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Mey Rahola (1897-1959). La nueva fotógrafa

Exposición / MNAC - Museu Nacional d'Art de Catalunya / Palau Nacional - Parc de Montjuïc / Barcelona, España
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Cuándo:
25 nov de 2022 - 11 sep de 2023

Inauguración:
25 nov de 2022

Precio:
4 euros

Comisariada por:
Lluís Bertran, Roser Cambray, Roser Martínez

Organizada por:
MNAC - Museu Nacional d'Art de Catalunya

Artistas participantes:
Mey Rahola

ENLACES OFICIALES
Web 
Etiquetas
Blanco y Negro  Blanco y Negro en Barcelona  Fotografía  Fotografía en Barcelona  Fotografía analógica  Fotografía analógica en Barcelona 

       


Descripción de la Exposición

Mey Rahola (León, 1897-Vaucresson, 1959) fue una de las primeras mujeres en hacerse un nombre en el ámbito de la fotografía artística en España. En poco tiempo, entre 1934 y 1936, su afición adquirió una dimensión pública a través de exposiciones, premios y publicaciones. Rahola fue una de las pocas fotógrafas que contó con el reconocimiento de los círculos fotográficos catalanes durante la Segunda República española. En un entorno que todavía era rígidamente patriarcal, formó parte de las mujeres de su generación que entraron con decisión en espacios hasta ese momento reservados a los hombres. Aficionada tanto a la fotografía como a la vela, se identificó con el ideal emancipador de la «mujer moderna» y desafió los roles de género tradicionales. Abierta a todo, emprendedora e irónica cuando era necesario, practicó una fotografía moderna con la que contribuyó a renovar los modos de ver un mundo en acelerada transformación. La guerra y el exilio truncaron esa carrera prometedora, pero ella siguió haciendo fotografías ambiciosas, profesionalmente durante la Segunda Guerra Mundial y después como aficionada. Mey Rahola fue fotógrafa de todas las maneras posibles para una mujer de su tiempo: aficionada moderna con proyección pública en salones y concursos profesionales con una breve vocación de fotorreportera y, finalmente, fotógrafa humanista alejada de la luz pública. Nos legó una obra de autora, firmada y ordenada, pero que ha permanecido olvidada durante más de medio siglo. Su archivo personal sufrió las sacudidas de la historia y ha permanecido durante muchos años disperso en la familia. Por primera vez, el Museu Nacional pone en valor la trayectoria de esta fotógrafa pionera. Además, durante el 2020 y el 2021 se han adquirido un total de 14 de sus obras, a través del Pla Nacional de Fotografía, que se podrán ver en la exposición. Ésta, de carácter antológico, sigue un itinerario cronológico en dos etapas que reflejan las transformaciones de su práctica fotográfica, que a su vez se suceden al ritmo de las grandes crisis políticas del siglo. Está planteada como un díptico que pone en valor la coherencia de una trayectoria constantemente atenta a las inquietudes de su tiempo a pesar de las rupturas históricas. Museu de l’Empordà Simultáneamente, el Museu de l’Empordà presenta una exposición que pone el acento en el género fotográfico en el que más destacó Mey Rahola en los años 1930, el de las marinas. Igual que la fotografía, la navegación deportiva fue para ella un espacio de emancipación y de afirmación al que la Guerra Civil, con su rastro de destrucción y exilio, puso punto final. Han quedado, sin embargo, huellas de aquel idilio moderno que permiten hoy reconstruirlo y revelar la mirada y la trayectoria de una mujer única. TEXTOS DE SALA ÁMBITO I: 1932-1936 Hija de padres ampurdaneses, Remei «Mey» Rahola de Falgàs nació en León y creció en Madrid, aunque pasaba los veranos en Cadaqués. En 1921 se casó con el jurista y político republicano Josep Xirau Palau, con quien vivió en Sevilla y en Roma antes de instalarse en Barcelona, donde, hacia 1932, empezó a tomar fotografías. Enseguida proyectó su fotografía más allá de la afición doméstica. Su obra fue reconocida con premios, exposiciones y publicaciones, en especial por parte de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya, la institución de referencia de la época. Con una mirada vitalista y expresiva, formó parte del grupo de fotógrafos catalanes que adoptaron algunos recursos visuales de las vanguardias fotográficas, como las composiciones en diagonal, los motivos descentrados, las perspectivas en picado y contrapicado, y la búsqueda de nuevas formas y geometrías a través del objetivo de la cámara. Esfera pública y publicaciones ilustradas El reconocimiento de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya era un aval decisivo para cualquier fotógrafo con ambiciones artísticas. Rahola entabló amistad con dos de sus socios más reconocidos, Antoni Campañà y Joaquim Pla Janini, y sus fotografías se expusieron en los salones internacionales organizados por la Agrupació, que le concedió una medalla de plata en el concurso anual de 1936. Por otro lado, Rahola se inspiraba en los nuevos magazines ilustrados, como D’Ací i d’Allà y Claror, los cuales, al tiempo que difundían las tendencias de vanguardia, satisfacían las aspiraciones culturales de un público burgués moderno y cosmopolita Nueva humanidad En una sociedad en transformación, donde la juventud se convertía en la referencia estética y la mujer ampliaba sus horizontes culturales y profesionales, su hija Maria Teresa fue la modelo que encarnó a la nueva mujer, una joven dinámica, deportiva y antirromántica. Rahola mostraba, así, los frutos de la renovación pedagógica de la etapa republicana. En el Institut-Escola del Parc, donde estudiaban sus hijos, en esos años de grandes esperanzas y de profunda crisis global, se buscaba formar a niños y niñas al aire libre, sin distinción de sexo, solidarios y autónomos, capaces de construir una humanidad mejor. El viaje por España Lejos de la virulencia de las consignas políticas de su tiempo, Rahola empatizaba con los individuos y objetos humildes, despojados de palabra, y los dignificaba a través de la fotografía. Toda su obra está marcada por la belleza de lo cotidiano y por los espacios y objetos vinculados tradicionalmente al trabajo femenino, como las diversas vistas de la cocina de Can Xirau o los utensilios caseros que fotografiará más tarde en la serie del mercado de Vic. Esta sensibilidad encuentra también una continuidad en el álbum fotográfico del viaje que realizó por España en la primavera de 1936 con el fotógrafo Antoni Campañà. ÁMBITO II: GUERRA, EXILIO Y PROFESIONALIZACIÓN. 1936-1959 El golpe de estado militar de 1936 y el estallido de la Guerra Civil trastornaron un inicio de carrera prometedor. Rahola colaboró puntualmente con la propaganda republicana, al tiempo que tomaba fotografías que incidían en las contradicciones de la guerra, como la cola del pan. La victoria franquista forzó a la familia a exiliarse en Francia, en Lyon, donde su experiencia previa le permitió profesionalizarse como fotógrafa y mantener a los suyos durante los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial. Al llegar la paz, en 1945, Rahola abandonó su vida profesional y se trasladó a Vaucresson, cerca de París, desde donde viajó regularmente y llevó una vida muy independiente. La libertad de la aficionada, sumada a la experiencia de la profesional, dio a las fotografías de esos años una gran versatilidad estilística, entre la fotografía humanista, la fotografía de moda y un cierto formalismo geométrico. Tomó fotografías hasta su muerte, el 17 de agosto de 1959. Las circunstancias adversas de la historia y su condición de mujer, madre y esposa condenaron a Mey Rahola a un inmerecido y largo silencio, pese a su pasión continuada por la fotografía y su capacidad evidente de adoptar y renovar los lenguajes visuales de su tiempo. Guerra Civil Durante la Guerra Civil, Rahola publicó algunas de sus fotografías de niños y adolescentes al aire libre, asertivas y modernas, que respondían a las necesidades de la propaganda republicana. También participó, con cinco fotografías, en la exposición solidaria que pudo verse en Buenos Aires y en Rosario (Argentina) en el otoño de 1937, amparada por el Comisariado de Propaganda de la Generalitat. Las fotografías expuestas transmitían una visión idílica de Cataluña, pensada para despertar la añoranza y la solidaridad de los catalanes expatriados. Profesionalización Para profesionalizarse, Rahola transformó la cocina del piso de Lyon en laboratorio y el comedor, en estudio de retratos. Además, recorría los pueblos de la región tomando las fotografías de identidad requeridas por la burocracia de guerra. Abandonó el flou, las tonalidades coloreadas y el papel rugoso de los años treinta en favor de un revelado moderno en tonos grises, nítido y esmaltado. En paralelo, las fotografías de sus hijos, que seguían siempre un mismo patrón y que enviaba por correo a familiares y amigos, son un registro preciso del crecimiento de la adolescencia y de la nueva vida en Francia, y el único cordón umbilical con aquellos que estaban lejos. Viaje a España 1946-1947 Finalizada la guerra, a partir de 1946, Rahola, menos significada políticamente que su marido, pudo realizar visitas regulares a la familia que seguía en Barcelona. En las fotografías callejeras de este período, que nunca dio a conocer públicamente, su mirada espontánea y empática, construida desde los años treinta y desarrollada al calor de la nueva fotografía humanista francesa, contrasta brutalmente con la estética estancada e impostada de los círculos fotográficos oficiales de la posguerra franquista.


Entrada actualizada el el 04 jul de 2023

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