El sábado 8 de diciembre, el Centro de Arte Medinaceli DEARTE presenta las últimas creaciones de la artista Mª luz Dupont. Formada en Bellas Artes en Galicia primero y, más tarde, en Barcelona, donde perfeccionó su técnica y enriqueció su paleta con los colores del Mediterráneo. Iniciados los años 70, recala en Madrid donde compagina sus investigaciones pictóricas con sus estudios. Cuenta en su haber con más de 40 exposiciones realizadas en España y ha trabajado durante más de cuarenta años experimentando en la pintura, recibiendo numerosos Premios y Menciones tanto nacionales como internacionales. Investigadora nata, ha utilizado todo tipo de técnicas pictóricas a lo largo de su trayectoria profesional desde óleos y acrílicos aplicados a estilos figurativos, hasta las últimas tendencias como abstracción, impresión, estampación, matérico o experimentación con pigmentos naturales.

El devenir constante de la vida nos hace plantearnos qué es ... lo que debemos valorar como importante y, lo auténtico, nos dice la autora, lo encontramos en el disfrute del momento, del instante. La Vida es una gran oportunidad. Únicamente a través de lo que siente el ser humano en cada momento podemos saber quiénes somos. Es a partir de esta idea, que Mariluz Dupont logra plasmar toda una serie de sensaciones cromáticas surgidas desde la intensidad de cada segundo, llegando a trasmitir experiencias vitales que en ocasiones son sorprendentemente profundas.

Se trata de una pintura, emotiva, jovial, sincera y fresca, de origen bucólico-idílico, polifacética manifestación de un mundo exterior que se transforma con su brillante estilización poética en vaporosos sueños de forma y luminosidad cambiantes a través sus diversos cuadros, afirma el filosofo José Prado Vázquez quien destaca sus cielos siempre expresivos: grises y negros trágicos, rojos arrebolados, azules alegres o sombríos, cándidos plateados o verdes de esperanza. Y la misma variada gama de colorido se repite, reflejando siempre una contemplación sugerente y mistérica.

Ante sus creaciones no hay lugar para la indiferencia. Nos encontramos con una contradictoria fusión de opuestos: el apasionamiento sosegado y la serenidad patética de la pintora se manifiestan ante nuestra vista, nos involucran en su sentir y nos apasionan, concluye Prado Vázquez