La figura de Isamu Noguchi como diseñador y escultor es bien conocida. Su faceta de ceramista queda, sin embargo, más escondida en su trayectoria y producción artística. Su estancia en Kamakura (Japón) en 1952 fue una inmersión creativa de aprendizaje y descubrimiento en el mundo del barro tan intensa que no sólo no volvería a trabajar con este material a lo largo de su vida, sino que le permitió modelar su obra futura con matices que hasta entonces no había utilizado, además de establecer cambios revolucionarios en la ancestral historia de la cerámica japonesa. Esta exposición recoge más de 50 obras que Noguchi realizara en 1952 en la villa japonesa de Kamakura