El camino

Al principio del camino, nos encontramos con un grupo de creadores que afrontan un camino ignoto en búsqueda de un proyecto plástico común, con una metodología arriesgada y a la espera de tejer algo incierto pero al menos en un formato del que pueden esperar resultados artísticos, el cuadro, conocido y amable para ellos.

Y ahí comienza nuestra historia a quebrarse. Si bien forman una comunidad de intereses que espera una concreción visual y plástica con un aliento común, ¿es posible, en aras de un determinado resultado, forjar este espacio ecuménico, basado en la cooperación, la negociación, la cesión y la síntesis? En estas obras sincréticas hay un yo pero en realidad es un «nosotros». Y si el «yo» ... autoral está amortiguado, ¿qué psicología caracteriza al «nosotros»? Ese nosotros, como una ucronía, puede ser un lugar, una historia, una psique de cualquier personaje que nunca existió pero que pudo haber existido.

Llamémosle ????? (outis), nadie o ninguno. En realidad es una vieja estrategia, la de construir un otro, insuflarle aliento y una psicología ¿No lo hizo Odiseo frente al tosco Polifemo, hijo de Poseidón y la ninfa Toosa?

Los materiales

Aquellos alimentos/pigmentos, que han tejido las obras expuestas, debían constituir una suerte de recursos plásticos que permitieran alumbrar las obras, a guisa de colores, texturas..., pero, amigos, en el decurso de las acciones, los materiales se transforman y mueven otros sentidos no previstos... olores, oxidación... en una suerte de sinestesia, los materiales también se hacen autónomos respecto de sus creadores. Y «nosotros», ?????, observa las metamorfosis. La actitud de observar da paso a los ensayos, y después a la integración definitiva ¿Definitiva?

Lo inconmensurable

Pero este juego les aboca a terrenos no previstos. «Nosotros» funciona mejor en la lengua abstracta. Espacios fluidos, vectores, trayectorias, magnitudes, densidades, espacios ilimitados, no una ventana a otro mundo, sino un mundo imprevisto, rugiente o sosegado, habitado de sensaciones.

De especular en el ludus de la creación pasamos a su ingesta, asimilación, y provecho en su transformación.

'Pide que tu camino sea largo, que numerosas sean las mañanas de verano en que con placer, felizmente arribes a bahías nunca vistas...', dice Kavafis, y aquí vuelve a encontrarse «nosotros», abocado a una inconmensurable zona, la del espacio mental. Un no lugar, sino unlimited, pero que ejerce la misma poderosa atracción que el vértigo del abismo. Topois intuidos sin llegar a ver más que sus sombras.