Descripción de la Exposición
El lapis specularis –yeso cristalizado de gran transparencia que puede exfoliarse en láminas finas de amplia superficie– supuso una revolución en la vida cotidiana de los romanos. Permitió, en residencias y edificios públicos, cerrar ventanas y estancias o peristila con paneles correderos, así como mantener mejor la temperatura en las termas. Además, protegía las ventanillas de las literas y se usaba en pequeños invernaderos o en colmenas. También participó en la vida simbólica como elemento suntuario o mágico, en ritos benignos y malignos.
Las minas de lapis specularis, o espejuelo, de Hispania, concentradas en torno a Segóbriga y en la provincia de Almería (Arboleas), proporcionaron el mineral más puro, que se exportaba a las grandes ciudades del Imperio. El lapis fue una materia prima extremadamente valorada pero, con el paso del tiempo y el abandono de las minas, cayó en el olvido durante siglos. En años recientes, los arqueólogos han investigado la obtención y los usos de este material, y han acondicionado algunas de las minas para su visita.
Miguel Ángel ha explorado las cualidades plásticas y poéticas de este sorprendente mineral, que nunca había sido tratado como material creativo, actualizando así la Historia Antigua.
Desde hace décadas, el artistas fusiona Arte y Naturaleza en un singular proyecto: la Biblioteca del Bosque. En la actulidad, esta Biblioteca se compone de 1.191 libros-caja, que contienen todos los reinos de la naturaleza, así como innumerables experiencias, reelaboradas en páginas con dibujos, fotografías o marcas y en cajas en las que los materiales procedentes de muy diversos paisajes encuentran un nuevo orden para hablarnos en la vieja lengua de la Tierra. Tras conocer el lapis speculari, el artista ha dedicado un conjunto de 24 libros-caja y una serie de "arcas" (composiciones de lapis en cajas de hierro) a esta piedra fascinante con la que ha abierto ventanas al pasado histórico y geológico. Para llevarla a su territorio, se ha apoyado no tanto en sus funciones prácticas como en sus usos rituales y mágicos, con un enfoque más visionario que arqueológico.En estos libros-caja ha puesto en juego la transparencia, la capacidad reflectante, la geometría de las formaciones minerales, no sólo del lapis sino también de otras formas de yeso cristalizado como la selenita o el espato de Islandia, cada una con sus carácterísticas y sus leyendas.
En el Museo Nacional de Arte Romano, Miguel Ángel Blanco ha realizado dos intervenciones artísticas que hacen referencia a diversos usos del lapis y que funcionan como ofrendas. En la primera, ha situado un tondo realizado en hierro y lapis specularis sobre un ara procedente del Teatro de Mérida vinculada a un espacio dedicado al culto imperial. En estos días en que se celebra en la ciudad el Festival Internacional de Teatro Clásico, el artista rememora con esta intervención las ofrendas que se habrían hecho al ara. En la segunda, ha esparcido escamas de lapis specularis sobre la calzada romana sobrevolada por la pasarela de entrada al Museo −en la que se han instalado las vitrinas con sus libros-caja− como expresión de boato y como recuerdo de la importancia de la red viaria romana en la industria y distribución del lapis. El polvo de lapis se usaba en Roma para dar esplendor a los grandes eventos públicos y privados. Plinio el Viejo cuenta que se recubría con él el pavimento del Circo Máximo durante los juegos "a fin de embellecerlo con los brillantes reflejos de estos espejuelos y conseguir blancura más agradable". La cobertura de pequeños cristales transforma la calzada en un camino fastuoso y sobrehumano.
Exposición. 03 jul de 2019 - 29 sep de 2019 / Museo Nacional de Arte Romano de Mérida / Mérida, Badajoz, España