Descripción de la Exposición
El trabajo de corte instalativo del artista Vasco Endika Basaguren se inaugura este miércoles día 5 de Mayo en el Museo La Neomudejar de Madrid y se expondrá hasta el 5 de Septiembre.
Junto a instalaciones, podrán además verse trabajos de carbón sobre papel, video-performances y fotografía.
Los momentos de cambio como el provocado por la actual pandemia, si no se conocen a fondo, generan miedo. Incertidumbre. Preocupación. Ansiedad. Inquietud. Y aunque haya luz al final del túnel, el tránsito por un periodo de crisis siempre es duro, intenso. Partiendo de estas certezas, y movido por su propia experiencia en el confinamiento y en general en esta pandemia, el artista bilbaíno Endika Basaguren nos invita a reflexionar en el Horno de la Ciudadela sobre el momento actual de cambio global y, con él, sobre lo vivido y sufrido en otros momentos crudos y duros de la historia reciente como la situación social que dejó la Guerra Civil del 36. Hasta el próximo 21 de marzo puede visitarse la instalación con la que el creador habita este espacio emblemático del corazón de Pamplona. Bajo el título Miedos, relinchos, mascarillas y pan negro, Basaguren comparte con el público su "herramienta de autoterapia artística" –así define este conjunto de obras– y su forma personal de enfrentarse al miedo, de canalizarlo, y, yendo más allá, nos propone abordar la manera en que como sociedad lo hacemos. Él tiene claro que "para superar el miedo, o al menos enfrentarte a él, tienes que adaptarte a él, tienes que conocerlo, y ahora mismo tenemos muy poca información real sobre todo lo que está ocurriendo", comenta en referencia a la pandemia mundial de la covid-19.
La necesidad de comprender el mundo actual es la que mueve a este creador, y ha sido el motor de las diversas piezas que componen esta instalación única, en una atmósfera escenográfica y envolvente para el espectador tanto en lo visual como en lo auditivo, ya que el sonido es coprotagonista de la muestra.
Hay en el Horno piezas que tienen que ver más con lo personal, como la serie fotográfica Diario de cuarentena, que retrata "pequeñas peformances realizadas en mi casa en confinamiento", cuenta el autor. "Además de en lo artístico, yo trabajo en un servicio esencial, entonces en el confinamiento tenía que salir diariamente, volvía a casa y tenía miedo de contagiar a mi familia... Estas imágenes reflejan cómo he vivido todo esto", apunta. La instalación habla también de política internacional: tres banderas se muestran como trapos "porque están manipuladas", dice Endika Basaguren en alusión al "juego político que hemos vivido en este tiempo, el mismo que se vive durante una guerra".
Y es clave en la exposición la figura del caballo, de donde parte el proyecto. "El caballo ha sido una simbología representada por artistas como vencimiento a miedos, al fascismo, por ejemplo por parte de Picasso, y he querido utilizarlo, sobre todo por la herencia familiar, de historias contadas por mis aitites", apunta el artista. Como la historia de su abuelo, que "era marino y en la posguerra no le dejaban salir a navegar, entonces le obligaban a ir de un pueblo a otro, de Sope a Mungia, llevando el pan. Le obligaba su tío que era teniente alcalde de Franco, y como mi abuelo era de otra cuerda política, no le permitían navegar. Y con esa frustración, terminó asumiendo, terminó matando al caballo", cuenta el nieto del protagonista de este recuerdo vivo.
En una pintura que tiene como figura central al caballo, asoman también una Caja Metafísica de Oteiza, símbolo "de la posibilidad de encerrar el vacío y de acercarse a Dios, a lo divino", y una puerta abierta a la esperanza con un erizo, "que en la simbología egipcia era muy importante, un animal divino que vencía al miedo, y al que no le afectaba el veneno de las víboras, así que el virus en este sentido no le debería afectar", apunta Basaguren. Completan la exposición una serie de piezas pequeñas en cerámica con luz interna, Ciudades confinadas, que alude a la problemática de la especulación inmobiliaria y a la cantidad de casas vacías que hay en las ciudades; y un vídeo que muestra dos performances, una que representa "el juego de los políticos con el mundo, en el que todos terminamos ensuciados, infectados; y otra titulada Somos bichos contagiosos que es una representación de la distancia social".
ESPERANZA El punto de partida de la idea que presenta esta muestra se ubica en la situación vivida en España en tiempos de posguerra, tras la Guerra Civil. El autor recuerda cómo entonces la generación de sus abuelos pasó "hambre, escasez y miedos, y muchos ciudadanos se vieron obligados a cambiar monedas o joyas de oro por un chusco de pan negro".
Situaciones límite que obligaron a otros a acudir a los cuarteles a pedir las sobras o a muchas mujeres a prostituirse por un poco de comida. La forma en la que estos hombres y mujeres tuvieron de enfrentarse a sus miedos, esas escenas llegadas desde su infancia que hasta hace tan solo unos meses le resultaban "heroicas e incomprensibles", se le hacen a Basaguren con la situación actual "más cercanas" y le recuerdan "que hay una luz al final del túnel". Y este precisamente es el sentimiento que quiere transmitir con la instalación Miedos, relinchos, mascarillas y pan negro.
Muchas de las obras de este proyecto fueron creadas en confinamiento. "El arte me sirvió como terapia. Es un elemento sanador, te sana el alma. Y es la única manera que tengo para comprender el mundo", asegura este creador que trabaja "muchísimo" sobre su persona. "Muchas de mis obras son autorreferenciales", dice.
Y aunque nace de la dureza y la crudeza vitales, en su instalación Endika Basaguren deja hueco a la esperanza, porque, dice, "al final toda situación complicada termina y el mundo vuelve a funcionar, no sé si tal y como lo conocíamos, seguramente de otra manera, pero seguramente de una manera más feliz que la actual".
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España