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Carmen Gutiérrez nos 'sorprende' en cada exposición que celebra, pero todas las sorpresas son efecto del ... trabajo y del estudio que siempre en un pintor justifican su evolución.

En este caso, ahora, nos presenta cuadros con collage, que le da a las obras una nueva dimensión.

Se trata de figuras y retratos con mucha fuerza y vigor, hombres y mujeres africanos de una etnia muy concreta: Omo, que en su vida cotidiana y habitual se adornan con muchos abalorios y objetos; maquillan sus cuerpos y sus caras con pigmentos naturales.

Carmen Gutiérrez Díez pinta convencionalmente sobre la superficie del soporte los cuerpos, las caras, los objetos (que son los menos) y, en otros casos, trabaja sobre lija dibujando el personaje.

Esta pintora maneja la materia perfectamente, así como el dibujo y el color. Consigue dar relieve escultural a lo que pinta y es de señalar la fuerza y viveza que pone, sobre todo, en los ojos de las figuras.

En los cuadros incorpora ese collage utilizando, entre otros materiales, hojas y ramas desecadas. Marca una calidad, repito, casi escultural. Recuerda los comienzos del 'pop art' con Rauschenberg a la cabeza.

Al comienzo de mi texto, he hablado de evolución no de rompimiento. Hay una continuación en cuanto a calidades características en ella: dominio material y de oficio que parten, desde siempre, en su obra anterior.

Tras mis comentarios anteriores y descripción de lo que vemos, quiero añadir que todos los cuadros transmiten muchas y diversas impresiones y los personajes son un derroche de comunicación.