Descripción de la Exposición
La artista Estefanía Martín Sáenz nos envuelve en un singular relato ilustrado sobre la fugacidad de los días en “Lujo y luto”. Una exposición que versa sobre la visibilidad de la mujer, la belleza y el paso del tiempo. La componen una serie de dibujos, casi escultóricos, en los que se mezclan la tinta o el grafito con bordados y collages con encajes sobre grandes bastidores de tela estampada o sobre papel. La muestra marca la decimoquinta edición del programa Conexiones, puesto en marcha por Museo ABC y Fundación Banco Santander para contribuir al desarrollo y la difusión del dibujo contemporáneo. Podrá verse del 26 de junio al 16 de septiembre de 2018 en las salas del museo.
La poesía visual de la artista bilbaína Estefanía Martín Sáenz (Bilbao, 1982) protagoniza la XV edición del programa Conexiones. “Lujo y luto” es una exposición a modo de fábula; un cuento ilustrado que no entiende de soportes ni dogmas. Un relato convincente a la vez que inquietante en el que nada es para siempre, donde “la alegría de vivir, la sensualidad de los placeres o la concupiscencia de la carne no son sino la cara visible y terriblemente efímera de las sombras y el vacío”, señala el crítico de arte Óscar Alonso Molina, comisario de la muestra. Una idea que se agudiza desde el momento en que, al traspasar la puerta de la exposición, el visitante contempla una enorme composición de flor viva cortada que, en el interior de una vitrina y al tiempo que trascurre la exposición, se irá marchitando, secando y mutando a ojos del público.
Como punto de partida para realizar este trabajo inédito, la artista ha tomado como referencia dos piezas; una de la Colección Banco Santander y otra de la Colección ABC, con el fin de entablar un diálogo entre ambas y sirviendo de inspiración al conjunto expositivo. De la primera, la pieza elegida ha sido Bodegón de flores, una magnífica composición floral del siglo XVII del pintor barroco Juan de Arellano; y de la segunda, una portada realizada en 1924 por el artista Manuel Escudero para Blanco y Negro titulada Luciendo el mantón. El diálogo está servido a partir de la iconografía floral que ambas piezas comparten, donde la belleza, la elegancia y el refinamiento se nos muestran tras la intervención de Martín Sáenz como aspectos fugaces de la existencia.
Junto a la esplendorosa naturaleza muerta de las flores cortadas, el proyecto comprende dos grandes piezas de tela estampada sobre bastidor donde la artista dibuja a través de bordados y trazos en grafito o en tinta china. Esta singular forma de dibujar se repite en obras de menor tamaño sobre papel.
Completa el proyecto un gran telón semicircular que envuelve la pintura de Arellano. Esta gran cortina de 10 metros de longitud muestra en su cara exterior una tela estampada y en la interior un terciopelo plateado. En ambas caras está representado en forma de dibujos el característico universo de la artista.
Por último, encontramos una breve pieza audiovisual que concentra, mediante la técnica de animación, todo un emblema del declive de la hermosura y el sigiloso triunfo de la muerte.
Al igual que no hay límites formales en las piezas de Martín Sáenz, tampoco su universo creativo está acotado por una única expresión artística. Así, algunos de sus cuadros van acompañados de oscuros y perturbadores microrrelatos que condensan la enorme densidad emocional, psicológica y narrativa que desprenden sus escenas. “Cuentos breves e incisivos, donde personajes arquetípicos —como la bruja o la maga, la vampira, la loca, la hermana o la madre— son protagonistas en un universo al que sirven de soporte papeles pintados, textiles, encajes o visillos”, apostilla el comisario.
UNA MIRADA FEMINISTA
No es casualidad que “Lujo y luto” esté salpicada de elementos femeninos. Si existe un nexo común en la obra de Martín Sáenz es su compromiso constante con la visibilidad de la mujer. Esta preocupación llevó a la vizcaína en el pasado a sumergirse en una profunda investigación sobre las tradiciones paganas y precristianas. La falta de protagonismo femenino en estas, la condujo a mostrar personajes mitológicos paganos femeninos en posiciones activas, oponiéndose al tipo de representación pasiva que les otorga la Historia del Arte.
“Intento que mi obra sea feminista, que hable de mujeres fuertes que nos hicieron creer que eran débiles, de brujas que no son más que mujeres con poder y ‘demasiado’ preparadas, de escritoras a las que tacharon de frívolas porque no sabían que sus palabras eran igual de poderosas que una tormenta. Me interesa dar voz a quienes no la tienen”, explica la artista.
El grueso de su obra está protagonizado, casi en exclusividad, por mujeres de todo tipo, edad y condición, así como por constantes alusiones a su mundo, su cuerpo, las posturas y los papeles sociales que desempeñan. Y es que la identidad femenina y su constelación de obsesiones, miedos, neurosis, factores biológicos, sociales y culturales, constituyen un continuo campo de investigación para ella, quien se sitúa en la larga estela de mujeres artistas que han operado en este terreno durante el periodo moderno.
“La fascinación y la ironía sirven a la artista para abordar el tema de la feminidad. La perversidad del manejo de sus fuentes es suficiente como para permitirnos ponerla a la zaga de mitos de la talla de Carroll, Shelley, L’Isle Adam y Nabokov, con sus Alicia, Frankenstein, Andreida y Lolita, respectivamente; de esas mujeres-niñas de Pat Andrea y Balthus que titubean siempre entre sufrir o infligir dolor; de las truculencias eróticas protagonizadas por las damas de Pierre Klossowski, al borde de lo diabólico; o, por último, de toda esa familia dispersa que forman nombres como Henry Darger, Marcel Dzama, Amy Cutler o Marina Núñez, para quienes lo moral supone una dimensión desligada de la norma”, explica el comisario Óscar Alonso Molina.
Es curioso que cuanto más transparente es el mundo de Estefanía Martín Sáenz más profundo resulta su significado. Los cuerpos de sus mujeres, tan refinados como equívocos, se deshacen hasta el punto de ser solamente filamentos, líneas sueltas alrededor de unos pliegues y ropajes, también ellos abiertos y deshilachados.
PARADOJAS, PUBLICIDAD Y ALTA COSTURA
El ecléctico entramado de técnicas y soportes de los que Martín Sáenz hace uso a la hora de realizar sus dibujos es una cuestión que le llega de familia. De madre costurera y con una hermana diseñadora de alta costura, Martín Sáez aprendió en casa los rudimentos del oficio, así como el amor por las telas y los tejidos, que desde sus comienzos funcionan como base de sus delicados dibujos, ya sea a modo de collages, mediante el uso de patchworks y bordados u otros experimentos.
La publicidad es otro gran referente en la obra de esta bilbaína, que en el pasado desarrolló su carrera como escaparatista. Las imágenes estereotipadas del mundo de la moda le sirven como punto de partida para desviarlas luego de su interpretación convencional y dotarlas de significados que en ocasiones conducen a sentimientos como la repugnancia, el miedo o el rechazo.
“En sus piezas se respira la fragilidad de lo formal en contradicción con el lenguaje oculto que podemos exprimir de ellas. Es interesante ver cómo las obras de Estefanía, que de un primer vistazo pueden parecer puramente estéticas, desvelan un entramado psicológico profundo y reflexivo”, explica la crítica de arte y periodista Noemí Méndez.
SOBRE LA ARTISTA
Estefanía Martín Sáenz (Bilbao, 1982) es una de las jóvenes artistas españolas con mayor proyección internacional. Por ejemplo, recientemente ha sido galardonada con el I Premio de Arte Emergente Fundación Millennium BCP de Portugal (2018) por un tríptico titulado Mala hierba.
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, desde 2004 desarrolla una práctica artística centrada en el dibujo y en la investigación del material textil como soporte. Su trabajo ha podido verse en ferias como JustMad, Artesantander, Miradas de Mujer o Drawing Room, así como en exposiciones individuales y colectivas en galerías como Liebre, Gema Llamazares o Tercer Espacio.
Su obra ha sido galardonada en numerosas ocasiones, obteniendo, entre otros, el Premio XIX Circuitos de Arte Joven de Madrid (2008) o el Primer Premio de Dibujo DKV-MAKMA (2015) por “Las Ausentes”, un trabajo centrado en los personajes secundarios de los cuentos clásicos. Actualmente reside en Getafe (Madrid) junto con su gato Chanel.
EL PROGRAMA CONEXIONES
Fundación Banco Santander colabora con el Museo ABC en el programa Conexiones consolidando su línea de actividad dedicada a la creación y producción de obra artística para contribuir al desarrollo del arte contemporáneo. El programa está comisariado por el crítico Óscar Alonso Molina, y tiene como protagonistas a artistas que mantienen estrechos vínculos con el dibujo. Hasta la fecha han participado en el programa: Santiago Morilla, “Ornamento y detonación” (2011); Juan Carlos Bracho, “Un mensaje para Anabel” (2011); The Children Pox, “El misterio del perro de Sol” (2012); Nati Bermejo, “La tormenta” (2012); Jesús Zurita, “Ida y trasiego” (2013); Amparo Sard, “La otra” (2013); Juan López, “Ruinas graves” (2014); José Luis Serzo, “Ensayos para una gran obra” (2014); Simon Zabell, “Dibujo y traducción” (2015); Elena Alonso, “El espacio alrededor” (2015), Marina Vargas, “Las líneas del destino” (2016); Abigail Lazkoz, “Parajes incultos” (2016); Manuel Antonio Domínguez, “La relación estable” (2017), y Chema López, “La ilusión y el miedo” (2017).
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