Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- A partir del viernes 13 de febrero, la Obra Social y Cultural de Caja Segovia celebrará en las Salas del Palacio del Torreón de Lozoya una importante exposición que llevará por título 'Mecenazgo y poder en la España del siglo XVI. Colecciones del Museo Arqueológico Nacional', organizada por el Ministerio de Cultura y patrocinada por la Entidad, punto de partida de un amplio y ambicioso programa de actividades -en el que se han involucrado buena parte de las instituciones autonómicas, provinciales y locales de Segovia- que se desarrollará hasta finales del mes de mayo, bajo la denominación genérica 'Segovia Renacentista'. La exposición ofrecerá, a través de las importantes colecciones de este Museo, junto con algunas otras pertenecientes al Alcázar de Segovia y a la propia colección de Caja Segovia, el interesante fenómeno del patrocinio artístico que tuvo lugar en nuestro país durante el Renacimiento, momento en el que se significaron grandes promotores y destacados artífices, configurando un movimiento estilístico de enorme personalidad. El hilo conductor que guiará los pasos del visitante en la muestra será, precisamente, el panorama de los diferentes impulsos ideológicos, ya sean religiosos o laicos, que propiciaron este desarrollo artístico durante el siglo XVI. Al mismo tiempo, la exposición mostrará la pluralidad de lenguajes que se manifestaron al unísono en nuestro suelo: desde el propio y temperamental sentir hispano, al equilibrio y la serenidad de las obras importadas desde Italia, sin olvidar, por supuesto, la seducción que el mundo flamenco continuó ejerciendo sobre nuestras artes. También destacable es la consideración del objeto artístico desde el punto de vista de su sentido práctico e ideológico para esa sociedad renacentista en la que el Humanismo propicia nuevas actitudes. Complementaria a aquella labor inicial de promotores y artistas ha sido, en fechas más recientes, la actividad conservadora del Museo Arqueológico Nacional, así como la tutela y generosidad de distintos ámbitos oficiales y privados -comenzando por el mismo Estado Español- que, a través de adquisiciones, donaciones, etc. han conseguido reunir una importantísima colección que muestra en esta exposición muchas obras que, o bien no se han visto nunca -dado el espacio limitado de las salas permanentes de este Museo y sus enormes fondos artísticos- o bien llevaban muchas décadas sin exponerse, caso de la Sillería de coro de Santa María del Parral. El sentimiento religioso Las renovaciones formales a que dio lugar el fenómeno del Renacimiento se aplicaron en nuestro país, fundamentalmente, a la imagen religiosa, la gran protagonista del momento. Las formas serenas, equilibradas y clasicistas que surgieron en Italia tuvieron en España que adaptarse, durante varias décadas, al sentimiento pasional y enormemente expresivo que tan hondo había cuajado en el sentir español durante la Edad Media, marcado por el influjo de la pintura y la escultura flamencas, a las que ahora también se une -más decididamente- el sentido casi expresionista de lo germano, bien patente a través de la gran difusión que conocieron las obras grabadas de Alberto Durero y Martin Schongaüer, fuente de inspiración para numerosos artífices. Ambas corrientes pueden fácilmente contrastarse en la muestra a través de la comparación del equilibrado 'Cristo a la columna' obra de un desconocido seguidor de Miguel Ángel y el dramático 'Llanto sobre Cristo muerto', escultura anónima perteneciente a la importante Escuela Palentina. De finales de la Edad Media arranca, igualmente, la tradición de los grandes retablos que ahora se generalizan por todo el país; prima en ellos el afán narrativo, obligando a la ubicación de numerosas escenas hasta componer, en ocasiones, enormes estructuras en las cabeceras de los grandes templos que se irán simplificando a medida que se vaya asumiendo la estética clasicista. Estos retablos no eran únicamente un elemento aleccionador para un público en su mayoría iletrado, sino que, por sus propias dimensiones, materiales y ambición decorativa, eran igualmente una importante expresión de poder para una Iglesia que, como institución, vive desde finales del siglo XV toda una serie de críticas y presiones para una renovación de sus costumbres y principios que llevará en sus últimas consecuencias a la Reforma protestante y a la Contrarreforma católica. Precisamente será esta última, a través del Concilio de Trento la que demandará a las artes un sentido catequético y riguroso, necesariamente simple y directo, impregnando a las artes, ya avanzado el siglo, de un sentido triunfalista y heroico en las que el influjo de la obra de Miguel Ángel es bien patente. Las distintas escenas que en su día compusieron el retablo de alabastro del Convento de Santa Mónica en Zaragoza, pequeños retablos de esmalte realizados en Limoges y en Aragón, una importante vidriera procedente de Burgos, trípticos pictóricos procedentes de Flandes, un Crucificado vaciado según modelo de Miguel Ángel, entre otras piezas, ilustrarán este amplio capítulo. La priva privada El modelo clásico, reelaborado en Italia, vino a convertirse en España en un elemento diferenciador, en un sistema plástico acorde con la nueva imagen que buscaban las élites sociales, cuajando primeramente entre la alta nobleza, las jerarquías más elevadas del clero y por supuesto en la monarquía. Fue en ellas donde, junto a un irrenunciable gusto por el lujo, comienzan a notarse preocupaciones de tipo intelectual como la correcta caracterización de los comitentes de las obras artísticas, es decir el género del retrato -en consonancia con la potenciación del concepto de 'individuo' defendida por el Humanismo- y la valoración de la antigüedad, de sus grandes figuras y sistemas de representación, como modelos a imitar y a emular, viendo en el clasicismo un elemento trascendente y triunfalista de promoción personal. Obras de muy variado signo compondrán este apartado: un tondo de mármol con la efigie de Alfonso V de Aragón inspirado en monedas romanas -atribuido a F. Laurana-, objetos de plata realizados en Castilla, figuras de bronce fundidas por artistas italianos como Pier Jacopo Alari Bonacolsi, Vittore Gambello o Severo de Rávena, tapices que toman como cartones los que para ellos pintara Rafael, un Retrato de Felipe II de Sofonisba Anguissola o la pintura, recientemente adquirida por el Alcázar de Segovia, de Felipe III, obra de Pantoja de la Cruz. Las sillerías de coro El siglo XVI supone para las sillerías de coro la continuación de ese óptimo momento que viven desde finales del siglo XV, cuando se labran algunas de las más importantes. Las sillerías son el amueblamiento de este espacio -el coro- en el que los religiosos se agrupan para cantar y rezar. Catedrales y fundaciones religiosas siguen ahora encargando este importante elemento que supone una obra de gran envergadura ya que puede llegar hasta los cien asientos. Frente a los grandes templos y catedrales, que sitúan sus coros en la nave -o más raramente en España, en el presbiterio-, las órdenes religiosas lo ubican preferentemente en un lugar elevado a los pies del templo que proporcionaba aislamiento y silencio a la comunidad, al ubicarse los fieles en el resto del templo. Debido a su función, lo normal fue que estas sillerías adoptaran una disposición en planta en forma de 'U' con dos filas de asientos: la sillería alta -en el centro de la cual se colocaba el obispo o el abad- y la sillería baja. La sillería del Monasterio del Parral de Segovia, repartida hoy entre el Museo Arqueológico Nacional -la parte que se exhibe en la exposición- y la Basílica de San Francisco el Grande de Madrid como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal de 1836, fue tallada por Bartolomé Hernández Alemán, cuya personalidad no ha sido estudiada y cuyo nombre aparece vinculado a su realización en 1526. La sillería baja, va cubierta con un guardapolvo decorado por una cabeza de ángel con las alas desplegadas horizontalmente a lo ancho de la silla amparando el relieve correspondiente. Este guardapolvo cumple también la misión, respecto a la sillería superior, de convertirse en atril de cada uno de los asientos. El tema de sus relieves es el Apocalipsis, basado formalmente en estampas de Alberto Durero. La iconografía de la sillería alta, con sus espectaculares respaldos tallados, se adelanta a los presupuestos de Trento al potenciar la imagen de los santos como mediadores válidos entre el cristiano y Dios. El programa iconográfico estaba presidido por Santa Ana Triple (y sobre ella San Jerónimo penitente) y, a cada lado, el Salvador y la Virgen, seguidos de San Pedro y San Pablo, apóstoles y evangelistas; luego los Padres de la Iglesia, los diáconos, santos universales y locales (entre ellos San Frutos, patrono de Segovia), mártires, fundadores, predicadores y ermitaños. Todos ellos son llamados a participar en el coro del Parral para ejemplo de la comunidad. El ámbito funerario Es éste uno de los primeros terrenos en los que el gusto renacentista encuentra acomodo en nuestro país, al que también fueron llegando las nuevas actitudes ante la muerte. Si el mundo medieval había incidido en el carácter efímero de la vida humana, ahora se oponen a él unos deseos irrefrenables de perennidad y gloria, buscando la perpetuación de la memoria del difunto a través de ostentosas sepulturas, muchas de ellas cobijadas bajo verdaderos arcos de triunfo o formando parte de epatantes estructuras que llegan a asimilarse a los retablos. Frente a la imagen dramática, llena de patetismo, que suele caracterizar las efigies medievales, ahora los rostros presentan facciones serenas y reposadas que superan cualquier concepto de expresividad para dejar paso a la idea de grandeza. Corresponden a este espacio obras tan importantes como la lauda de bronce de los primeros Marqueses de Las Navas, la reja que rodeó el sepulcro del Cardenal Cisneros, la imagen yacente de D. Fernando Fernández de Córdoba -obra de Juan Bautista Vázquez 'El Viejo'-, o en conjunto formado por la Asunción y la figura orante de D. Alonso de Castilla, ambas esculpidas por Gregorio Vigarny.
Más de 80 piezas, procedentes en su mayoría del Museo Arqueológico Nacional, con aportaciones del Alcázar de Segovia y de la colección de Caja Segovia. A través de pinturas, esculturas, objetos de platería, tapices, retablos de esmalte, la propia sillería de coro del Monasterio de Santa María del Parral, etc., la exposición plantea los impulsos generados desde distintos ámbitos (religioso, laico, funerario, monástico, etc.) que propiciaron el importante auge que experimentaron las artes hispanas durante el siglo XVI.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España