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Quisiera presentar la exhibición de mis trabajos como el resultado de una obsesión por expresar mis emociones y recibir complicidad del que las observa.

Mis creaciones se elaboran mediante un proceso que intenta combinar la libertad total y una inducida necesidad de control absoluto, intentando equilibrar la observación, 'o input externos' con el libre juego de la imaginación, que destila mentiras que justifican mi verdad y con éstas contar nuevas mentiras.

En la presente exposición me planteo una reflexión sobre la utopía o la racionalidad del pensamiento utópico. Esto puede considerarse un pensamiento contradictorio, pues la utopía no es más que un sueño.

La razón está en la utopía y en la negación de lo existente, gracias a que, lejos de ser un producto caprichoso, el sueño de una vida mejor se eleva desde una realidad escindida hacia lo nuevo, como realidad superior. Por ello 'la razón no puede florecer sin esperanza, ni la esperanza puede hablar sin razón'

Con la exposición, pretendo llamar la atención sobre la resolución de entre cualquier otro, el siguiente supuesto.

¿Utopía es un horizonte inalcanzable?

¿Es el caldero de oro tras el arco iris?

¿Es el camino a ese horizonte la condición necesaria para ser humano?