«La pintura a la acuarela es un arte muy antiguo, milenario, a menudo mal llamado "arte menor". Dominar esta técnica requiere mucha constancia, mucha paciencia, romper más que dejar y aceptar su naturaleza impredecible sometida a los caprichos del agua, su principal elemento, difícil de sujetar de controlar pero que gracias a ella se obtienen resultados fluidos, diluidos que le dan a la acuarela ese aspecto limpio y fascinante. La viveza de sus colores, la transparencia, la luz que se obtiene gracias al soporte blanco del papel no tiene comparación con ninguna otra técnica. La acuarela te invita a trabajar constantemente, a intentar controlar la incertidumbre de un resultado final que nunca dejará de sorprenderte. Es por eso por lo que me apasiona pintar con ella. He tratado de reflejar esa luz y esos colores en la muestra que ofrezco de lugares que todos conocemos y paisajes cercanos que he recorrido muchas veces. Espero les guste.» (Rafael Ochando)