Descripción de la Exposición El modo de componer de Marc Quintana existe en la pantalla lúcida, en una apuesta por la escala, en un programa de entregas que van reconociendo su contexto, catalogando, primero en una fotografía, luego en una sucesión de colores organizados, después en un fragmento de carne de ciudad o parcela de pintura de trama inquietante contruyéndose. Erosión y tiempo, todo se deposita en un sentimiento de arqueólogo adoctrinado, de recolector de pinturas urbanas. La luz se identifica en uno de sus territorios, como esponjas; el lugar que invade a modo de párrafos, de imágenes que resultan abstractas en su escaparate - fragmentos, emblemas de lo arquitectónico, del espacio también interior - y se refuerzan en una relación de conceptos que beben de lo visual, mientras observan como evoluciona su obra.
Nuevas obras donde sobresale la depuración, en una argumentación, que deriva de lo arquitectónico, y principalmente de lo contextual, en piezas que resumen el referente urbano de lo visual, señalado para reconocerse en lo fragmentario que resume la superficie. En la ciudad, el lugar seguimos al joven urbanista robando perspectivas y líneas verticales, etiquetando un pulso de pintura actual.