Descripción de la Exposición
La galería Herrero de Tejada inaugura Los dos pies del ciempiés, la primera exposición individual de José Dean (Cáceres, 1996) en sus salas.
La serie de obras que se muestran en Los dos pies del ciempiés tienen en común el interés en las experiencias vitales como impulso transformador del proceso creativo. Son obras no tratan de poseer un significado especifico, ni de construir una narrativa; simplemente llevarnos a un lugar y dejarnos atravesar por él.
Cuando Dean se enfrenta al cuadro en blanco no hay idea previa antes de empezar, sino el mero juego con la pintura y la proliferación del lenguaje pictórico. Sin embargo, en ese proceso, el espacio del cuadro aparece como lugar abierto a las interrupciones singulares y cotidianas que pueden surgir en cualquier momento. Un perro ladrando, una canción que suena de fondo o un recuerdo que llega de forma inesperada. Todo ello participa en la pintura y acaba formando parte de ella; lo que sucede sin pensarlo, lo que llega, la revelación de algo que estaba a la espera de ser descubierto. Aquí la pintura es lo que se ve, pero también todo lo que puede influir en ella.
Las imágenes que encontramos en sus obras, responden a lo más emocional de su pintura, son figuras que nos reemiten a lo infantil y elemental, pero con un resquicio de ironía que hace que en ocasiones rocen lo perverso. En esta continua tensión entre la búsqueda del lenguaje formal de la pintura y la indagación en el terreno emocional, las fronteras entre lo figuración y la abstracción se diluyen y las imágenes acaban siendo seducidas por el propio juego de la pintura y la materialización de su lenguaje.
Un camello al que no se le termina de ver el hocico, dos patas de un ciempiés, dos piernas jugando con una naranja. No vemos el resto, pero sabemos que está ahí. Lo que no se pinta, también se encuentra en algún lugar, que se intuye o se imagina. Por un lado, sus obras, nos dan una visión caótica y fragmentaria de las experiencias que residen en su memoria, pero a la vez, estos fragmentos constituyen una visión de conjunto que termina por completarse con nuestra mirada y que nos habla de nuestro paso por el mundo y nuestra dimensión como seres humanos.