Descripción de la Exposición
Esta exposición forma parte de la sección oficial del Festival PhotoESPAÑA.
Louis Stettner (Nueva York, 1922-París, 2016) se formó en la escuela neoyorquina de la Photo League, donde aprendió con Sid Grossman y coincidió con Weegee, quien llegaría a ser un gran amigo suyo. En París conoció a Brassaï, que se convirtió en su mentor. Sin embargo, a pesar de estar plenamente inmerso en el debate de la fotografía histórica durante buena parte del siglo pasado, su obra no fue reconocida como merecía en su momento, quizá por no estar adscrita a un estilo determinado. La exposición que hoy presenta Fundación MAPFRE trata de paliar este desconocimiento recorriendo en ciento ochenta fotografías -la mayor parte de ellas recientemente incorporadas a las colecciones de Fundación MAPFRE- toda su trayectoria, acercando así a Stettner al gran público, al tiempo que celebra su fotografía, que tan bien supo capturar la poesía de la vida cotidiana.
DESTACADO
- A caballo entre Nueva York y París, sin vincularse nunca a una de las dos ciudades en detrimento de la otra, permaneció enraizado en dos mundos en una época en la que la mayoría de los fotógrafos se relacionaban solo con uno de ellos. En este sentido, su trabajo contiene elementos tanto de la estética de la fotografía callejera neoyorquina como del humanismo de tradición francesa.
- Su obra incluye multitud de temas diferentes, desde entornos urbanos casi vacíos hasta bulliciosas escenas del metro de Nueva York, la rutina de trabajadores y obreros durante sus jornadas laborales o los paisajes montañosos de los Alpilles, Francia, ya en su última época.
- Se nutrió de múltiples canales de inspiración a la hora de desarrollar su trabajo, fuentes tanto artísticas como literarias (Platón, Karl Max y Walt Whitman, fundamentalmente). Esto, unido a su interés por la filosofía y las cuestiones políticas y sociales de la época que le tocó vivir, y que sin duda volcó en su trabajo, hacen del autor un artista genial y único.
NOTA BIOGRÁFICA
A Louis Stettner (Nueva York, 1922-París, 2016) le regalaron su primera cámara de fotos a los trece años. Poco después comenzó a visitar asiduamente el Metropolitan Museum of Art, donde tuvo la oportunidad de conocer la revista Camera Work. A través de sus páginas se familiarizó con la obra de fotógrafos como Alfred Stieglitz, Clarence H. White o Paul Strand, que le causaron una profunda impresión. Al poco tiempo se introdujo en el círculo de Stieglitz y gracias a la Photo League conoció el trabajo de Weegee, Sid Grossman, Edward Weston y Lewis Hine.
Con dieciocho años se enroló en el Ejército como fotógrafo de guerra en el Pacífico, y a su vuelta a Nueva York continuó trabajando en la Photo League. En 1947 viajó a París, donde residió los siguientes cinco años y se encargó de realizar la primera retrospectiva de fotografía francesa en Nueva York, en la galería de la Photo League, celebrada en 1948. Durante este proceso conoció a Brassaï, a quien consideró su maestro y con quien entabló una relación que perduró a lo largo de los años.
En la década de 1950, Stettner regresó a Nueva York, donde comenzó a trabajar para distintas revistas, como Life, Time, Fortune o Paris-Match, y a escribir sobre fotografía, algo que a partir de entonces hizo de forma periódica. A finales de los años 1960 empezó a impartir clases en el Brooklyn College, dependiente de la Long Island University. Su compromiso político, que mantuvo activo durante toda su vida, le llevó a manifestarse contra la guerra de Vietnam y, en una época en la que pocos lo hacían, pasó cinco semanas tomando fotos en la Unión Soviética.
A principios de 1980, dejó de enseñar y escribir y se dedicó a investigar sobre su propio trabajo. En 1990 volvió a Francia y comenzó a pintar y esculpir. En 2001 fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno de Francia y en este periodo inició una de sus series en color, «Manhattan Pastoral», que realizó durante sus veraneos en la ciudad de Nueva York, así como un proyecto con una cámara de gran formato en el macizo de los Alpilles, en la Provenza francesa. El artista murió en París el 13 de octubre de 2016 tras el cierre de su exposición Ici ailleurs, en el Centro Pompidou.
CLAVES DE LA EXPOSICIÓN
Photo League
La Photo League (1936-1951) fue un colectivo neoyorquino de fotógrafos —heredero de la Asociación de fotógrafos de trabajadores alemanes— que se reunía periódicamente para debatir las conexiones entre fotografía y política, sin llegar nunca a adoptar una postura programática pero teóricamente de izquierdas, y promover la fotografía como denuncia social. En ella Stettner conoció a fotógrafos como Sid Grossman y Weegee, y con tan solo veintidós años fue contratado como el profesor más joven de la asociación.
Fotógrafo escritor
En las décadas de 1950 y 1960 existía cierta desconfianza hacia los fotógrafos que escribían, quizá porque parecía que estaban ubicados en un lugar a medio camino entre ambas disciplinas. Stettner se dedicó siempre a la escritura a la par que la fotografía, y escribió no solo sobre sí mismo, sino también sobre muchos de sus colegas y amigos artistas, tanto sobre los que le gustaban como los que no. Sus textos eran un poco como sus fotografías: abruptos, espontáneos e impetuosos. En la década de 1970, comenzó a publicar una columna mensual en la revista Camera 35, dependiente de la Photo League, titulada primero «Speaking Out» [Hablando claro] y después «A Humanist View» [Una visión humanista]. Aunque escribió con profusión, no fue hasta 1979, ya de forma algo tardía, cuando publicó una de sus series en el libro Sur le tas, que recoge imágenes de hombres y mujeres trabajando.
Walt Whitman
Una de las figuras que más influyeron en la obra de Stettner fue Walt Whitman, con quien compartió la creencia de que era posible encontrar la belleza del mundo en las cosas cotidianas y comunes. Hojas de hierba se convirtió casi en su biblia, y llevaba un ejemplar con él a todas partes. En palabras del propio Stettner: «La fe de Whitman en sus semejantes, su comprensión del ciclo completo de la vida y la muerte y su cosmovisión me han resultado contagiosas. [...] celebra a los hombres y mujeres y no tiene miedo, que es quizá una de las razones por las que nunca he dejado de fotografiar en las calles, dondequiera que haya seres humanos».
Trabajadores y obreros
El compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos, llevó a Stettner a fotografiar con frecuencia a trabajadores y obreros con el ánimo de presentarlos como individuos auténticos y dignos, al margen de lo precarias que fueran sus condiciones laborales. En sus propias palabras: «En medio del ruido, la suciedad, los humos y el riesgo de accidentes, me parecían personas muy sensibles, de una humanidad innata y con una maravillosa capacidad de organización y de percepción de la realidad inmediata. Siempre me hicieron sentir bienvenido y cómodo [...] mi estancia en las fábricas fue una de las experiencias más significativas de mi vida». Los trabajadores de Stettner parecen fuertes y orgullosos, a menudo están absortos en sus pensamientos y dominan la imagen en la que aparecen; trascienden su entorno laboral y se muestran como individuos autónomos que se niegan a dejarse abatir por el trabajo duro.
LA EXPOSICIÓN
Esta exposición constituye la mayor retrospectiva que se ha realizado hasta la fecha del fotógrafo estadounidense Louis Stettner (1922-2016), y es, además, la primera vez que su obra se presenta en España. Organizada de forma cronológica, está conformada por más de ciento ochenta fotografías que recorren toda su trayectoria, e incluye algunas imágenes inéditas, así como parte de su obra en color, casi desconocida hasta ahora. Buena parte de las obras que se presentan pertenecen las Colecciones Fundación MAPFRE.
La experiencia de Stettner como fotógrafo en la Segunda Guerra Mundial condicionó intensamente su concepción de la vida, tan presente en toda su fotografía: una firme confianza en el ser humano. Influido también por sus lecturas literarias y filosóficas (Platón, Karl Marx y Walt Whitman, fundamentalmente) y por su relación, a través de la Photo League, con fotógrafos como Sid Grossman o Weegee, que le transmitieron la importancia de la fotografía como instrumento de cambio social, la obra de Stettner nos ofrece, en definitiva, una vibrante celebración de la vida, de la valentía del hombre para afrontar con plenitud las adversidades y las bondades de la existencia.
Con esta visión general como hilo conductor, la obra de este autor abarca multitud de temas, desde entornos urbanos casi vacíos hasta bulliciosas escenas del metro de Nueva York, la rutina de trabajadores y obreros durante su jornada laboral o los paisajes montañosos del macizo francés de los Alpilles, ya en su última época. A lo largo de su trayectoria, Stettner volvió con frecuencia sobre muchos de ellos, en especial sobre los relacionados con su compromiso social y su preocupación por los menos favorecidos.
EL NUEVA YORK DE LOS PRIMEROS AÑOS, 1936-1946, Y EL PARÍS DE POSGUERRA, 1947-1952
Louis Stettner comenzó a fotografiar cuando era adolescente. Algunas de sus primeras fotografías muestran a individuos charlando o comprando en una cafetería en las calles de Nueva York. En 1946, al finalizar la guerra, realizó una serie sobre el metro en la que fotografió a personas en su rutina cotidiana, yendo o volviendo del trabajo tras la jornada. Con una cámara Rolleiflex, el artista fingía estar ajustándola cuando en realidad tomaba fotografías.
En julio de 1947, se trasladó a París con la intención de estudiar un curso de cine durante unas semanas, pero la estancia se prolongó cinco años. La obra de este periodo está marcada por imágenes tomadas frecuentemente de madrugada, de una capital vacía que trata de liberarse de la reciente ocupación nazi. Estas fotografías, hechas con una cámara de gran formato, transmiten una melancolía muy alejada del París bullicioso que por aquel entonces ofrecían fotógrafos como Robert Doisneau, por citar un ejemplo. Durante esta época, Stettner se relacionó con Brassaï, con quien entablaría una gran amistad, y quedó impactado por la obra de Henri Cartier-Bresson. Sobre ambos escribió en la revista Camera 35, donde tenía una columna mensual que le servía para expresar sus ideas sobre los principales problemas sociales, políticos y artísticos del momento, así como para establecer un vínculo entre la escena cultural europea y la norteamericana.
POR TIERRA O POR MAR: ESPAÑA, EUROPA Y ESTADOS UNIDOS, 1949-1969
Junto a la fotografía urbana, Stettner se sintió con frecuencia atraído por los entornos naturales y las personas que los habitaban. En sus viajes por Europa, retrató a familias descansando en la playa, a niños jugando en las plazas o a individuos caminando por las calles soleadas de Málaga y Torremolinos. Además, en 1956, acompañó durante dos días a Pepe y Tony, pescadores ibicencos en su jornada de trabajo. Las imágenes presentan encuadres que fragmentan los cuerpos de los pescadores, acentuando la sensación de cercanía del fotógrafo con los retratados en la pequeña embarcación. Los individuos están concentrados en un solo gesto o acción, lo que como resultado ofrece una celebración de su fuerza y vitalidad. Cuando el artista capta este tipo de actividades, siempre destaca su dignidad humana, ayudado por el recorte del encuadre; también cuando representa a trabajadores labrando la tierra o cuando lo hace en el medio urbano. El apego de Stettner hacia los obreros y su deseo de presentarlos como individuos auténticos impregnan sus fotografías y surgieron de su experiencia de observar a las personas en el trabajo, al margen de lo precarias que fueran sus condiciones laborales.
EL NUEVA YORK DE POSGUERRA, 1952-1969
En la década de 1950, Stettner volvió a Nueva York desde París y realizó fotografías de la ciudad y otras zonas del estado. En su serie sobre Penn Station (1958), retrató a los pasajeros de los trenes, pero esta vez desde el exterior de los vagones, a diferencia de la serie del metro de 1946, en que lo hacía desde el interior. El autor captura momentos privados y tranquilos de recogimiento y soledad en el entorno público de la estación y los vagones de tren. En estas imágenes muestra su capacidad para centrarse en los individuos y reflejar su personalidad y sus emociones. Stettner puso mucho empeño, tal y como él mismo escribió, en «revelar lo que no se ve fácilmente, captar lo más significativo, enriquecer nuestra percepción de la vida» a través de sus fotografías. De ahí su afán, quizá, por retratar personajes realizando distintas tareas, pero en soledad, dentro del entorno urbano: un hombre apoyado en una farola que parece mirar al objetivo de la cámara, una niña corriendo por una acera o un hombre paseando en soledad en la penumbra del anochecer. Para llevar a cabo la serie «Nancy, la generación Beat», el artista siguió durante cinco días a Nancy, una beatnik de Greenwich Village, que representaba una fuente de energía nueva que suponía todo un cambio cultural en el Nueva York de finales de 1950.
LA DÉCADA DE 1970
De tendencia marxista y comprometido con el proletariado desde muy joven, en la década de 1970 Stettner intensificó su activismo político. Se opuso a la guerra de Vietnam y apoyó el movimiento de los Panteras Negras. Durante estos años visitó varias fábricas en distintos lugares del mundo — Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la Unión Soviética— para fotografiar a sus trabajadores. Son imágenes en las que de nuevo celebra la humanidad y dignifica a estos individuos que normalmente pasarían inadvertidos. Tampoco pretende glorificarlos y no se centra en la máquina que los acompaña. Utiliza la cámara de tal modo que recorta a cada personaje para extraerlo de su entorno industrial, de la misma manera que en las fotografías de las manifestaciones en protesta de la guerra, pero siempre deja claro el contexto en el que se mueve cada uno de ellos.
Stettner se sentía profundamente atraído por la belleza del paisaje urbano y la fuerza vital de sus habitantes. Así lo demuestra con sus fotografías de ciudadanos comunes; parejas que charlan mientras esperan el metro, mujeres que toman el sol en lo que debe ser una suerte de explanada mientras los coches pasan por debajo de ellas o una madre y su hijo en un autobús de camino a alguna parte.
DE LOS AÑOS 80 AL NUEVO MILENIO
Una de las peculiaridades de Stettner es la influencia que la literatura ejerció sobre él y sobre su obra, en especial Hojas de Hierba, de Walt Whitman, que leía desde los doce años. Compartía con el literato su humanismo, así como la creencia de que es posible encontrar la belleza en lo cotidiano y lo común. A pesar de vivir en París gran parte de su vida, el artista era devoto de su ciudad natal, Nueva York, donde volvía periódicamente. Uno de los barrios que más le atraían era el Bowery, por donde caminaba frecuentemente y en donde comenzó a retratar a las personas sin hogar en la década de 1980. Muchas de sus fotografías de esta época y las que realiza durante los años 1990, no solo las tomadas en Nueva York, sino también en París, se caracterizan compositivamente por los reflejos, las sombras y los encuadres descentrados mientras el artista busca celebrar la vida de la ciudad en todos sus aspectos. La obra de Stettner puede entenderse tanto en términos poéticos como fotográficos, una oda a la humanidad que refleja la profunda empatía y generosidad del autor.
EL COLOR DE NUEVA YORK: LA DÉCADA DE 2000
En la década de 1990, a la vez que continuaba con su trabajo en blanco y negro, Stettner comenzó a experimentar con la fotografía en color tanto en Nueva York como en París, donde se estableció definitivamente hasta su fallecimiento. Su uso del color capta la sobrecarga sensorial de las escenas, y la sensación de caos es evocada mediante el uso frecuente de una composición descentrada. En muchos aspectos, Stettner recuperó las mismas estrategias compositivas que ya había utilizado en series anteriores. Fotografió a trabajadores y gente corriente, y sus personajes solitarios, en particular, evocan la soledad y la alienación de la vida en la ciudad.
LOS ALPILLES, FRANCIA, 2013-2016
Uno de los últimos proyectos de Stettner fue el de fotografiar, de nuevo, un espacio natural. Para esta labor viajó, entre 2013 y 2016, un total de trece veces a los Alpilles, en la Provenza francesa, con una cámara de gran formato. Para el artista se trataba de «un lugar mágico», singularmente fotogénico por su combinación de luces y sombras. Como él mismo declaró, no hay «ningún otro lugar donde la naturaleza exprese mejor su imaginación». De entre todos los demás escenarios naturales que fotografió, solo en las imágenes de los Alpilles consiguió lo que denominó la «humanización del paisaje». Estas fotografías representan de forma ejemplar la fuerza de los árboles que se retuercen y contorsionan para resistir el viento, así como los espacios íntimos dentro del bosque. A los noventa años, cuando ya no era capaz de recorrer la ciudad con su cámara, Stettner viajaba con su familia a estas montañas durante el verano y captaba el mundo natural en toda su belleza y esplendor, cualidades que reflejan su estado de ánimo y sus reflexiones filosóficas al final de su vida.
CATÁLOGO
La publicación que acompaña la exposición ofrece imágenes de todas las obras expuestas. Además, cuenta con textos de la comisaria de la exposición, Sally Martin Katz, conservadora de fotografía en los Fine Arts Museums of San Francisco (de Young y Legion of Honor)., de David Campany, escritor, comisario y profesor, así como de los profesores y escritores Karl Orend y James Iffland. El catálogo se completa con una selección de artículos del propio Louis Stettner que fueron publicados en la revista estadounidense Camera 35.
CONFERENCIA
Coincidiendo con la presentación de la exposición Louis Stettner, KBr Fundación MAPFRE presenta una conversación entre Sally Martin Katz (comisaria de la exposición) y Janet Stettner (viuda del artista). Este diálogo tendrá lugar en el auditorio de KBr el día 5 de junio, a las 19.00 h., y nos permitirá conocer más a fondo el trabajo del fotógrafo.
“Louis Stettner” (Sally Martin Katz y Janet Stettner).
Sede: KBr Fundación MAPFRE (Barcelona).
Formato: presencial y online.
Fecha: 5 de junio.
Hora: 19:00 h.
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