de alterar una sociedad conformista.
El término «Nueva o Joven plástica» alude básicamente a la práctica multidisciplinaria y, casi exclusivamente, a los autores que utilizaban estas premisas, además de a las acciones reivindicativas, performances y happenings. Por otro lado, escritores y poetas empiezan a colaborar con los artistas, por lo que se difuminan las fronteras entre las artes y se crean espacios de intercambio a través de la experimentación, la autoedición y la propia distribución de sus creaciones. Se producen publicaciones en diferentes soportes y técnicas, algunas de modo artesanal, efímeras. La serigrafía, el ófset y la fotocopia son los medios de expresión habitual, alterando las formas sociales de comunicación en el ámbito de la cultura insular, una desjerarquización basada en colaboraciones en las que algunos autores practicaban indistintamente la escritura y las artes plásticas. Margalida Pons, profesora de Literatura Catalana y Teoría de la Literatura de la Universitat de les Illes Balears, habla de los años setenta como «un período de permanencias y de rupturas, de poesía independiente, tanto por la estética como por el proceso de distribución de las obras».
En este contexto iniciaron su trayectoria Pep Canyelles, Jaume Pinya y Horacio Sapere. El material documental que un artista va compilando en su taller tiene un valor excepcional que casi siempre permanece en la sombra y es, en realidad, la principal fuente de la historia del arte. La cantidad de documentos conservados por Canyelles, Pinya y Sapere y su calidad fueron decisivos para reflexionar sobre la riqueza de unos materiales guardados bajo la premisa sentimental de haber sido cómplices y actores de acontecimientos artísticos locales y, paralelamente, nacionales e internacionales.
La documentación que cada artista conservaba en sus talleres puede agruparse en dos grandes apartados. Una parte común, ya que Canyelles, Pinya y Sapere formaron alianzas puntuales para mostrar sus obras en varias galerías de arte, al mismo tiempo que participaron colectivamente en exposiciones de mail art, publicaciones en revistas, libros de poesía visual y ediciones de obra gráfica. Una segunda parte recoge un corpus documental más personal que cada artista custodiaba. Se trata de correspondencia con otros artistas, poemas visuales, revistas, catálogos, invitaciones para participar en exposiciones, artículos y recortes de prensa, fotografías y documentación relativa a exposiciones individuales. La suma de este fondo nos revela las relaciones con artistas locales, nacionales y la conexión internacional con otros artistas europeos, norteamericanos y latinoamericanos.
El archivo recibió el nombre de «Risc i Ruptura» [Riesgo y Ruptura], en alusión al riesgo que implicaba la realización de determinadas actividades artísticas en los inicios de la década de los setenta, período durante el cual todavía se denunciaban y clausuraban exposiciones y algunas de ellas recibían ataques de grupos fascistas, ya que suponían una ruptura radical con los rígidos valores de la época franquista.
El fondo documental comprende un período de diez años, desde 1973 a 1983, una década que nos permite reflexionar sobre los movimientos artísticos de aquel momento, su fortaleza y debilidad en contextos muy precarios, como era la ciudad de Palma en los años predemocráticos. Son los años frenéticos de la descomposición del régimen franquista, del inicio del llamado período de la Transición, de la llegada de corrientes artísticas europeas y de los exiliados latinoamericanos.
El archivo proporciona una sombra refrescante, que protege del sol veraniego y pesado, poblada por personas que estimulaban la creación y el espíritu de lucha. La documentación del archivo no se hace eco de determinados artistas que convivían en los barrios de la parte alta de la ciudad antigua de Palma y que, con su maestría, silenciada en muchas ocasiones, y su sabiduría, ayudaban y guiaban a una generación de jóvenes artistas dispuestos a cambiar la realidad. En los barrios de La Calatrava, la antigua judería, la parroquia de Santa Eulàlia y la de Sant Nicolau1 convivían varias generaciones de autores que intercambiaban información y experiencias: Pere Martínez Pavia (1927-2020), Mateu Forteza (1931), José María de Labra (1925-1994), Jorge Manuel Pombo (1940-2010), Longino Martínez (1901-1992), Rafael Amengual (1938) y Pere Quetglas Xam (1915-2001). Estos autores no solo dieron la mano y su amistad a unos artistas incipientes, sino que también en algunas ocasiones participaron en determinadas causas sociales y políticas. Jorge Manuel Pombo tenía su taller-escuela en la calle de Can Brondo, desde donde impartía sus clases. En el espacio de la escuela, una fotografía del artista Joaquín Torres-García presidía el ámbito de trabajo. Sin lugar a dudas, Pombo contribuyó a dar a conocer el legado de Torres-García, un artista muy ligado a Mallorca, primero como ayudante de Gaudí en la intervención en la catedral y también por su matrimonio con Manolita Piña de Rubíes, hija de Jaime Piña Segura, un judío mallorquín que hizo cierta fortuna en Cuba, y de Mercedes de Rubíes i Berenguer, que procedía de una familia de la burguesía catalana del siglo XIX.
El escultor Mateu Forteza guio a muchos artistas jóvenes con sus enseñanzas. Alfons Sard, un artista muy vinculado al período de los setenta, en una comunicación personal nos comenta que sus inicios como escultor fueron gracias a Mateu Forteza. José María de Labra mantenía en su estudio largas conversaciones con artistas y fue uno de los divulgadores del pensamiento del filósofo Ernst Cassirer. El escultor Pere Martínez Pavia, artista muy ligado a la poesía y al teatro, a menudo ejercía de tutor de los jóvenes artistas.
Esta nueva generación de artistas que vivían o trabajaban dentro del recinto urbano del barrio histórico de Palma tuvieron la suerte, como antes hemos comentado, de compartir las enseñanzas de una generación anterior. Eran Mariann McErlain, Pep Canyelles, Alfons Sard, Mercedes Laguens, Ramon Canet, Jaume Pinya, Miquel Barceló, Margalida Escales, Horacio Sapere y Antoni Fernández. Poblaban los espacios que, a medida que la década iba avanzando, se enriquecían con la presencia de lugares alternativos al arte. El poeta Rafel Jaume abrió la librería Cavall Verd, la única librería, en Mallorca, dedicada exclusivamente a la poesía, facilitando la presencia de los trabajos poéticos de los autores jóvenes. Ferran Cano y Àngel Juncosa crearon la Galeria 4 Gats, donde montaron exposiciones de los creadores mallorquines al mismo tiempo que se hacían exposiciones con artistas foráneos. ¿Hasta qué punto se dio la contaminación de ideas artísticas entre los artistas foráneos y los locales? La Galeria 4 Gats adoptó una mixtura de corrientes artísticas, alternando arte conceptual, poetas y artistas más preocupados por la pintura, el cómic y el arte pop, a la vez que también podían contemplarse obras de Picasso, Miró, Saura o Brossa. Esta alternancia creaba un diálogo generacional y de relaciones con otros artistas. La mayoría de los artistas jóvenes implicados en la llamada «Nueva/Joven plástica» expusieron allí por primera vez.
Mira a ver si...
La exposición «Mira a ver si... Poesía experimental y mail art en Mallorca» muestra a través del archivo Risc i Ruptura las relaciones artísticas de las que Canyelles, Pinya y Sapere formaron parte durante la década de los setenta. Relaciones que van desde su participación en colectivos a muestras individuales, publicaciones y una presencia muy interesante en los circuitos internacionales de mail art.
Aunque la cronología del archivo empieza en 1973, la exposición se inicia en el año 1974 y pretende mostrar la documentación de dos grupos: Criada 74 y Grupo de Pintores Termonucleares, grupos que marcaron un activismo político y social, sobre todo en sus acciones y happenings. La solidez inicial en contra de un sistema cultural en decadencia fue perdiendo fuerza, hasta la disolución de los colectivos. Tanto Criada 74 como los Pintores Termonucleares desaparecen en 1977. La amistad de algunos artistas que se habían formado en estos grupos permitió alianzas ocasionales y continuaron haciendo exposiciones, cada vez más integrados en espacios periféricos primero y, después, de manera individual, en galerías de arte.
Como ejemplo de la efervescencia artística que se vivía y de la participación colectiva de todos los ámbitos creativos de la ciudad, en agosto de 1978 artistas que habían formado parte de los colectivos Criada 74, Termonucleares, Taller Llunàtic, otros independientes, actores, poetas, músicos, escritores y amigos, junto con miembros de los grupos ecologistas de carácter libertario como Terra i Llibertat y miembros de Talaiot Corcat, que se habían formado en Palma para la defensa de la Dragonera, llevaron a cabo una acción titulada «Fester Salvatge» en la plaza de la Llotja, considerada por muchos de ellos una de las más festivas y lúdicas de la década. Se trataba de recaudar dinero para la defensa de la Dragonera. Se pusieron a la venta obras realizadas para la ocasión, carteles, postales, objetos y obra gráfica. Ahí se condensa, por tanto, una parte de la actividad artística de los años setenta, que evolucionó hasta convertirse en lo que sería una diáspora de artistas mallorquines hacia unos planteamientos más individualistas.
Mail art en Mallorca
La falta de estudios sobre esta época no nos permite determinar los inicios de la poesía experimental en Mallorca y el mail art y, además, se hace difícil un seguimiento cronológico para establecer su presencia en las corrientes artísticas que tradicionalmente imperaban en la década de los setenta. Jaume Reus vincula Neon de Suro, Palma 1975-1982, y el mail art como uno de los aspectos más interesantes y significativos de esta publicación, impulsada por el artista Steva Terrades y los artistas Bartomeu Cabot, Sara Gibert y Andreu Terrades. La publicación, pionera en Mallorca, fue una experiencia colectiva con eco internacional en los circuitos del mail art.
Fernando Millán, en Escrito está. Poesía experimental en España, realiza un recorrido por los inicios de la poesía experimental y se refiere a la década de los sesenta como los inicios y el desarrollo de la poesía experimental en el Estado español.
La revisión del corpus documental del archivo Risc i Ruptura nos ha permitido ampliar datos no mencionados, no por desconocidos, probablemente por falta de estudios sobre la práctica del mail art en Mallorca, como es la gestación del Atelier Bonanova en el año 1974 a cargo de los artistas José Luis Mata (1942) y Antonia Payero (1940) en Palma. El Atelier Bonanova estaba ubicado en la calle de Francesc Vidal i Sureda del barrio de La Bonanova de Palma y sus obras, impresas en la imprenta Mossèn Alcover, referenciaban su procedencia, fecha, hora y dirección del lugar donde se creaban. Su primera producción, un poema visual dedicado a Marcel Duchamp, lleva la fecha de 6 de julio de 1974 y se realizó a las veinticuatro horas.
A mediados de la década de los setenta, el escritor occitano Patrick Gifreu nos remitió una de las listas de direcciones de poetas internacionales, a la vez que nos invitaba a participar en las convocatorias. La edición de Elements per a un any nou [Elementos para un nuevo año], una recopilación de poemas visuales editados en serigrafía y ófset por Pep Canyelles, Mariann McErlain, Joan Manresa, Jaume Pinya y Horacio Sapere, se da a conocer en las redes internacionales. Su buena acogida en la red provocó un intercambio con otros artistas del arte postal. El poeta Joan Manresa publicó una serie de poemas visuales con los que participó en varias exposiciones internacionales. La artista Esther Olondriz presentó sus trabajos en exposiciones de mail art, con lo que se amplía la nómina de autores mallorquines en ámbitos internacionales. La presencia de estos autores isleños en las exposiciones y publicaciones se mantendrá de forma asidua.
El archivo dispone de un contenido documental heterogéneo sobre poesía experimental. Una parte recoge trabajos publicados en editoriales periféricas o autoeditados de autores considerados experimentales y nacidos antes de la Guerra Civil española, como Joan Brossa, Antonio Fernández Molina, Francisco Pino, José María Iglesias, Felipe Boso, Juan Hidalgo-Grupo Zaj, Isidoro Valcárcel Medina y Guillem Viladot. Estos artistas, entre los años sesenta y setenta, inician obras experimentales.
La parte más considerable del archivo corresponde a intercambios con artistas de las redes de mail art, tanto nacionales como internacionales. Los artistas de mail art, además de crear sus obras, generaban proyectos participativos que hacían extensivos a la red. Todo ello provocaba una avalancha de correspondencia explicitando las temáticas a desarrollar. Su diversidad conllevaba respuestas heterogéneas. En otros casos se mandaban trabajos individuales entre autores y se intercambiaban poemas y reflexiones. A finales de los setenta algunas instituciones académicas empiezan a patrocinar exposiciones de poesía visual utilizando la valiosa información que circulaba a través las redes de mail art. Algunos ejemplos procedían de Italia, donde la «poesía visiva», tal como la llamaban, tenía una gran presencia. Institutos de arte, universidades y centros culturales se preocuparon por incluir en sus programaciones muestras de arte marginal. El apoyo académico ayudó a desarrollar proyectos más ambiciosos, la gratuidad en el sistema del mail art y la generosidad de los artistas favorecía su desarrollo a causa de los bajos costes que implicaba la organización de un evento.
Una parte de esta documentación revelaba las dificultades de autores que vivían conflictos políticos en países con dictaduras militares. Autores de América del Sur y Europa del Este compartían rasgos comunes, el control policial, penurias con los materiales, censuras y cárcel, en algunos casos. Los ejemplos son numerosos: el artista polaco Pawel Petasz (1951-2019) cosía los sobres para confundir a la censura y de este modo quienes recibían la carta sabían si estaba manipulada; el artista uruguayo Clemente Padín (1939), considerado unos de los poetas visuales pioneros de Sudamérica, fue encarcelado en el año 1977 por sus actividades, lo que provocó una protesta internacional y dio inicio a una campaña de solidaridad con la creación de numerosas imágenes pidiendo su libertad, durante dos años, hasta la liberación del poeta.
Edgardo A. Vigo (1928-1997), poeta argentino, combatió el régimen militar argentino con medios artísticos. Su hijo Palomo fue uno de los miles de argentinos desaparecidos sin dejar rastro. El poeta chileno Guillermo Deisler (1940-1995) fue encarcelado en Antofagasta y poco después se exilió a Bulgaria. Deisler fue el creador del proyecto UNI/vers(;) dirigido a los artistas y al mail art. Antes de morir visitó Mallorca. Leonhard Frank Duch2 (1940), desde Brasil, preocupado por las represiones, creó un proyecto titulado I AM AN ARTIST [Soy un artista], en el que invitaba a los artistas de todo el mundo a crear imágenes de protección frente a las dictaduras.
Otro apartado nos muestra las relaciones y las obras con los artistas de Europa occidental y Norteamérica. Las numerosas aportaciones son significativas de los comportamientos experimentales bajo cualquier denominación: poesía visual, poesía concreta, literatura experimental, letrismo, revistas, publicaciones, libros de artista. Este apartado presenta once conjuntos que corresponden a documentos de artistas de once países en alusión al sistema del que tradicionalmente se valían las exposiciones de mail art. Más de un centenar de autores conforman este fondo, algunos de ellos muy relevantes por su aportación artística. Son los autores de la llamada segunda generación de la poesía experimental en la historia del mail art: Fernando Millán, Bartolomé Ferrando, J. M. Calleja, Antoni Gómez, José Antonio Sarmiento, José Luis Mata, Xoan Anleo y Andreu Terrades, entre otros autores nacionales. Igualmente, hay que destacar la presencia de artistas internacionales como Julien Blaine, Patrick Gifreu, Ulises Carrión, Klaus Groh, J. O. Olbrich, Robin Crozier, Giovanni Fontana, Eugenio Miccini, Vittore Baroni, Ruggero Maggi, por citar algunos que continuaron y continúan trabajando la experimentación.
El archivo también dispone de un fondo dedicado a publicaciones de todo el mundo, algunas de tirada única. No era inusual publicar una revista de un solo número o revistas de duración limitada, como limitado era el número de ejemplares. Ephemera, por ejemplo, fue una revista mensual de mail art y obras efímeras editada por Ulises Carrión, Aart van Barneveld y Salvador Flores y publicada en 12 números por Other Books and So, Ámsterdam, entre 1977 y 1978. La revista OVUM, editada por Clemente Padín en Montevideo, la revista Zootropo, editada en Zaragoza por Sergio Abrain, la revista Blanc d'ou, impulsada por el poeta Àngel Terron y editada en Palma. En París, Julien Blaine edita DO(K)S, una de las revistas más importantes de poesía visual junto con la revista Texto Poético, editada por Bartolomé Ferrando y David Pérez en Valencia. Vittore Baroni edita en Italia la revista Arte Postale!, dedicada íntegramente a la red. Una de las publicaciones más carismáticas fue
Commonpress, editada por Pawel Petasz en 1977. La idea de Commonpress era que cada participante se convirtiera a su vez en editor y se hiciera cargo de un número. A continuación, debía garantizar la reproducción de las contribuciones y proponer un tema orientador. Así que, tan pronto como se incorporan nuevos artistas a cada número, este sistema teóricamente se hace autónomo y, en cierta medida, es infinito.
El mail art dio cobijo a numerosos artistas, muchos de ellos innovadores y transgresores, permitió el activismo de una militancia internacional que, utilizando los servicios estatales de correos, podía comunicar al mundo las represiones de estados dictatoriales a la vez que privilegiaba la comunicación más allá de la estética para convertirse en un arte marginal. En sus convocatorias, toda obra enviada era aceptada, sin censura, ni normas, ni ventas. Las obras de mail art no se compraban ni se vendían, lo que implicaba un intento de liberarse del mercado tradicional y favorecer la experimentación con total libertad. Su espíritu era abierto y democrático y su aportación no reside en las obras, sino en la red de comunicaciones. La convicción sobre las posibilidades creativas de las personas abría un nuevo camino en el mundo del arte.
Sin duda, el archivo Risc i Ruptura merece un estudio en profundidad, se constituye como fuente de indagación e investigación de un período excepcional sobre la experimentación y contribuye a la historiografía sobre las poéticas experimentales en la historia del arte en Mallorca y a dar testimonio de la presencia de artistas mallorquines en una corriente internacional, muy valorada en los últimos años, como es el mail art.
La muestra «Mira a ver si... Poesía experimental y mail art en Mallorca» pretende evocar un breve pensamiento de la filósofa María Zambrano: «‘Mira a ver si...’ lo que quiere decir: detente y reflexiona, vuelve a mirar y mírate a la par, si es que es posible».
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(1) El entramado urbano de estos barrios permitía una fácil comunicación entre los vecinos. Los artistas que residían en ellos facilitaban espacios y casas para talleres o viviendas. Mateu Forteza proporcionó a Alfons Sard, Mercedes Laguens y Ramon Canet un espacio para trabajar en La Calatrava. El escritor Guillem Cabrer alquiló el antiguo taller de Jaume Pinya en la calle de Santa Clara.
(2) Leonhard Frank Duch, hijo de padre alemán y madre brasileña, llegó a Mallorca a los nueve años en un programa de acogida de niños alemanes a través de la Cruz Roja Española y fue acogido por la familia del empresario Josep Casasayas Casajuana.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España