Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La muestra, en la que también se podrá escuchar de fondo la música de la virtuosa violinista Alma Rosé -que dirigió una orquesta femenina en el campo de concentración de Auschwitz-, y en la que se exhiben diecisiete proyecciones multimedia de Yad Vashem, y una video creación de la prestigiosa fotógrafa israelí Michal Rover, intenta revelar la dimensión humana que subyace al relato histórico. De la narrativa total del Holocausto, la exposición se centra en las víctimas judías, y dentro de este contexto, crea un espacio para la singular voz de las mujeres. Estrategias para vivir Manchas de luz no aborda la temática de la mujer como víctima de los campos de concentración, sino que trata de evidenciar las estrategias de estas mujeres para vivir y para conservar su dignidad como seres humanos, ofreciendo una perspectiva de cuestiones como la feminidad, la alimentación, la amistad, la fe, la maternidad, el amor, la creatividad, el cuidado al prójimo, la vida cotidiana o la resistencia y partisanos. Ofrece, así, el impresionante testimonio de cerca de cincuenta mujeres que, con nombre y apellido, han ofrecido su relato sobre la manera en que vivieron el Holocausto. El Holocausto fue un proceso histórico de gran violencia y de aniquilación del pueblo judío, por los nazis y sus colaboradores. Al final de un camino plagado de crueldad indescriptible, la muerte aguardaba a todos los judíos, incluso a muchos que habían dejado de serlo y a los que tenían algún antepasado judío. Pero, en algunos aspectos, ese mismo tétrico camino fue diferente si se trataba de mujeres, hombres o niños. Más de tres millones de mujeres, adolescentes y niñas fueron masacradas durante el Holocausto. La ideología nazi se propuso la aniquilación total de la 'raza' judía. Las mujeres, como procreadoras, fueron un objetivo esencial de la destrucción. La mayoría de las mujeres judías se desenvolvían en el seno de una sociedad patriarcal conservadora, en la cual el hombre era el jefe de la familia y la mujer se consagraba a las labores tradicionales del hogar o contribuía parcialmente al sustento familiar. Debido a esta inserción social, no encontramos mujeres dentro del liderazgo o la conducción comunitaria. Durante el Holocausto, las mujeres judías asumieron el rol esencial dentro de la familia, que bien puede definirse como 'aferrarse a la vida' e intentar sobrevivir a cualquier precio. Salvo el mínimo indispensable, en esta exposición, no se relata cómo los nazis y sus colaboradores se ensañaron con ellas, sino que se enfatizan las actitudes y reacciones de las mujeres judías ante las trágicas situaciones que debieron afrontar. El espectador ha de ser consciente de que el Holocausto llevó la maldad humana a extremos jamás conocidos. Por lo tanto, las reacciones de las mujeres judías ante tan violenta perversidad fueron muy amplias y diversas. Las reacciones aparecen ordenadas por temas. A veces se trata de respuestas individuales, y en otras ocasiones se pueden apreciar actitudes que involucran a colectivos de féminas. El papel de la mujer adulta La madurez llegaba rápidamente durante el Holocausto. Las jóvenes muchachas asumían roles de mujeres adultas. Muchos de los ancianos murieron en los guetos y los sobrevivientes fueron asesinados durante la liquidación de éstos. Por lo tanto, el énfasis en la exposición se pone sobre la mujer adulta: aquélla que por su edad podía tomar decisiones y que se sentía comprometida con el grupo que la rodeaba. Esas mujeres se debatían entre el compromiso hacia su familia -el esposo y los hijos- y la responsabilidad debida a los padres ancianos. En muchos casos, se hicieron cargo de otros grupos de necesitados. La mayoría de ellas se ocuparon de sí mismas sólo en casos extremos, actuando instintivamente y no acorde con sus respectivas personalidades. Una de las situaciones típicas en las fases iniciales de la guerra, especialmente en Europa oriental, era la captura de hombres para ser empleados en trabajos forzados o bien la huida de éstos hacia el Este. La fuga era consecuencia de la opinión generalizada según la cual la ocupación nazi era peligrosa para los hombres, pero que no afectaría a las mujeres y niños. En ambas situaciones y en otras que tuvieron lugar, muchas mujeres quedaron abandonadas a su suerte junto con los niños y los ancianos, y todos ellos pasaron a ser mayoría dentro de la población de los guetos. También en los casos en que los hombres permanecieron junto a sus familias, su impotencia al no poder seguir siendo los encargados del sustento, los conmocionó psicológicamente y su rol de jefes de familia se vio profundamente afectado. Consecuentemente, y pese a la difícil situación, las mujeres asumieron el rol de proveedoras de alimentos y de encargadas del mínimo y normal funcionamiento de la familia. Emmanuel Ringelblum, el historiador que compiló los documentos del gueto de Varsovia, escribió acerca de la mujer en su diario: '...el futuro historiador deberá dedicar una página singular a la mujer judía durante la guerra. Ella ocupará un lugar especial por su valentía y entereza. Gracias a ella, miles de familias lograron sobreponerse al horror de estos tiempos.' La identificación de las mujeres con los niños por parte del medio social, pero también por parte de las mujeres mismas, operó como fuerza motivadora, aunque muchas veces también las condujo a la muerte junto a sus niños. La mujer que sobrevivía al exterminio masivo pasaba a formar parte de la fuerza laboral esclava de los nazis e ingresaba al mundo de los campos de concentración. Allí, sobre todo en los campos exclusivos para mujeres, en los que la expectativa de vida no pasaba de tres meses, la mujer intentó restaurar su identidad psicológica, después de que fuera despojada de todos los componentes de su individualidad, de su familia y de la concepción de vida que componían su subjetividad anterior. En este contexto de adversidad, las mujeres procuraron sobrevivir relacionándose con otras mujeres, en lo que se denominaron 'familias alternativas', unidas por las ansias de vivir, pase lo que pase. En un lugar que las privó de todo raciocinio, las mujeres en el Holocausto aprendieron a ser sabias. Allí donde no tuvieron fuerzas, aportaron entereza. Y allí donde ni ellas y tampoco sus familias tuvieron derecho a vivir; las mujeres fueron a la muerte, dando significado a cada minuto adicional de vida. Son las voces de esas mujeres, lo que la exposición Manchas de luz pretende hacer oír, exhibiendo sus historias personales.
La exposición de contenido virtual se adentra en la experiencia y los ejemplos de distintas mujeres judías en los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Mostrar el lugar que las privó de todo raciocinio, las mujeres en el Holocausto aprendieron a ser sabias. Allí donde no tuvieron fuerzas, aportaron entereza. Y allí donde ni ellas y tampoco sus familias tuvieron derecho a vivir; las mujeres fueron a la muerte, dando significado a cada minuto adicional de vida. La mujer se erige en protagonista de una exposición que, a través de imágenes y textos, muestra la cotidianidad y dureza de aquella barbarie que conmovió al mundo. Son las voces de esas mujeres lo que pretendemos hacer oír, al exhibir sus historias personales. La muestra recoge los testimonios de diferentes mujeres que sufrieron en primera persona las consecuencias del Holocausto, a través de diecisiete proyecciones multimedia del Museo Yad Vashem y un vídeo artístico de la prestigiosa fotógrafa israelí Michal Rovner.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España