Las imágenes son intercambiables con ideas y símbolos, una fusión de percepción y significado. Cada una de ellas está sujeta a la naturaleza maleable de la memoria y el tiempo; Los objetos reales se convierten en experiencias sentidas con una reserva oculta de significado.
A medida que observamos el mundo y le damos sentido, vamos grabando nuestra experiencia, compuesta por un conjunto de datos de imágenes y símbolos. Estas curiosidades atraen nuestra atención y a menudo producen nuevos significados que se desarrollan con el tiempo.
Berry suele presentar obras nuevas que sirven de guía para el pensamiento. Las piezas son herramientas sencillas, vectores de significado. Te acompañan en la exploración de dicotomías universales de nacimiento y muerte, amor y soledad, ansiedad y asombro.
Habla nuestro lenguaje compartido de símbolos y recurre a nuestra memoria colectiva. Las pinturas se centran en la observación, y aprovechan el poder de la creencia para sobrellevar lo mundano...con lo sublime. Pero también advierte de lo contrario, del poder de la incredulidad para despojar al mundo de significado y conexión. La obra pide al público que construya su propio significado y formule sus propias preguntas. Encontrar las semillas de la posibilidad.
La obra de Berry enlaza con la convergencia inesperada, el caos y la complejidad de nuestro mundo. Donde las pinturas se convierten en una ofrenda de tiempo; tiempo en el que estimular la memoria y suscitar nuevas ideas.
Entrada actualizada el el 15 ene de 2024
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