Descripción de la Exposición
La montaña y la arquitectura son dos de las pasiones del fotógrafo, arquitecto y profesor Iñaki Bergera (Vitoria, 1972), autor e investigador de un proyecto visual y teórico fundamentado en las relaciones entre fotografía y arquitectura en espacios urbanos y naturales, con el propósito de mostrar las heridas que el abandono precipitado de infraestructuras arquitectónicas provoca en el territorio.
En las fotografías del proyecto Standstill Architecture que Iñaki Bergera dedica al Balneario de Panticosa, la melancolía se alía con la memoria de un tiempo en suspenso que contagia física y emocionalmente la visión de un territorio en riesgo de perder su historia e identidad.
----------------------------------
Iñaki Bergera | Memoria de Panticosa
Texto: Chus Tudelilla
La memoria del Balneario de Panticosa permanece en los documentos escritos y visuales que, a lo largo del tiempo, han configurado un extraordinario legado revelador de la singularidad de un lugar cuya condición actúa como enorme acumulador histórico del territorio y de sus contenidos culturales. Atender al proceso de su configuración conlleva analizar las condiciones geográficas y peculiaridades geomorfológicas de Panticosa, conocer el descubrimiento y características de manantiales y aguas termales, fijar los momentos en los que el termalismo suscitó interés y sus inmediatas consecuencias en todos los ámbitos: político, económico, sanitario y cultural. El progresivo crecimiento de la arquitectura balnearia supuso la transformación de la red de comunicaciones y el conocimiento científico de las aguas modificó sustancialmente las motivaciones que animaban al viaje. De establecimiento especializado en el tratamiento de enfermedades, las bondades del agua, del clima y del paisaje convirtieron el Balneario de Panticosa en destino privilegiado para el descanso. Con años de antelación lo supo Santiago Ramón y Cajal:
"Grandes médicos son el sol, el aire, el silencio y el arte. Los dos primeros tonifican el cuerpo; los dos últimos apagan las vibraciones del dolor; nos libran de nuestras ideas, a veces más virulentas que el peor de los microbios y derivan nuestra sensibilidad hacia el mundo, fuente de los goces más puros y vivificantes".
El dibujo, la fotografía y la conversación ampliaron la experiencia diaria de sus paseos, "como si tuviera ante mí un programa de vida y de acción inacabable".
Testimonios e imágenes evidencian también las continuas dificultades, de toda índole, que han empañado los proyectos de desarrollo de Panticosa. En la mayoría de las fotografías el paisaje y la arquitectura balnearia ocupan el centro de interés de quienes las realizaron con destino a un público interesado en preservar el recuerdo de su estancia. Excepcionalmente aparecen los escombros que, ocasionados por incendios o aludes, interrumpían el paseo de los bañistas. Las numerosas vistas del establecimiento tomadas desde la entrada, desde el ibón, desde la Fuente del Hígado o desde la Casa del Estómago, junto al retrato de cada uno de los edificios, dibujan la cartografía de un lugar en progresivo crecimiento, pero ocultan las señales que impidieron su correcta evolución tal como había sido planeada por sus responsables en cada momento de la historia. El último escollo se sitúa en la crisis económica de 2008 en España, que frenó el ambicioso plan de restauración y crecimiento ideado por la empresa Nozar.
La montaña y la arquitectura son dos de las pasiones del fotógrafo, arquitecto, profesor y montañero Iñaki Bergera (Vitoria-Gasteiz, 1972), autor e investigador de un proyecto visual y teórico fundamentado en las relaciones entre fotografía y arquitectura en espacios urbanos y naturales, con el propósito de mostrar las heridas que el abandono precipitado de infraestructuras arquitectónicas provoca en el territorio.
En diciembre de 2011 Bergera visitó las instalaciones del Balneario de Panticosa y dio comienzo a su proyecto Standstill Architecture. Su primera secuencia fotográfica registró la interrupción de las obras del Centro de Alto Rendimiento Deportivo, diseñado por Álvaro Siza; el esqueleto de los apartahoteles de Siza y Jesús Manzanares, responsable este último también del aparcamiento; y el fantasmal aspecto de salones y habitaciones que siguió al cierre temporal del Gran Hotel de Rafael Moneo. De repente todo había quedado en suspenso, precipitándose de un modo violento: enjambres de hierros asomaron de los pilares dibujando cubiertas imposibles que rasgan el paisaje como si de un gran telón se tratara. Pero sólo son edificios en obras, desprotegidos y desposeídos de la función para la que fueron concebidos.
Las innumerables fotografías que dan testimonio de la historia de un lugar privilegiado para la salud y el descanso, a la intemperie de un paisaje en continua mudanza por su dinámica estable, tienen su continuidad en las imágenes recientes del Gran Hotel y del Hotel Continental, de Rafael Moneo, con sus respectivos espacios balnearios, y de las Termas de Tiberio, de Belén Moneo y Jeff Brock. La arquitectura moderna de estos edificios, ya en uso, convive con la chatarra, la basura y la suciedad de las construcciones que siguen abandonadas, cuyo avanzado estado de deterioro ve reflejado su futuro no muy lejano en las ruinas de los edificios del antiguo y maltrecho balneario. Las vallas desaconsejan pasear por entre los escombros que envuelven y se derrumban desde los viejos edificios que podemos identificar y conocer por las fotografías históricas y los planos, y por las Memorias de los médicos-directores, las crónicas en diarios y revistas, y los testimonios de quienes viajaron desde los alrededores o desde muy lejos.
Bergera asciende a buen paso por el camino serpenteante que según los planos y las fotografías conduce a la Casa del Estómago, quizás la primera casa, la de arriba, en la historia del balneario. En ruina, pero sigue en pie. Como la otra casa antigua, la de abajo, la Casa Belío. A su lado el esqueleto incierto del edificio Balneario, junto a la Casa del Reloj, más firme; como la iglesia. Los pabellones de madera resisten sin actividad. En los templetes del Hígado, del Estómago, de San Agustín y de La Laguna ya no mana el agua que un día lejano sanó, pero sus pequeñas estructuras se enredan con la vegetación convirtiéndose en privilegiados miradores del paisaje que anhelan compañía para ser arquitectura.
La melancolía se alía con la memoria de un tiempo en suspenso que contagia física y emocionalmente la visión de un territorio en riesgo de perder su historia e identidad. [Chus Tudelilla]
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España