Descripción de la Exposición Bajo este irónico título hemos agrupado las obras de dos fotógrafos emergentes del panorama nacional: Maribel Castro y Javier Fernández Pérez de Lis. Dos nuevos fotógrafos y dos formas muy diferentes de entender la fotografía pero con muchos puntos en común que se ponen de manifiesto en esta interesante reflexión sobre el espacio en sus diferentes formas: como espacio público, urbano, privado, íntimo, doméstico, personal, como no-espacio… ¿Cómo nos comportamos ante los diferentes espacios que habitamos? ¿Hasta que punto influye el espacio en nuestras vidas cotidianas? ¿Controlamos nuestro espacio o es él el que nos domina? ¿Lo modificamos o nos modifica? Con la obra de Maribel la galería se contamina de historias particulares, puntuales, abiertas, que cobran sentido al ser contempladas en su conjunto. Javier nos abre una ventana al espacio que nos rodea. Ambos nos proponen diferentes formas de ver estos aspectos para dar respuesta a estas y otras preguntas ¿Sabremos finalmente si es cierto eso que dicen de que se está Mejor en Casa que en Ninguna Parte? Maribel Castro aborda el tema desde la perspectiva del espacio íntimo en el que se desarrollan micro historias protagonizadas por personajes anónimos con los que todos podríamos vernos identificados, que representan nuestras obsesiones y fantasmas y ejecutan nuestros peores deseos a través escenas de ficción en las que aparentemente se da solución a los pequeños grandes traumas de cada día. Estas escenas tienen lugar en ese entorno en principio seguro y el que mejor creemos conocer: el espacio doméstico. Pero finalmente éste se muestra como el lugar que mayores tensiones nos provoca. Se trata de escenarios de aparente normalidad, en lo que todo es bonito, de Ikea, casi ideal, casi perfecto y por ello nos parece a veces irreal, de gran parecido con la realidad pero con un aire de ficción que pretende sacar a la luz las mentiras sobre la normalidad y la felicidad. La obra de Maribel investiga sobre las relaciones humanas y para ello utiliza el espacio más personal, en el que vemos cómo esas relaciones se ven modificadas o influidas por nuestras ocupaciones cotidianas. Como motivo recurrente aparece el espejo que simboliza la eterna dualidad amor/odio; amor como reflejo de nuestras fantasías más narcisistas; odio como trauma del no reconocimiento de la realidad que nos ofrece. Pero el espejo es un objeto que no sólo nos devuelve nuestra imagen si no también lo que está detrás de nosotros, es decir no sólo dobla la percepción del mundo si no que la amplía; por ello el espejo funciona como objeto obsceno, en el sentido de lo que está fuera de escena y por lo tanto lo que no debería de ser visto, esclareciendo enigmas en ocasiones, despertando nuevas dudas en otras, pero siempre dejando patente que lo importante es lo que ocurre fuera de escena. Por su parte Javier Fernández Pérez de Lis deja de lado el aspecto doméstico para guiarnos por el espacio urbano, el espacio que todos disfrutamos y del que todos participamos de forma más o menos consciente. Sus fotografías plasman escenas de los espacios que habitamos. Su propuesta gira en torno a cuatro ejes: Espacio, arquitectura, sociedad y gente. Investiga a través de éstos cómo unos espacios generan otros nuevos, y cómo éstos evolucionan, se absorben unos a otros, desaparecen, se degradan o se modifican. Todas estas modificaciones tienen una repercusión en la sociedad, pero ¿cómo reacciona la gente ante estos cambios? ¿y ante la ausencia de cambios? Su obra es una reflexión sobre el espacio y la memoria en el que trata de investigar cómo la gente se comporta ante el espacio. A través de la observación del espacio público pretende reforzar nuestra memoria de los lugares que nos rodean, haciéndonos reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y cómo nos comportamos en él. Los espacios acaban por configurarse casi de forma natural o espontánea a pesar de las normas urbanísticas y de las teorías de construcción. Finalmente los ciudadanos hacen suyos esos espacios que unas veces surgen por intereses y otras por necesidades, que a veces surgen para ellos y otras a pesar de ellos. Las modificaciones espaciales se guían normalmente por los planteamientos urbanísticos supuestamente racionales pensados en principio para su buen aprovechamiento pero es la ciudadanía la que los hace suyos a través de modificaciones cotidianas, naturales y espontáneas que son las que los llenan de vida. Como trasfondo de estas fotografías está la crítica política y social; política en cuanto a planteamientos urbanísticos que tiene más que ver con los intereses económicos que con la necesidad social del espacio; social en cuanto al estatismo ante los cambios urbanísticos que finalmente acaban influyendo en nuestro día a día pero ante los que no tomamos medidas ni exigimos un compromiso con el ciudadano. En definitiva se trata de una reflexión de cómo hacer ciudad y sobre el uso y abuso que hacemos de los espacios en los que vivimos.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España