Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Antonio Barea elabora en Mapas invisibles ciertas conexiones, totalmente imprecisas, pero exponencialmente interesantes, que le llevan a no reinterpretar un mapa o una cartografía, sino más bien a reafirmar esa cartografía y a través del objeto, de lo ergonómico del mapa, elaborar una suerte de plásticas o poéticas o productos plásticos. Su proceso de trabajo parte de cuatro palabras clave o etiquetas, desde las cuales inicia un viaje casi conceptual: visualización de datos, mapa, territorio y paisaje, y poética. Términos que actúan como génesis de un hipertexto, y vienen de su gusto por el conectivismo, que Siemens defendía en sus escritos. Un conectivismo entre ideas, a priori descartables, pero cuyo error va a permitir encontrar algo nuevo. Viene realizando, hace varios años, una investigación teórica en torno a la visualización de datos, disciplina en la que ha observado que hay una constante: la repetición en el uso de la cartografía o el mapa, tanto como base de datos, como soporte de las visualizaciones de datos que se van a hacer con esa información. La visualización de datos es una disciplina transversal que utiliza el enorme poder de comunicación que tiene una imagen para dar a conocer unos datos a través de conexiones entre masas de información que provocan procesos ya sean culturales, políticos o ambientales. Lo hacemos actualmente con las nuevas tecnologías y se hacía, en la época de los descubrimientos, con la cartografía: entender el territorio a través de la gráfica. Esta ha sido una de las pautas que le ha llevado a utilizar el mapa en sus trabajos plásticos. Tiene una consideración personal en torno al mapa, que es entenderlo como un objeto, una masa de información, una base de datos porque cree, y bueno sabe, que cada mapa está hecho en función a unas necesidades y en función a unos datos precisos. Le gusta mirar atrás cuando habla del mapa. Mirar al pasado, porque cree que si no miramos al pasado no entendemos lo que está pasando ni en el presente ni en el futuro. Y si miramos varios siglos atrás, en los siglos XIV, XV y XVI, en esa época de los descubrimientos, cuando las cartografías se realizaban casi exprés. Se conquistaba un territorio, pero hasta que no se cartografiaba no se hacía tangible. Lo ergonómico del plano era lo que daba la conquista pragmática del territorio. Hay dos ítems que le interesan del mapa. Uno es la miniatura y otro es la vista aérea, ambos interrelacionados. La miniatura le interesa por el hecho, como dice Bachelar en La poética del espacio, del botánico que emplea palabras de cosas grandes para identificar las pequeñas partes de las flores. Nosotros lo hacemos con los mapas al contrario. Un poco efecto Moebius. Cuando, por ejemplo, identificamos a Italia como la bota de Europa, estamos identificando un objeto grande con un territorio, a priori pequeño en la representación, pero después grande. Por otro lado, la visión aérea, como parte de la miniatura. A medida que vamos ascendiendo vamos viendo el territorio mucho más pequeño, mucho más accesible y con una densidad de datos, una densidad atmosférica de datos mucho menor. El territorio y el paisaje es un tema grueso y lo sobrevolaremos, un tema universal, tanto en la pintura como en la escultura, de posicionarse el ser humano frente al territorio, al paisaje. Su percepción personal hace que considere el paisaje horizontal y el territorio vertical, en función de la mirada del hombre, que es lo que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia del arte, de la pintura, de la escultura. Y por último, la poética, o poesía, una suerte de poesía visual o experimental. Las piezas tienen una gran parte de poética, partiendo de que toma un objeto que ya tiene varias connotaciones o funcionalidades, y al subvertirlo, al emplearlo para hacer nuevas formas, el hecho poético ya viene implícito. Una suerte de caligramas tridimensionales o escultóricos o como queramos llamarlos.
La exposición reunirá seis piezas de escultura y otras seis de fotograbado así como una treintena de dibujos y acrílicos cuyo recorrido comienza por la visita de los fotograbados, de modo que se experimente la sensación de vista aérea; observar como los conjuntos montañosos se van convirtiendo en mapas plegados a medida que nos acercamos y descubrimos nuevos datos en las imágenes, para más tarde descubrir, en las esculturas, la tridimensionalidad del paisaje y culminar el proceso visual con el redescubrimiento de las formas carentes de datos visibles, lo abstracto del paisaje y la cartografía, en las pinturas y dibujos de la planta superior. En definitiva, podríamos decir que es como consultar un mapa, observar los accidentes geográficos, identificar territorios, perímetros y fronteras. Y una vez identificados, cuestionar las formas y los datos encontrados, para llegar al final y asumir los datos y reconocer las formas. Podemos hacer un símil con la visita a una nueva ciudad donde te facilitan un plano o callejero. Primero observamos los accidentes geográficos o las representaciones tridimensionales que nos ayudan a identificar lugares, más tarde interpretamos los datos y asumimos las direcciones de las calles y por último nos basta con visualizar las formas para geolocalizarnos. Un acto común y fácilmente reconocible.
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España