Mamen Arruti, fiel a la pintura realizada los últimos años, muestra en la Salas Kutxa Boulevard un conjunto de paisajes de raigambre expresionista abstracta, en los que con fuerza y pasión contenida extiende sobre el tablex y el lienzo amplios brochazos de color y de suave textura.

Colores limpios y fuertes, azules, verdes, rosas y amarillos, combinados con acierto y precisión, crean un paisaje entre abierto y sumergido.

El agua, la tierra, el fuego y el viento son sus constantes básicas y primigenias, aunque dote a todas estas fuerzas y formas de contenidos más profundos y sentidos. De hecho el espectador las aprecia y penetra en ellas con cierta facilidad y premura.

Hay en toda su pintura como una facilidad para comunicar sentimientos, vivencias, de pasión y de calma profundos. Hay en toda ... su pintura como un conocimiento innato, vívido, que todo lo expresa y comunica.

Pero últimamente, además, su pintura se está abriendo también a nuevas propuestas, más complejas, más literarias en el fondo, en las que comienza a contarnos viejas historias de amor y de pasiones ocultas.

Comienzan a aparecer resortes y repertorios más explícitos, más reales y concretos, como llamas, ojos, partes del cuerpo, insertas en elementos arquitectónicos, creando un clima inquietante y poético al mismo tiempo, lo que refuerza y carga aún más su pintura de elementos significativos.