Descripción de la Exposición
Lo único constante es el cambio
Solo show Rafael Jimenez
El alimento de la Historia.
Tiempo y memoria.
Es curioso que en este momento social, en el que el consumo de imágenes es abrumador, todavía el arte tiene una enorme capacidad de despertar nuestra memoria colectiva. La memoria es un recurso muy valioso y necesario para construir la identidad, tanto propia como colectiva, por tanto es importante que en la práctica artística indague en los procesos de construcción de la memoria, analizando la forma en que se sacraliza el recuerdo y se establece el olvido o bien revisando la noción de identidad en sus diferentes aspectos.
«Lo único constante es el cambio» así ha titulado Rafael Jiménez esta exposición, aunque se supone que la pintura es inmutable, que las artes pláticas en general no cambian, que permanecen en el tiempo... Sin embargo, la imagen que tenemos de esa pintura o como la recordamos cambia, la memoria no es inmóvil, los recuerdos se reinterpretan, incluso se olvidan. Precisamente ese es el juego que nos propone Jiménez, una construcción y/o reconstrucción de sus pinturas, piezas distorsionanadas, imágenes que dan lugar a otras nuevas... Lo mismo que sucede con los recuerdos que se retuercen en la memoria y en definitiva, mutan. Del mismo modo que cuando te cuentan una historia y la transmites nuevamente, inevitablemente cambia, pasa por el sesgo particular y se adorna de vivencias propias, cada cuadro de Rafael Jiménez apela a la interpretación personal, él aporta una base sobre la que el espectador construye.
Jiménez pinta con los dedos, con plastilina principalmente, aunque también usa el spray y carboncillo, como si un juego de niños se tratase aplica el material sobre el papel directamente con los dedos, pinta y moldea a la par. En sus obras el tacto y el olor están presentes abriendo la puerta a las transiciones entre pasado y presente.
La elección de los materiales, el uso de la distorsión y el difuminado junto con la elección de los motivos forman parte de un todo. La práctica artística de Jimenez está perfectamente pensada e hilada desde la idea primitiva hasta el fin último de la misma, funciona como un pleonasmo literario, reforzando el concepto y haciéndolo visible. Como base toma imágenes icónicas del relato histórico artístico y las reinterpreta en contraposición con retratos de su entorno familiar. Iguala la Sagrada familia de Ribera con una fotografía de su niñez, ambas estampas encarnan intimidad y cercanía, representa así una iconografía de lo conocido, de lo propio y de lo apropiado. Sobre este imaginario construye un discurso en el que los protagonistas son el TIEMPO como fuerza que lo engulle todo, como poder transformador y la MEMORIA como filtro que selecciona lo que y como permanece y lo que se olvida.
Laura Darriba Rodríguez
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España